Pole. y Funzo: reencuentro en un ‘Pub irlandés’
En una tarde cualquiera, con el eco de las guitarras aun flotando en el aire, Pole. y Funzo se vuelven a encontrar. No lo hacen en un escenario ni en un estudio, sino en ese territorio intermedio donde nacen las canciones sinceras: entre cervezas, risas y una complicidad que el tiempo no logró borrar. ‘Pub irlandés’, su nuevo tema conjunto, suena como un viaje en el tiempo que invita a regresar a aquellos años en los que todo parecía más sencillo, sin preocupaciones, que conecta con ese lugar –físico o mental– que, en cierto modo, siempre se puede regresar para ser uno mismo.
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Ambos artistas atraviesan un momento de introspección creativa, para Pole., este punto cero –nombre del que será su próximo álbum– representa un renacer tras un año difícil; para Funzo, una nueva etapa tras reinventarse en solitario. La canción que los reúne no es solo un guiño al pasado: es una reafirmación de lo que significa crecer dentro de una generación que aprendió a narrar la vulnerabilidad sin filtros ni artificios.
Entre risas, recuerdos y reflexiones sobre el oficio, Pole. y Funzo hablan con ROLLING STONE en Español sobre las pausas necesarias, la nostalgia de los 2000 y la importancia de ser fiel a ti mismo en una industria que cambia más rápido de lo que uno puede asimilar.
Después de un año tan intenso, entre El cantante y el WiZink Center, ¿cómo te encuentras ahora?
Pole.: Contento con el recibimiento de todos a los adelantos de este disco nuevo y con muchas ganas ya de empezar la gira en enero, que va a estar muy guay, la verdad.
Funzo, este año también sacaste tu álbum en solitario, ¿cómo te va tratando este año?
Funzo: Bueno, me acabo de mudar a Madrid. Es una etapa de comienzos. Empecé mi proyecto en solitario este febrero. Llevo 7-8 meses y, bueno, veo que la gente está hablando de los temas, vienen cosas muy guapas, que es lo importante, y vienen noticias increíbles. Va a ser el año en que voy a recoger todos los frutos que estoy sembrando y seguiré con ellos, recogiendo, en un bucle infinito.
Punto cero suena a renacer, pero también a reconectar con tus raíces. ¿Qué representa para ti este nuevo comienzo?
P: Para mí, este año he tenido que parar. Tuve una enfermedad a principios de año, tuve que aplazar una gira, y bueno… es la primera vez desde hace tiempo que he parado como tal y el disco en general es un poco nostálgico, no triste, sino que suena a la música de antes. Por eso hicimos esta colaboración con Funzo, con Genz y habrá nombres en él de referentes del pop español. Es una nueva etapa que creo que hacía falta.
¿Sientes que necesitabas parar para volver a disfrutar del proceso creativo?
P: Sí, a ver… ha sido por cosas externas, me refiero. La vida me obligó. Pero es verdad que después del Wizink [hoy Movistar Arena] ya lo tenía en la cabeza: sabía qué había que frenar un poco y llegó esto, me puse muy malo a principios de año y, al cambiar el tema de la gira… lo que iba a ser un EP mucho más pequeño se ha convertido en el mejor disco que he hecho hasta ahora y todo coincide con el concepto que teníamos, un poco casualidad. Creo que hay veces que hay que parar, aunque sea por cosas externas, pues es lo que hay.
¿Cómo identifican ese momento en el cual es importante parar?
F: Bueno, fíjate… yo pasé por esa época hace un tiempo. Mi época de descanso la tuve hace un par de años; fue un año que saturé, tenía muchas cosas en la cabeza y necesité parar. Ahora es verdad que veo la presión de otra forma. De hecho, me gusta, la necesito ahora mismo y prácticamente no me molesta nada; solo trabajo. Además, he aprendido a separar lo personal de lo laboral, a apagar el móvil, a tener un domingo para mí, a no contestar… Entonces, creo que si se consigue tener el espacio personal intacto, lo laboral termina por ser como un trabajo más. Aunque es complicado verlo así, sí se puede lidiar.
P: Hay que saber separarlo todo porque a veces va todo tan rápido. Llevamos muchos años, todos los de la nueva ola como lo llamaban, y creo que hay veces que hay que parar un poco para disfrutar también de las cosas. Esto se pasa muy rápido: los logros y los objetivos iguales se acaban, los conciertos duran lo que duran, y luego te devuelves a casa. Hay que saber pararse y disfrutar del proceso, la verdad.
‘Pub irlandés’ cuenta con una colaboración muy especial. ¿Cómo fue este reencuentro?
P: Yo sabía que en este disco quería colaborar con alguno de los de ‘Batmóvil (Remix)’, que están los Hens, Funzo & Baby Loud; teníamos varias canciones y yo tenía la idea de enviarle alguna a Funzo, así qué le envié una que le gustó mucho y dijo que sí. Luego, el día del estudio, el que íbamos a quedar para grabarla o terminarla, le envié otra, sabiendo que le iba a encantar. Fue como “supernatural”. Estuvimos unas horas sin parar para darle una vuelta a las estrofas, y bueno… fue una colaboración que apetecía y había que hacer ya, porque siempre habíamos participado con más gente, como Baby Loud o Genz, pero siempre pendiente de hacer una a los dos solos.
F: Yo me acuerdo de que estaba en el tren y la escuché con el altavoz del móvil roto, fatal, pero dije: “Buah, esto suena mal, pero está muy guapo el tema”.
P: Sí, era lo que transmitía. Al principio suenan los acordes de ‘Batmóvil (Remix)’, fue hecha a medida para él, y no la hicimos a propósito. Quise hacer algo que nos recordara a aquella época. Luego ya veremos si hacemos un remix o algo más.
El pub irlandés del título funciona casi como un símbolo. Es como ese lugar en el que nadie te va a juzgar, vas a estar tranquilo, es un punto de reunión con amigos, un lugar seguro… ¿Qué representa este lugar para ustedes?
P: Funzo lo ha explicado muy bien; era como un lugar seguro, porque yo siempre explicaba que cuando puse esa frase de “darte un beso en la puerta del típico pub irlandés” es porque, joder, he hecho muchos viajes o muchas noches en ciudades aleatorias que no sabes a dónde ir, y es como que esto siempre funciona. En plan, tú vas para allá…
F: Y además es un sitio universal, porque al ser una taberna que no está tematizada de otra cosa que de la propia taberna, allá donde vayas por cualquier lugar de Europa, supongo que en Latinoamérica pasará algo así. También es que es un entorno que te resulta familiar, no sabes si estás en Alicante, en Toledo o en México.
¿Y ustedes tienen ese lugar seguro?
F: Es verdad que en Alicante tengo uno que es como el sitio donde cuando era adolescente y conocía a una chica, siempre la llevaba ahí. El Little Duke en Alicante, gran sitio, joder. Recomendable. Maderas que crujen, vasos mal fregados, buen sitio.
P: Sí, yo tengo ahí mis dos o tres bares que son como los de confianza y hay uno que puedo ir un lunes hasta las 3 de la mañana si quiero porque no he podido salir el finde y entonces el lunes o cuando libra mi novia y tal, entonces hay un sitio de confianza. En este caso justo, no es el pub irlandés porque está en el casco de Toledo, pero es muy pequeñito… yo creo que siempre hay que tener un sitio, un punto de encuentro.
Escuchar ‘Pub Irlandés’, ‘Creo que mi perro ve fantasmas’ o ‘Eres un 10’ transporta a la nostalgia pop-rock de los 2000. ¿Hubo intención de volver a ese sonido?
P: 100%. Venía de haber experimentado un poco con el tema de la rumba y demás en mi anterior disco y claro, sentía que siempre me habían etiquetado con el tema del pop rock, pero yo las canciones que tenía de pop rock eran contadas, como cuatro o cinco, entonces dije, “¿Por qué no explotarlo? ¿Por qué no hacer un disco de eso?”. Y entonces este disco es eso y baladas. Es para reír, saltar y llorar.
Literalmente no hay experimentos. He ido a lo seguro, no ha sido de: “Venga, ahora no me la juego”, porque llevo toda mi carrera experimentando y hay varios que han salido bastante bien, otros menos, pero en este caso me lo ha pedido el cuerpo y estoy escuchando mucho eso, mucha guitarra eléctrica y demás y lo he hecho y creo que es la primera vez que lo hago así en un trabajo completo y estoy muy contento, la verdad.
A veces es importante reconectar…
F: Totalmente, totalmente. Y en concreto con la música pasa el querer reconectar con lo que con lo que te identifica, porque yo creo que estamos siempre escuchando todo tipo de géneros y yo qué sé, yo puedo escuchar 100 géneros en un día, pero siempre va a haber un género que me conecta más que el resto, siempre va a haber o un género o una canción, un grupo, un disco, lo que sea, que te va a marcar más que el resto, o sea que vamos, cuando haces música creo que no quieres perder nunca la identidad, es verdad que queremos experimentar, como ha dicho antes [Pole.], pero luego no quieres perder tu identidad, no quieres perder por lo que la gente ha ido a ti y vamos, yo creo que estamos en un buen punto ahora mismo.

Pienso que a veces estamos obsesionados con clasificar y en vez de disfrutar llegamos a perdernos en ese juego. En ‘Creo que mi perro ve fantasmas’ hay una parte que se menciona: “Soy de los que dicen que somos diferentes, y eso nos puede traicionar, porque si lo piensa, igual el resto de la gente, es difícil que podamos destacar”, así que en esta etapa, ¿qué significa para ustedes la autenticidad? ¿Cómo se mantienen en una industria tan cambiante?
P: Yo creo que la autenticidad también pasa por normalizar y hablar de lo que te gusta. Pero es que puede ser un montón de cosas diferentes. Esta mañana los dos estábamos hablando de que hay veces que de repente ahora lo alternativo, lo que hace un par de años se llamaba alternativo se ha puesto tan de moda que ahora entonces es pop también. Entonces, siempre hay gente que va a querer criticar lo que escucha la mayoría y hay veces que no pasa nada. O sea, no pasa nada, no, no eres menos porque te guste el grupo que lo está reventando por todo el país.
F: Total. Además, que la autenticidad, yo creo que es la ausencia de intenciones, o sea, es el no pretender nada y dejar que tu propia personalidad o tu propio criterio te lleve a donde te tenga que llevar. Obviamente, a veces es complicado porque siempre estamos condicionados por el juicio, por lo que queremos alcanzar, pero para ser auténticos realmente no hay más que dejar que la canoa transcurra alrededor del río.
P: Y a veces estamos preocupados de formar parte de algo o de no formarlo y hay veces que simplemente hay que fluir y ya está. Lo que te gusta es lo que te gusta y ya está. Si te da vergüenza pues eso es otra cosa, pero no sé, a mí me gustan un montón de grupos totalmente diferentes entre sí y me siento orgulloso de tener ese gusto, la verdad.
Después de este año, y me estoy adelantando por qué faltan 3 meses para acabar, ¿cómo sienten la relación entre sus personajes artísticos? ¿Cómo manejan esa dualidad hoy?
F: Salvo cuando me visto de una manera un poco más extravagante de lo normal en un videoclip, yo de verdad que nunca distingo de Adrián o Funzo. No por hacerme el interesante, pero creo que somos la misma persona con diferentes momentos donde Adrián está en casa y Funzo está en un escenario, pero me enorgullece saber la vida tan normal y estable que tengo. Me permite poder sentirme un poco una estrella de vez en cuando o hacer cosas de cantante, una vida ajetreada, pero sin despersonificarme, sin olvidarme de nadie ni de nada, simplemente con una agenda más apretada, pero estoy contento de esa parte, no creo que haya dos personalidades en mí, la verdad.
P: Yo creo que más que el personaje, siempre ha sido como una de las facetas que tengo y seguramente tenga más, ya no solo la de Pole.. Pero siento que a veces Pole. es más valiente que Andrés, entonces hay veces que hay que usarlo y ya está. En un escenario, si fuera por mi personalidad introvertida, no pondría pegar gritos, ni a cantar en ningún sitio, y a mí me das 10,000 o 20,000 personas y canto más a gusto que cantando delante de una. Entonces, siento que uso esa faceta como si fuera un “superpoder”, pero en cuanto me bajo del escenario soy igual. También lo bueno de currar entre amigos también es eso, al final arriba del escenario con mi banda y con mi equipo, soy Andrés, solo que uso los “poderes” de Pole. para poder hacer las cosas bien y con más seguridad. Pero creo que nunca he llegado a tener personaje y, no creo que llegue a tenerlo, la verdad, sino pues… me habré vuelto un gilipollas [risas].
F: Además, yo tengo una teoría: nadie tiene un personaje. La diferencia es que hay quien utiliza su situación de artista para tapar muchas carencias que tiene, para exagerar su personalidad o para ser alguien que no puede ser cuando no se siente importante. Entonces, eso de tener dos personalidades, nada, ningún artista lo tiene. Yo creo que todos son nuestros propios demonios y nuestros fantasmas atacándonos.
Si Punto cero fuera una fotografía, ¿qué estarían haciendo en ella?
P: Salir de un accidente con el coche, post impacto.
F: Ordenando mi cuarto, dándome cuenta del desorden y empezando a organizarlo.