Sara Hebe: “Soy un animal. Estoy cansada y dolorida, pero bien”
“Soy un animal. Estoy cansada y dolorida, pero bien”, dice Sara Hebe mientras come una tostada con palta y huevo y se toma un café en un bar en Nuñez. Está almorzando, son las cinco de la tarde, pero para una madre de una beba de seis meses los horarios de las comidas y esos protocolos pasan a un quinto plano. La cantante de 42 años parece activada en el modo supervivencia y es menester hablar de la maternidad, algo que la tiene traspasada por completo.
De chica Sara soñaba con tener tres nenas. Luego se negó a ser madre porque el mundo estaba mal, pero hace un par de años, la maternidad empezó tímidamente a aparecer en su radar: “Fue un deseo que empezó a surgir y entonces comencé a masticarlo, a hablar de ese deseo, que, en realidad, era una idea. Se dice mucho ‘deseo’, ‘deseo’… Le puse palabras a las ideas: ‘Me parece que me da ganas’. ‘Qué lindo que sería’. Está mi sobrino, por el que tengo un amor especial. Siempre me gustaron los chicos, las niñeces, como dice Susy Shock. Y así fue como que se armó una búsqueda. Sabía que iba a ser difícil porque yo toco tanto… Soy una loca de siempre seguir tocando”.
Sara come y está pendiente del Whatsapp: en estos días está buscando una fecha en una ciudad cercana a Suiza, ya que el día previo va a tocar con la banda en Francia. El sábado 2 de agosto se presentará en Niceto, pronto va a Neuquén, Córdoba y Rosario y luego encara la gira europea, que la llevará, además de Francia y Suiza, por España y Alemania. Todo con la beba: “Es tremendo. Me parece que tengo el alma de la gente de circo, que van con el grupo para todos lados, van parando en cada lado, una especie de grupo itinerante. Ahora estoy normal, contracturada por tenerla a upa, porque tiene seis meses, es normal, a todas las mamás le debe pasar. Y sí, tengo bastante cagazo. Siempre tengo cagazo antes de las giras, antes de los shows, siempre tengo mucho estrés. Siempre estoy nerviosa, ahora imaginate con la beba, pero lo voy a hacer de todas maneras”.
La creación
“Siegas”, su último single, que va a estar presentando en los próximos shows, es una canción luminosa, un pop-rock de melodías pegajosas que aborda la maternidad en términos de un amor inimaginable. Ramiro Jota, productor de la canción, le hizo escuchar a Teezo Touchdown, y unos sintetizadores similares a los de The Cure los inspiraron para esta canción.
“Hablé de lo que yo estaba sintiendo en el embarazo, tuve una ansiedad galopante. Miraba muchos videos en Instagram de cómo ordenar una pieza, de cómo tener el cambiador, de qué hacer, y todo eso me provocaba una desesperación, porque nunca tenía todo perfecto como se muestra en las redes. Por eso hablo de una ceguera, que es la que a mí me produce estar permanentemente con el celular, un acribillamiento de imágenes, donde el sentido se pierde un poco. A su vez, no pude evitar hablar de la sensación que tenía en ese momento y de lo que me imaginaba que iba a ser este amor. ‘Estamos ciegas de ver, andamos mal de la vista’. ‘Ando mal de la vista’, es algo que decía mi abuela y mi tía abuela. Una identificación mía con esa generación porque ahora soy mamá. Dice ‘Andamos mal de la vista, solo sentimos, ya no leemos nada’. Yo perdí mucho la capacidad, la paciencia y el hábito de leer por el vicio del celu”.
Costaba el nombre, daba vueltas con la palabra “ciegas”. Investigando se enteró que la siega es la cosecha. Y ahí apareció el sentido: “La cosecha de seguir el deseo, de seguir tocando a full, de haberme hecho caso con este riesgo 100% que es tener un hijo”.
La sonoridad del nuevo disco, que se publicará en 2026, no tiene que ver con el rock: “Siegas” no va a estar incluido. Lo empezaron a grabar hace un año y medio, es electrónico y es una mezcla de drum and bass, dubstep, techno, pop melódico y hip hop. Está producido por Manu Calmet y colaboran Flor Lnyr y Aka Romea de Kumbia Queers, Malcriada (México), Dum Chica, Molle, Tayhana y probablemente Barbi Recanati.
El disco, sin nombre aún, está atravesado por una temática íntima pero también social: el amor y el dinero. “Creo que en Argentina siempre se habla mucho de plata porque hay cierta incertidumbre producto de la historia social del país. Siempre estamos a punto de, en el borde de todo. La filosofía argentina para poder hacer las cosas, todo lo económico, yo diría que en vez de… ¿Cómo dice el Tao? Aquí y ahora. Acá, para mí, es ahora o nunca. Es estresante”, explica. Y agrega: “Es como si hablara de una crisis y sobre lo que nos queda para atravesar esto, que es tratar de estar más tranquilos o cuidar las formas de tratarnos”.
La tierra
En el medio de este proceso doble de creación, Sara Hebe decidió mudarse a Escobar, lejos de la ciudad, buscando un lugar más grande para la futura niñez. Circula en Internet un fragmento de una entrevista que le hicieron el año pasado en Chile donde explicaba que recién mudada vivió el tornado que afectó a Buenos Aires a finales de 2023. Contaba, riéndose, que su conexión con la naturaleza no era la mejor en ese momento: miraba por la ventana, tomaba un ansiolítico, mientras rogaba que el árbol de su casa no se cayera. Al final lo terminó podando porque era muy alto. Algunos vecinos pseudohippies la criticaron y un amigo le preguntó si había hecho un ritual de despedida. Sara temió que el árbol volviera con una maldición.
“La naturaleza no me gusta tanto. Hoy estuve en el patio con la bebita, con los piecitos en la tierra. Eso está buenísimo. ¿Sabes qué tengo que hacer? Valorarlo. Me cuesta el tema de la humedad, el tráfico en la autopista, hay bicharracos, muchos mosquitos. Hay lagartos, comadrejas, no me gusta tanto eso. Me gusta el sonido de los pájaros. Cuando venís a la ciudad se te inyecta una energía y allá esa calma también se te inyecta. Y eso a veces te puede desesperar. Además, la situación con los vínculos está un poco rara, no nos vemos mucho con la gente, ¿no? Al final, en Capital tampoco hubiese visto tanto a nadie”.
La independencia
Sara Hebe se mantuvo independiente desde que comenzó su carrera en 2009 con La hija del loco. Nunca firmó con sellos. Le facilitaría las cosas. La vida del artista independiente es una coreografía de gestiones y pagos. “¿Cómo hago? Laburando. Seguir y seguir. Sí, los costos están altísimos, me cuesta mucho a mí porque todo lo pago yo. Esta es una época de malabares más explícitos, en donde a veces estoy pidiendo que me banquen a mañana que les pago tal cosa. Ahora estamos jodidos, pero el método siempre fue trabajar a full. Nunca tuve relación con sellos, ni propuestas, porque creo que mis letras al principio eran bien explícitas… El sonido fue crudo, empecé bien underground con un sonido de estudio casero que fue mejorando. No fue un producto vendible. Hoy sí me gustaría tener un sello que me diga, ‘che, a ver este disco’. Pero no sé, me tendría que poner las pilas y ver si tiene sentido. ¿Cómo es estar con un sello? Yo no sé cómo es. Me gustaría igual ver qué onda”.
¿Luego de más de 15 años de carrera, qué te queda por aprender?
Me encantaría tener más paciencia. Si tuviese la oportunidad y apareciese una persona que quiera hacer el trabajo conmigo o un sello, que nos bookee, yo ahí tendría que aprender a quedarme en el molde y decir “hacelo”. Y yo no hago nada más que intentar hacer mejores letras. Y sí, también tengo que aprender a escribir mejor. Seguramente que puedo escribir mejor de lo que escribo. Y podría aprender a cantar mejor, un montón de cosas podría seguir aprendiendo.