Dime qué calcos pegaste en el termo y te diré quién eres. Como parches y pines en las mochilas, pero con adhesivo acrílico y un buen laminado antihumedad, las calcomanías de marcas, logos, escudos, frases e ilustraciones de todo tipo, invaden el acero inoxidable ultraresistente de los termos de moda.
Y entre tantos termos tuneados que circulan por entrenamientos, plazas, universidades y colectivos, apareció uno que merece análisis: el termo de Tomás Conechny, flamante refuerzo de Racing. En la previa de un entrenamiento, mientras llegaba al club con el mate bajo el brazo, Tomás dejó al descubierto su termo decorado como si fuera la tapa de una carpeta de secundaria: un collage de íconos del rock. Pero de lo más variado.
El termo, cual manifiesto gráfico portátil, llevaba una calco de Blur en amarillo furioso, la lengua de los Rolling Stones, AC/DC con su rayo, la tapa del criticado St. Anger de Metallica, un Bob Marley en blanco y negro, algo de Skid Row, el logo de los Guns N’ Roses y un inconfundible “KISS”.
Además, con un poquito de ayuda de la amiga tecnología, podemos hacer zoom para descubrir referencias a los Beatles, a Soundgarden e incluso a Aerosmith. Lo que se dice un jugador de toda la cancha.
Más allá de su amplio paladar rockero, hay que decir que Conechny ya debutó oficialmente con la camiseta de Racing y, aunque todavía no convirtió, dejó una buena imagen en su rol de atacante por las bandas, justamente. El comodorense de 27 años viene de jugar en el Alavés de España, pero donde realmente brilló fue en Godoy Cruz de Mendoza, hace algunas temporadas atrás. Aunque de ese lado de Avellaneda no hacen pactos con el diablo, ni van en autopista al infierno, confían en que, tarde o temprano, el atacante podrá darle a La Academia algo de satisfacción.
Con su termo rockero, Conechny se sumó a la lista de futbolistas con afinidad por el rock que había sido actualizada recientemente con el nombre de Franco Mastantuono, el joven crack surgido de River que acaba de ser vendido al Real Madrid y que sorprendió con su propio lado B: una colección de vinilos del palo.
Ahí Vamos de Gustavo Cerati y Ruido Blanco de Soda Stereo, una de sus bandas favoritas. Dímelo en la calle, 19 días y 500 noches y Física y Química de Joaquín Sabina, un gusto heredado de su mamá. La grasa de las capitales de Serú Girán y Modern Clics y Yendo de la cama al living de Charly García. La lengua popular y Nadie sale vivo de aquí de Andrés Calamaro, Anoche de Babasónicos, entre muchos otros títulos.
