Un Verano en Caliyork: sesualidad de parte de Junior Zamora

La escena musical colombiana, en los últimos años, ha encontrado en el caleño Junior Zamora a un artista íntegro, con un brillo intrínseco que emana de su ser. Desde su apariencia única —cargada de estilo y color, en coherencia con su obra musical— hasta una voz pulcra y desbordante de talento, el artista continúa dejando fluir toda su creatividad.

Lo conocimos en Joyas del Barrio, ahora suena en Un Verano en Caliyork y, seguramente, en el futuro nos seguirá sorprendiendo con sus propuestas artísticas. 

Un Verano en Caliyork, ¿de dónde nace este concepto y por qué decidiste ponerle ese título al EP?

Para ubicar Un Verano en Caliyork, primero hay que ubicar Joyas del Barrio, con todo su caos, su locura, su barrio y a Jay como personaje. Ahí surgió la pregunta: ¿qué otro lugar puedo crear en el que Jay pueda ser y existir, pero que sea más íntimo? De ahí nació la “Jay House”, donde ese niño del barrio ahora habita nuevos espacios; un niño al que la gente admira y quiere mucho —algo que me parece re lindo—.

A partir de esa “Jay House” empezó a surgir todo: ¿qué se dice ahí?, ¿cómo se ve el personaje y la casa?, ¿qué hace Jay?, ¿qué baila? Ese es el universo en el que se creó este EP.

Yo quería que se sintiera como un lugar caluroso —por eso verano— y, al inicio, me imaginaba algo muy bailable y con muchas personas apretadas. Pero eso es lo lindo de contar con toda una pandilla creativa, que te ayuda a encaminar tus ideas hacia nuevos horizontes. De ahí surgió una “Jay House” minimalista, futurista, vibrante, naranja, cálida, con muebles que fluyeran con el ambiente.

El título surge porque en Cali siempre estamos en verano, y al verano no hay que afanarlo, al igual que este EP. Y “Caliyork” nace de eso tan común de agregarle el “York” a nuestras ciudades o como a Barranquilla le dicen “Quillami” uniendola con Miami. 

‘Cafecito’ la trabajaste junto a Jossman. ¿Por qué quisiste que él produjera esa canción?

Fíjate que a raíz de ‘Cafecito’ armamos el EP sonoramente. Cuando estábamos haciendo Joyas del Barrio hicimos un campamento donde nació esta canción, que se quedó por fuera de ese primer disco. Luego, pensando en este nuevo proyecto, retomamos esa canción, que tenía mucho por explorar.

Yo admiro mucho a Jossman; siento que tiene muy claro el sonido del afrobeats, es un artista que lo tiene todo muy bien definido.

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¿Cómo evolucionó tu sonido desde Joyas del Barrio hasta Un Verano en Caliyork?

No ha pasado mucho tiempo. Siento que en esta nueva producción el sonido es un poco más liviano y fluido. En Joyas del Barrio todo era más caos, mientras que Un Verano en Caliyork es más sensualidad y coqueteo; es un poco más bailable y “playlistable”. Por eso la frase que digo: “pa’ que lo agregues a tu playlist”, porque estas nuevas canciones están pensadas para guardarlas, rotarlas y dedicarlas. El sonido de este EP fluye y va encontrando nuevos lugares.

Las notas de voz vienen jugando un papel importante en tus proyectos. ¿Por qué te gusta incluirlas?

Sí, y se vienen muchas más. Cuando pienso en un proyecto y en sus canciones, me fascina que se entienda perfectamente la historia y su mensaje; que el proyecto se perciba como un todo y no como canciones sueltas, como una verdadera película sonora. Las notas de voz son recursos que ayudan a potenciar esa película que se está escuchando.

Además, muestran una parte mucho más personal de lo que soy. En el disco que viene el próximo año, seguramente escucharán muchas más.

En todos tus trabajos y cada vez que uno te ve, irradias mucha seguridad. ¿Alguna vez te has sentido inseguro con lo que haces?

Como a los 8 u 11 años. Las frustraciones son producto de las inseguridades, pero en ese momento estaban más ligadas a las imposibilidades que a lo que hacía. Era el miedo a no poder seguir en lo que quería o a no llegar a vivir de esto.

Recuerdo decirle a mi mamá que sentía mucha frustración al ver que a otras personas les funcionaba todo más rápido, mientras yo tenía que trabajar durísimo para poder pisar una tarima y grabar. En Cali, los pelados desde esa edad ya están completamente metidos en la música. Mi mamá me dijo: “Hijo, si usted cree que no puede hacerlo, entonces no lo haga. Quítese de ahí”. Esa fue una lección gigante que me dio doña Norys, mi mamá.

“Uno crea desde el amor, el cuidado y la valentía”.

Al final, nadie nos regala nada y toca trabajar duro. Al día siguiente de esa conversación, me sequé las lágrimas, seguí adelante y mira dónde estamos.

Dentro de mi proyecto siempre he estado muy convencido de lo que estamos haciendo. La verdadera duda surge en cómo lo va a recibir el público. Uno crea desde el amor, el cuidado y la valentía; no se trata simplemente de sacar algo por sacarlo. La duda real es la reacción del público.

Aunque esa duda también la abrazo. Cuando uno está perdido también es chimba, porque te lleva a preguntas que abren nuevas puertas y horizontes.

Para cerrar, ¿cómo imaginas que podría ser tu sonido en el futuro?

Pensar en el futuro me emociona muchísimo. Hace poco escuché una canción que hice en 2011 y es impresionante cómo puede cambiar el sonido de un artista. Siempre me ha gustado proponer cosas para el futuro y atraerlo. Me gustaría empujar las normas, como lo hacen Kendrick Lamar, Rosalía, C. Tangana o Arca.

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