Oakley: 50 años de visión radical
A lo largo de cinco décadas, Oakley ha desafiado convenciones y ha reconfigurado la manera en que vemos el mundo —literal y figurativamente. Fundada en 1975 en un garaje con apenas 300 dólares, la marca se ha convertido en un ícono global de la innovación, el diseño y la cultura deportiva. Este año, Oakley celebra su 50 aniversario con una serie de iniciativas que honran su legado mientras proyectan su visión hacia el futuro. La sede central en Foothill Ranch, California, fue el epicentro de esta celebración, reuniendo a empleados, atletas y aliados creativos para rendir homenaje a medio siglo de disruptiva visión compartida. Más que una fiesta corporativa, el evento reflejó los valores fundacionales de la marca: riesgo, autenticidad, rebeldía y una búsqueda constante por lo no convencional.
El aniversario también sirvió como una oportunidad para revisitar momentos clave de la historia de Oakley. Desde sus primeras gafas diseñadas para motocross hasta los desarrollos ópticos que redefinieron la industria, Oakley ha sabido posicionarse en la intersección entre el rendimiento deportivo y la expresión cultural. Su icónica estética, que desafía las normas del diseño industrial tradicional, ha sido adoptada por comunidades creativas que trascienden el deporte, incluyendo la moda, la música y el arte digital. En un entorno cada vez más saturado de marcas que prometen innovación, Oakley sigue manteniéndose relevante gracias a una filosofía que combina tecnología de punta con una sensibilidad radicalmente audaz.
A través de colaboraciones con atletas legendarios y talentos emergentes, la marca ha construido una narrativa que privilegia la autenticidad sobre la tendencia. Esa conexión profunda con quienes desafían sus propios límites ha sido la clave para que Oakley conserve su carácter único. En su 50 aniversario, la marca no solo mira atrás con orgullo, sino que reafirma su compromiso con los próximos 50 años, en los que planea seguir siendo un catalizador de cambio, una plataforma para los que ven el mundo de forma distinta.
Para conocer más sobre el momento actual de la compañía y su visión de futuro, hablamos con Caio Amato, Global President de Oakley, quien nos compartió su lectura sobre este aniversario, los retos de mantener la marca culturalmente relevante y cómo Oakley sigue expandiendo su universo creativo sin perder su ADN.

Me gustaría empezar preguntando… ¿Cuál dirías que ha sido el mayor motor de innovación de la marca en estos 50 años?
El mayor motor de innovación ha sido nuestra visión y pasión por crear cosas nuevas. En Oakley, desde el día cero, tenemos dos principios que me encantan. El primero es: creamos para el futuro, entregamos al presente. El segundo: definimos problemas, encontramos soluciones y los envolvemos en arte. Así que estamos todo el tiempo buscando problemas por resolver. Buscando creencias aceptadas por la humanidad que podamos desafiar. La gente dice que pensamos fuera de la caja, pero nosotros ni siquiera sabemos dónde está la caja, eso es lo que decimos internamente. Estamos obsesionados con ser auténticos, y para ser auténticos, tienes que ser único.
¿Crees que esa visión venía también del fundador?
Absolutamente. Todo comenzó con el fundador, Jim Jannard. Era un genio. Trajo a la mesa una visión del mundo que estaba tal vez 20 o 30 años adelantada a su tiempo y dejó las bases para que siguiéramos haciendo un buen trabajo. Nos dejó un legado que sentimos como una responsabilidad continuar.
¿Cómo logra una marca con una historia tan rica mirar hacia adelante sin perder su identidad?
Oakley vivió, en los últimos 10 años, un momento en el que dejamos de inventar muchas cosas. Con la integración a EssilorLuxottica, nos tomó tiempo redefinir nuestro espacio. Y creo que una de las razones por las que dejamos de innovar fue porque nos desconectamos de nuestro espíritu y de nuestro pasado. La gente pregunta cómo creamos tanto hype en tan poco tiempo, y la respuesta es paradójica: volvimos al pasado. Lo revisamos y lo proyectamos hacia el futuro. Tomamos nuestro ADN y simplemente lo proyectamos hacia adelante mediante una creación de universo. Creamos esta narrativa llamada Future Genesis para inspirar a todos. Y debo decir que algunas personas dentro del edificio no se sentían cómodas con avanzar. Pero cuando se dejaron inspirar por la narrativa, ocurrió la magia. De pronto, todos empezamos a movernos hacia la innovación y hacia lo nuevo, pero con los mismos principios del comienzo. El secreto del hype y del momento que vive la marca es que nunca hemos estado tan cerca de nuestro ADN.

¿Naciste en Brasil?
Sí, nací en Brasil.
¿Cómo ha sido tu proceso personal, siendo brasileño, hasta convertirte en presidente de la compañía?
Salí de Brasil hace 15 años. Me fui a Alemania a trabajar con Adidas durante bastante tiempo. Así que llegué a este rol ya con una visión global. Oakley tiene un rol en Brasil muy distinto al que tiene en el resto del mundo. En Brasil, es un símbolo de pertenencia a las comunidades, algo que solo se compara con Norteamérica. Los dos países con los mayores niveles de amor por la marca son Brasil y Estados Unidos, seguidos por Australia.
Vengo de un país donde Oakley literalmente significa pertenecer. Tengo una historia personal: cuando era niño, tenía obesidad. Vengo de una familia disfuncional y llegué a perder 60 kilos jugando fútbol. Mi misión de vida se volvió transformar vidas, como la mía fue transformada.
Cuando llegué a Oakley, vi una marca que realmente impulsa a las personas a creer en sí mismas, a ser quienes son, obsesionada con mover las cosas hacia adelante. Era exactamente la base de mi historia personal: cambiar vidas a través del deporte y avanzar con los valores que aprendí del deporte. Fue una combinación mágica. Me sentí en casa desde el segundo día, casi me tatuaba el logo de Oakley en los huesos.
¿Qué representa para ti esta colección del 50 aniversario? Especialmente en términos de diseño, creatividad y personajes.
Representa la señal de lo que está por venir. Lo que ves aquí es solo el primer paso de todo lo que ya hemos planeado hasta 2030. Tenemos una línea de productos y otra de innovación trazada hasta ese año. Si bajas, verás unos lentes inspirados en mariposas. Están basados en Future Genesis y en una mariposa que huye del niño más joven de la familia, que en la historia muere y causa un trauma importante.
Puede que desde fuera parezca solo un diseño de mariposa, pero para nosotros, dentro de la narrativa, es un producto cargado de emoción. Representa un gran cambio en la vida de Maxime, un personaje central. Por eso nuestros productos tienen tanto significado, porque vienen con historia. Creamos este universo para ayudar a diseñadores y al resto del equipo a darles propósito a los objetos.

Para mí fue interesante porque todo se articula desde el concepto de familia
Exacto. Lo primero que queríamos era tener a Max Freer como personaje principal. Y Max es un imbécil. Un tipo cerrado al mundo exterior, polarizante, que no le importa la opinión ajena, egocéntrico. Y eso representaba lo que era Oakley en el pasado: una marca encerrada en su búnker. No nos importaban las opiniones externas. Nadie entraba. Si sabías, sabías. Queríamos que la base de Future Genesis fuera transformar a ese personaje egocéntrico a través de un trauma, para obligarlo a volverse mejor persona.
Estudiamos el ciclo psicológico completo para construir la narrativa. Primero, que Max entendiera que no todo es físico. Él era de acción, de resolver, pero tenía que mirar hacia adentro. Segundo, que se sumergiera en su mente y descubriera que también hay belleza ahí. Tercero, que reconociera sus demonios: sus traumas, sus partes oscuras. Y cuarto, que alcanzara el dominio de sí mismo, no eliminando esos demonios, sino abrazándolos. Sabíamos que Max no iba a evolucionar sin un gran trauma. Toda la historia gira en torno a la familia, al trauma y a Max obligado a ver el mundo a través de los ojos de su hija Maxine.
Eso lo hace crecer como humano y nos permite, como marca, mirar el mundo desde la perspectiva de una chica de 15 años. A eso lo llamamos contar historias envueltas en arte. Pocas marcas en el mundo, quizá ninguna, construyen universos como motor de inspiración. Y eso nos llena de orgullo.
¿Cómo han logrado equilibrar la relevancia en el deporte, la cultura y el estilo de vida?
El deporte es nuestra base. Oakley es deporte. Incluso cuando entras a una óptica y ves unos lentes de estilo, como los que llevas puestos, quien los vende dirá: “son Oakley, son deportivos”. Oakley equivale a deporte. Si perdemos eso, dejamos de existir. Nacimos para resolver problemas y encontrar soluciones para atletas y para personas en todo el mundo.
Nuestro sistema operativo se basa en crear para el futuro y entregar al presente.
Cada ejecución es una forma de materializar esa visión. Ya sea diseñando unos lentes para Travis Scott o para un atleta de alto rendimiento, el espíritu es el mismo. Uno busca el mejor rendimiento, el otro busca la mejor estética para comunicar un universo. Para nosotros no hay distinción. Lo importante es que nuestro espíritu esté presente en ambos mundos.
A veces el reto cultural es conectar con las nuevas generaciones. ¿Cómo ves el futuro de sus productos pensando en la juventud?
En Oakley creemos que todo el mundo quiere ser joven. Y creemos que el grupo entre los 14 y los 25 años es el más influyente entre todos los grupos etarios. Vivimos y respiramos a los jóvenes de 14 a 25. Hablamos con ellos cada semana. Queremos entender sus problemas, cómo se comportan, qué desean. Eso es la base de todo lo que hacemos.
Cuando diseñamos para alto rendimiento, nos enfocamos en atletas, pero en general, somos una marca que se dirige a esa edad. Es muy divertido porque son rebeldes, pero no por accidente: su corteza frontal aún no se ha desarrollado, y eso los hace menos temerosos al riesgo. Por eso cambian el mundo. Y nosotros, como marca, somos igual de rebeldes. Pero ya no lo somos solo por rebeldía, como Max solía ser. Ahora somos rebeldes optimistas. Queremos canalizar esa energía para proyectar un futuro mejor. Y si seguimos creando productos que expresen lo que ellos sienten, si seguimos construyendo para Maxine, una chica joven, audaz y progresista, se van a subir al barco. Porque lo que vendemos no es producto, son valores. Y los jóvenes solo compran Oakley si Oakley refleja sus valores.

Pensando en los próximos 50 años, ¿qué valores son innegociables para Oakley?
La autenticidad no se negocia. Siempre vamos a ser la marca más auténtica y cool de la industria. Tal vez no seamos la más grande, ni la mejor en todos los deportes, pero somos la más auténtica y cool. Y eso no lo cambiamos por nada.
Luego hay cuatro pilares para los próximos 50 años. Primero, usar la tecnología para potenciar al ser humano. Creemos que la inteligencia artificial y las nuevas herramientas pueden amplificar nuestro potencial. Segundo, entendemos los lentes como una forma de autoexpresión. Queremos que la gente pueda expresar quién es a través de ellos. Tercero, seguiremos creando los mejores productos para atletas. Y queremos estar presentes en todos los deportes del planeta, no solo en algunos. Y cuarto, la visión. Queremos regalar la vista.
Hasta que todo el mundo pueda ver, no vamos a parar. Hay niños que nunca han tenido un examen visual. Estamos haciendo clínicas con atletas como Gideon Mbappé para que todos puedan alcanzar su máximo potencial. Esos son nuestros cuatro pilares para los próximos 30 años. Y sobre ellos vamos a construir cosas que hoy parecen inimaginables.
¿Y qué hay de la diversidad?
La diversidad está en el corazón de todo lo que hacemos. Oakley nació como una marca para los rechazados y los que no encajaban. Gente que no se identificaba con ningún grupo y encontraba en Oakley una identidad. La diversidad es parte esencial de lo que somos.
Por eso ni siquiera la pongo dentro de los cuatro pilares, porque es algo fundamental.
¿Cómo se aseguran de que un producto Oakley sea reconocible incluso sin el logo?
Ser auténtico significa que si quitas el logo, igual se nota que es Oakley. Y para lograrlo, hay mucha ciencia. Estudiamos mucho el concepto de iconicidad.
¿Cómo lograr que un producto sea tan icónico que se reconozca sin el logo?
Eso implica diseño y proporción. Nuestros diseñadores son científicos tratando de entender qué tipo de forma y proporción debe tener un lente para ser reconocible desde lejos.
Esa es la obsesión del equipo: diseño y proporciones.