Pequeño Bambi: una tierna criatura de punk y performance

“Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires”, dice el refrán. Y, en este momento de Pequeño Bambi, suena más cierto que nunca. Con dos décadas orbitando entre Córdoba y CABA, el grupo integrado por músicas, productoras y artistas parece haber llegado a su punto de mayor claridad y deseo.

La formación actual está integrada por Karol Zingali y Eva Gou en voces, Vivi Pozzebon en batería, Guineana en bajo y María Florencia Silva en guitarra. Ese núcleo duro se instaló hace pocos meses en Buenos Aires y desde ahí vive una vorágine feliz, con la sensación de que todo empieza a alinearse con lo que el proyecto pedía.

(Foto: Beba del Buono)

Desde su aparición en la escena independiente cordobesa, en 2004, Pequeño Bambi se movió entre el teatro, la performance, las artes visuales y la música, ocupando espacios diversos del arte contemporáneo y del rock alternativo. Más que una banda, es un dispositivo escénico que combina sonido, acción y política del cuerpo.

En septiembre lanzaron su segundo disco, Femme Fontaine–Venganza Peluche, el primero con canciones propias. Su debut homónimo, editado en 2021 por Goza Records, había sido una colección de versiones eléctricas que van de Miguel Bosé, a Jeanette y al Chaqueño Palavecino, media hora de pop intervenido con rabia y ternura queer.

El nuevo trabajo fue producido por Andrés Mayo, quien las vio en 2023 en La Boca, un show rústico, intenso y honesto, del que salió convencido de que quería trabajar con ellas. “Fue uno de los aprendizajes más grandes de mi vida”, dice el productor.

Desde su llegada a la ciudad, las Bambi se instalaron en una casona en La Boca que funcionó como residencia creativa, donde llegaron a tener jornadas de composición de hasta catorce horas. En ese espacio, donde también vivían, la obra y la vida se confundían. Algo que no dejaba de reflejarse en shows prendidos fuego en sitios porteños como Liverpool, La Tangente, Strummer Bar (con Kumbia Queers) y Quetren, preparando el terreno para el gran salto en Artlab, donde presentarán Femme Fontaine, este sábado 15 de noviembre, con un show performático dirigido por la actriz y dramaturga Flor Bergallo.

Glitter, peluches y arneses

Femme Fontaine–Venganza Peluche está formado por diez canciones que mezclan conversaciones sobre el lumpenaje lésbico, la supervivencia, el erotismo como política y la poesía como resistencia. Mayo lo define como un “punk elegante”, un sonido donde el juego, la postura y el deseo conviven como capas de una misma experiencia.

Grabado en Sale la Luna, el estudio de Lucy Patané y Juanito el Cantor, el disco fue mezclado entre París y Buenos Aires. El lado A, por Louise Bardet, ingeniera francesa y figura de la resistencia sonora feminista, y el lado B por Leandro “Colo” Cano, que viene de trabajar con Turro Baby y Marttein.

“Decidimos el orden de los temas al final, cuando ya teníamos todas las piezas. Queríamos llevar a quien escucha por un recorrido, alejarnos del karma punk de que todo suena igual. Nos dimos permiso para jugar. A veces eso era dejar solo una guitarra, que la base entre cuatro compases después. Gestos pequeños gestos, pero importantes, para correr la música de lo previsible”, agrega Mayo.

(Foto: Beba del Buono)

Pequeño Bambi nació como una acción performática más que como una banda. Un cruce entre música, arte visual y provocación emocional. Su repertorio inicial estaba formado por versiones de clásicos populares pasadas por un filtro de rabia, humor y estética queer. En escena había coreografías, peluches, un bosque imaginario y la sensación de comunidad. Entre sus momentos más recordados está la intervención en arteBA, donde la banda fue presentada como “objeto de arte” en una instalación que parodiaba la maquinaria del éxito: limusina, club de fans, vestuario, proyección y altoparlantes. Aquella performance las llevó a medios como Elle, Para Tí y La Mano. Pero la banda tiene otros momentos memorables, como compartir escenario con Actitud María Marta y Lía Crucet.

El proyecto siempre fue transgeneracional. De hecho, Eva tocó por primera vez en Niceto con apenas 16 años, y por su bajo pasaron nombres como Lula Bertoldi y Brenda Martins.

El paso del tiempo consolidó una nueva etapa. Ya radicadas en Buenos Aires, las integrantes empezaron a funcionar como una banda con método: ensayos semanales, grabaciones propias, planificación. Entre mudanzas, crisis personales e institucionales, y búsquedas estéticas, las canciones fueron apareciendo una a una, impulsadas por la necesidad de afirmar una identidad sonora.

“Queríamos grabar un disco, pero la aparición de Andrés aceleró todo. No pasa todos los días que alguien te invite a producir y crear nuevas canciones”, suma Karol.

Todo placer es político

Con una mirada política y lúdica, Pequeño Bambi pone en escena la posibilidad de un amor pansexual, lésbico y transfeminista, una diversión transgeneracional que no busca el escándalo sino el estremecimiento. En sus shows el deseo se vuelve una forma de comunicación y la ironía una herramienta de ternura.

“El público se hotea, siente que tiene permiso para ponerse hot, porque lo que se genera es una zona segura”, dice Eva. Efectivamente, en vivo, Pequeño Bambi es pura energía. No hay distancia entre el cuerpo y la canción. Todo vibra: la ironía, el erotismo, el humor, la política. Femme Fontaine–Venganza Peluche es un disco sobre la libertad, sobre animarse a habitar el placer y la disidencia. Es el sonido de una banda que decidió no pedir permiso.

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