Ramones en diez canciones imprescindibles

Este artículo forma parte del nuevo bookazine coleccionable de Rolling Stone Argentina sobre Ramones, ya disponible en kioscos de revistas.


10. “Today Your Love, Tomorrow the World”

Acá no hay adolescencia, no hay entretenimiento, no hay rock bailable de los años 50 ni nada: en el último tema del primer disco de los Ramones hay velocidad, tres acordes, mordida fuerte, The Stooges, Velvet Underground, marginalidad, simbolismos extremos (“soy un tesoro nazi, sabés que peleo por la madre patria”), oscuridad, desapego y un estribillo fuera de contexto que repite el título de la canción con el único atisbo de melodía de los 2:12 de extensión. Un fin de semana encerrado con la persiana baja hasta el piso.

9. “Pinhead”

Primero está “Hey Ho, Let’s Go!”, pero “Gabba Gabba Hey” no se queda tan atrás en la lista de gritos de guerra ramoneros. La inspiración es evidente: Freaks, el clásico de 1932 dirigido por Tod Browning, aporta el título (un personaje), el mencionado estribillo y el “te aceptamos, uno de nosotros” de la introducción. Pero también pone el marco conceptual: “Ya no quiero ser un Pinhead”, canta Joey, asumiéndose parte de un grupo de excluidos por la sociedad que sueña con dejar de ser mirado de reojo, aunque sea por un rato.

8. “Poison Heart”

Cuando Amy Lee de Evanescence cantó sola, sentada en el piano, “I Wanna Dance with Somebody” de Whitney Houston, nos dimos cuenta de la desolación, la soledad y el pedido de ayuda que se escondía detrás del arreglo bailable. En el mismo plan, este tema de Dee Dee pide una versión acústica, lenta y dolida que exponga todavía más la vulnerabilidad del personaje principal (¿del autor?), que saca pecho, pero al mismo tiempo dice: “Bueno, quiero salir caminando de este mundo, porque todos tienen el corazón envenenado”. Uno de los últimos clásicos.

7. “I Believe in Miracles”

En directa contraposición con el tema anterior de la lista, “I Believe in Miracles” nos muestra un Dee Dee optimista, que cree en milagros y en un mundo mejor, más que nada porque llevaba décadas atajando todo lo que le tiraban y sobreviviendo. Es una canción nacida para ser tocada en vivo, ideada para sonar en estadios en los que muy pocas veces tocaron (por fuera de Argentina): hay un grito y un abrazo masivo escondidos en ese estribillo separado en sílabas. Un ejemplo de cómo el punk puede ser recio y, al mismo tiempo, luminoso.

6. “Strength to Endure”

Tercera de Dee Dee al hilo, un punto medio entre la desesperación de “Poison Heart” y la ilusión de “I Believe in Miracles”. El concepto detrás de este tema de Mondo Bizarro (1992) es: estoy realmente cascoteado por la vida, pero si me das una mano voy a tener la fuerza para aguantar. La canta CJ, sucesor del autor en el bajo, que en ese momento no llegaba a los treinta años y, gracias a eso, le imponía a la letra una pujanza de juventud imposible de fingir. A.N.I.M.A.L. hizo una gran versión en Poder latino (1998).

5. “We Want the Airwaves”

Hay dos maneras de interpretar la letra de esta canción: por un lado, se trata de la juventud rockera clamando posesión del mundo que le toca habitar; por otro, son los Ramones usando la retórica para quejarse de su eterno (injusto) estatus de grupo de culto, siempre al margen de las FM musicales de su país. Después de una intro que tiene algo de “Runaway” de Del Shannon, la guitarra avanza al trote para que Joey pueda modular su manifiesto. El productor de Pleasant Dreams (1981) fue Graham Gouldman, fundador de 10CC, hitero autor de “For Your Love” de los Yardbirds, “No Milk Today” de los Herman’s Hermits y “Bus Stop” de los Hollies. Pero no, ni así.

4. “I Wanna Live”

La grabación de Halfway to Sanity (1987) fue un caos: todos estaban peleados con todos, el productor Daniel Rey daba órdenes que nadie acataba, Richie se fue por un problema de plata y Dee Dee tiene crédito de bajista pero no tocó una sola nota. El resultado es un disco desparejo, que no dejó muchas canciones para la posteridad, pero que encontró en “I Wanna Live” su tema emblema. ¿El concepto? Las ganas y el impulso de sobrevivir y mantenerse firme en un contexto que ataca por todos los frentes. Eso, y una impronta más hard-rock que punk clásico para otro favorito de los fans.

3. “Somebody Put Something in My Drink”

Una noche Richie Ramone salió a tomar algo a un bar (Tanqueray y tónica, porque él no tomaba “nada rosa”) y de repente empezó a experimentar sensaciones que, digamos, un gin tonic no suele dar: “Visión borrosa y pensamientos sucios/me siento fuera de lugar, muy incómodo/ siento que algo se está viniendo”, escribió para que Joey cante, relatando paso a paso aquel incidente en el que alguien, por joder nomás, le puso LSD en la bebida. El frontman está más áspero que de costumbre y arrastra las palabras, como actuando la intoxicación. Y el estribillo, otra vez, es un viaje a un estadio lleno de gente.

2. “We’re a Happy Family”

Musicalmente, este tema de Rocket to Russia es todo lo simple que puede ser: tres acordes (más algún firulete menor en los puentes instrumentales), con una melodía que se sube nota por nota al riff. Sin embargo, ese contexto precario y sus 2 minutos 40 segundos de duración le bastan para pintar una fábula de disfuncionalidad familiar (un “Mr. Jones” menos sangriento y más disparatado) y humor negro. El poder de la repetición.

1. “Gimme Gimme Shock Treatment”

De la lobotomía adolescente a la terapia de choque, el grupo nunca les hizo asco a las metáforas con la salud mental. John Lennon cantaba “vivir es fácil con los ojos cerrados” y los Ramones quisieron decir algo parecido, pero con una cuota de acidez: de ahí que en este tema de Leave Home (1977) hablen de la necesidad de echar mano a algún método (electroshock, pero en realidad no) para quedar lo suficientemente tarado como para disfrutar la vida sin agobiarse. La versión de estudio dura 1:44, pero en Loco Live (1992) la enchufan a 380 y se va veinte segundos antes.

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