Milo J y Mex en la portada de ROLLING STONE: “ El folklore te hace sentir argentino, te agranda el pecho”
Pura química. No, no es una evocación del programa en el que Mex, hace tres lustros, marcó una época desde la pantalla de ESPN. Pura química es lo que transmiten ahora, cuando posan juntos, Mex y Milo J. Una dupla inesperada que, a pesar de los 46 años que los separan, funciona durante la sesión de fotos, funciona cuando conversan y cuando se sientan a improvisar al piano. Y hasta podría funcionar en una buddy movie, esas comedias que Hollywood se encargó de exportar al mundo. Pero, aunque tienen muchos planes en común, por ahora (solamente por ahora) no tienen en agenda filmar una película. Mex es Ignacio Urtizberea, 64 años, músico, actor y conductor, por formación. Creativo por naturaleza. Anfitrión por convicción. Milo J es Camilo Javier Villarreal, talentoso e inclasificable cantante y compositor que, con apenas 18 años, ya suma su segunda tapa en ROLLING STONE. Juntos protagonizan ¡FAlklore!, un spin-off de ¡Fa!, el formato que Mex comanda desde fines de 2021. Una tertulia con un importante segmento musical que rompió la cuarta pantalla de YouTube y, en octubre de 2023, inauguró las fiestas ¡Fa!, que ya acumulan más de 14 ediciones y saltaron del C Art Media al estadio Obras, con una escala en el Quilmes Rock. Ahora, en formato telúrico, ya agotó en apenas 48 horas su primer fecha en el Movistar Arena, el domingo 10 de este mes.
Fue en la década del 60 que el filósofo canadiense Marshall MacLuhan acuñó una frase que se hizo consigna: “El medio es el mensaje”. Seis décadas después, podría decirse que el formato reemplazó al medio. Del Tiny Desk al Carpool Karaoke o Tiranos temblad, son los formatos los que marcan los tiempos de la comunicación y el entretenimiento en el mundo digital. “El concepto inicial de ¡Fa! es una creación colectiva”, dice Mex. “La idea nació al final de la pandemia. Nos juntamos con [los productores] Fabiana Segovia y Nicolás Tolcachier, y [el guionista] Pedro Saborido. Sentí que estaba la necesidad de juntarse. Empecé a ver videos de gente haciendo música al aire libre. La gente tenía la necesidad de encontrarse sin ningún barbijo, de confiar en el otro, de abrazarse, un montón de cosas. Faltaba eso. Y así surgió”, relata.
Se cumplía el primer aniversario de la muerte de Diego Armando Maradona y decidieron juntar a los artistas que habían compuesto canciones dedicadas al genio del fútbol mundial. “Vinieron Andrés Ciro, Juanse, Julián Kartún y Juan Ingaramo, que versionó el tema del Potro Rodrigo”, enumera. “Salió bárbaro y estuvo buenísimo. Un delirio, porque lo hicimos en vivo para YouTube. Una locura”.
Esa fue la piedra fundamental. “Ahí empezamos a ver que se podía producir algo lindo, que salía un buen sonido y que la gente quería juntarse. Empezás a ver que tirás algo y rebota”. Y todo en casa, en una producción independiente.
A comienzos de este año, empezaron a cranear ¡FAlklore!. “Hemos pegado una onda hermosa con Cami y Aldana [madre y mánager de Milo]”, explica Mex. “En ¡Fa! teníamos ganas de hacer algunos especiales hace rato y no lográbamos cerrarlos con los artistas que nos gustaban. Milo viene desde hace rato metido con el folklore, me hizo escuchar algunas cosas y le dije que fuéramos por ahí, porque me iba a abrir todo un mundo”. Milo dice que ¡Fa! tenía el folklore en su código genético desde sus inicios. “Siento que ¡Fa! ya tenía la esencia folklórica. Esto de juntarse alrededor de una mesa y hablar de un tema, intercambiar y todo eso: eso ya es folklore. Una peña. Por eso, ¡Fa! manejó siempre muy buena energía y por eso todos se sienten cómodos ahí”, celebra Milo, que en ¡FAlklore! se volvió un anfitrión, impulsor y, junto a su equipo, coproductor de la movida.
Aunque formaba parte de la audiencia desde los primeros programas, Milo recién se sumó a la mesa de ¡Fa! en el episodio número 17, que se emitió a finales de 2024. Esa noche, el artista cachorro declaró que le hubiera gustado componer “La pucha con el hombre”, una canción del poeta santiagueño Pablo Raúl Trullenque, con música del Cuti Carabajal. Lo que ocurrió a continuación es un momento mágico y emblemático. Mex no conocía esa canción, pero la Sole y Ariel Puchetta, vocalista de Ráfaga, la cantaron junto a Milo, mientras el resto de la mesa los escuchaba con fascinación.
“El hombre nace y muere a veces sin vivir/ camina desde el niño al viejo sin gozar/ eso que él mismo le llama felicidad/ y si la tiene aquí la va a buscar allá”, dicen los versos que unen a los tres artistas de distintos géneros y generaciones. Una pieza mágica que, bajo el ritmo del escondido y con una poética profunda, fue compuesta a mediados de los 80 y se transformó en un clásico contemporáneo del cancionero folklórico nacional.
Milo reconoce ese instante como el kilómetro cero del proyecto. “¡Eso ya era ¡FAlklore!”, asegura. “Artistas de distintas vertientes que se unen ahí cantando lo mismo”, completa. Y explica su fascinación por ese tema. “A mí lo que me llama la atención de las canciones de folklore es cómo arrancan. O sea, el tema arranca diciendo: ‘El hombre nace y muere a veces sin vivir’’. ¡Ya está, boludo! Quedó así. Y después, todo el resto, cuando dice: ‘Camina desde niño a viejo a veces sin gozar’. La letra es abismal, y la melodía del Cuti… Todo el acompañamiento es increíble, la verdad. Es un tema que te deja pensando, ¿viste? Y cuando termina, te quedás replanteándote un montón de cosas”.
Locro, empanadas, pastelitos y canciones. El primer episodio de ¡FAlklore! se emitió el 25 de mayo y reunió, alrededor de la mesa de ¡Fa!, a un verdadero seleccionado que incluyó al Chaqueño Palavecino, la Sole, Cuti y Peteco Carabajal, Teresa Parodi, Maggie Cullen, Coscu, Julián Kartún, Chango Spasiuk, Juan Quintero, Campedrinos, Lito Vitale, Rep, Juan Ábalos y un tal Milo J. Leyendas, artistas consagrados en el mainstream, vanguardistas y emergentes, con el folklore como tema en común. El diseño de esa primera mesa estaba en la cabeza de Milo. “Yo como siempre, de manija, me adelanté y le pasé a Mex una lista mental que había armado”, repasa el cantante. “Y ahí negociamos. Hubo un ida y vuelta entre lo que yo conocía, lo que conocía Mex… Por ejemplo, todos me decían: ‘¿Por qué lo querés meter a [el streamer] Coscu?’. Y para mí, su función es ser el ignorante de la mesa. Porque en todas las peñas, siempre hay uno que va y no entiende nada. Y siento que esa función la cumplió muy bien”, dice Milo. “La idea del ¡Fa!, y del ¡FAlklore!, es unir. Unir generaciones, unir tipos de música, unir cosas que sabés que se van a encontrar y van a ensamblar entre todos”, dice Mex. Milo deja una sentencia: “La música hoy en día tiene que unir, ahora más que nunca. Y ¡FAlklore! se presta perfectamente para eso”.

Mex festeja el encuentro. “¡La mezcla! Los Campedrinos con el Chaqueño. Yo no sé si se encuentran a charlar. A lo sumo se pueden cruzar en un festival, pero es todo muy fugaz. ¡No se encuentran!”, argumenta. Milo destaca lo que decía Peteco Carabajal: “¿Cuántos años hace que no llegamos a juntarnos todos, así?”. Y resalta la importancia de que tanto el Chaqueño como la Sole hayan cancelado otros compromisos previos para quedarse hasta el final de la grabación. “Sabían que lo que estaba pasando iba a ser más importante. Y siento que está siendo muy importante lo que pasó”.
El anfitrión estaba nervioso. “Voy a contar una intimidad: eran un montón de temas y en el ¡Fa! hacemos, como mucho, seis”, dice Mex. “Y a veces hay que volver a grabar, porque no le gustó al artista. Así que pensé que iba a ser eterno, por la cantidad de gente y porque Cami quería que cantaran dos temas cada uno. Me parecía una locura”. Estaba inquieto y se le notaba. Tan es así que en un momento Soledad le preguntó qué le pasaba. “Estoy preocupado, no sé si llegamos a grabar todo”, respondió Mex. “Mientras tengas vino y comida, ellos no se te van a ir más de acá. Están felices”, lo tranquilizó la voz de Arequito. Ya más relajado, Mex entró en el clima de la guitarreada, del encuentro, de la peña como un estado emocional, mágico y misterioso.
La disruptiva participación de Coscu en esa mesaza es clave para la estrategia de introducir al folklore a los no iniciados. “Yo no creo que esté mostrándole el folklore a los de mi generación, se lo estoy mostrando a los que nunca le prestaron atención. Porque está lleno de pibes que les encanta el mundo del folklore. Si vos vas a las peñas, está lleno de pibitos”, diagnostica Milo.
Para Milo, el folklore es más que un género musical. Su interpretación es casi filosófica, un modo de ver la vida. Y aparece, como concepto, cuando reflexiona sobre el modo en que los artistas del trap se entendieron como bloque estético y generacional. “El trap surge a nivel exponencial, nacional, por hacer folklore. Por unirse entre todos ellos. De la nada tenía 10 monos y te metías a indagar y todos tenían feats. con todos. Y eso es folklore. El trap la pega porque hizo folklore. No hay otra respuesta: ‘Hay que hacer folklore’”, insiste.

Mex lo escucha con una admiración que se transforma en un elogioso diagnóstico generacional: “Milo es diferente. Y los chicos de su generación son diferentes. Vienen más livianos. Nosotros venimos de la crítica, de la prensa, de cómo pensar. Y tenemos muchos prejuicios. Ellos no, ellos andan muy livianamente haciendo todo. Y eso hace más fácil que a ese tipo que está ahí arriba que venga Milo y lo llame. ¡Guau! Y no hubo ninguna cosa de cartel, ni de vedetismo, ni nada”.
Milo devuelve el elogio: “El nivel de tratar de igual a igual a un otro, sin importar contexto, sociocultural, la edad o cualquier otro prejuicio que maneja Fa!, yo no lo vi nunca. Y eso en el ¡FAlklore! se vive a flor de piel. El cruce de generaciones, de provincias, de géneros, de todo, y que así y todo socialicemos tan de igual a igual, como si fuésemos familia, es una locura total”.
Aunque acaba de llegar, Milo no es un extraño en el universo folklórico. “Tengo la pasta global pa’ ser de los mejore’/ Me aburrí de hacer trap, negro, quiero hacer folklore/ ‘Tamo en Santiago, La Banda, tierra de cantores/ Soy amigo de los primos Carabajal, de la Sole”, lanza en “Daña (Elvira)”, la canción que forma parte de 166 (Deluxe) Retirada, la versión extendida de su segundo álbum como solista, que salió en febrero de este año (Milo planeaba una escucha masiva junto a sus fans en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, ex-Esma, pero el evento fue suspendido a último momento por una resolución conjunta del Gobierno y el Poder Judicial).
“Estaba reencascado el día que grabamos esa canción. Francamente fue un descargo. O sea, no sé si tiene tanta explicación, creo que el verso ya es bastante descriptivo. No hay metáfora. Como que me pudrí del trap en el sentido más… no sé. Siempre me pasó como que nunca me sentí parte de un género, ¿viste? En el trap no termino de quedar, en el mundo más lírico tampoco, en el folklore tampoco. Yo me siento cómodo siendo así. Ese día me calenté con esa situación y tiré esos versos. Pero ya no sé si pienso así”, confiesa Milo.
La primera incursión de Milo J en el universo folklórico tuvo como nexo a Bizarrap, que lo puso en contacto con la Sole. Fue en el verano de 2024, cuando ella lo invitó a cantar al escenario del Festival de Cosquín, pero por un tema de agenda Milo no llegó a sumarse. Sin embargo, el cantante le retribuyó el convite y cantaron juntos la zamba “Cuando ya nadie te nombre”, de Horacio Guarany, en un show en el Festival de Peñas de Villa María. La elección no fue casual: la canción formaba parte del repertorio folklórico que escuchaban los tíos de Milo. “¡Ese fue el primer ¡Fa!!. Eso ya era ¡FAlklore! también”, celebra. “Ahí ya ocurrió ¡FAlklore! antes de que lo hagamos con Mex. Que Biza me haya conectado con la Sole y que después hayamos cantado con ella fue muy hermoso”.
Pero, además, Milo hizo su propia experiencia de campo. El año pasado encaró un paseo musical, antropológico y sentimental, por Santiago del Estero. “Francamente, estaba pasando por un momento muy difícil de mi vida personal y tenía que descolgar de alguna manera. Trabajé un montón y me rescaté. Había perdido un montón de cosas mías, ¿viste? Y como tenemos familia santiagueña dijimos: ‘¡Vámonos a Santiago, veamos qué nos pasa ahí!’. Me fui con la familia y como ya había grabado un tema con el Cuti [Carabajal], se ofrecieron a hospedarme. Estuvimos en La Banda, y me hicieron sentir muy cómodo allá”.
El tour incluyó algunos puntos de interés turístico, como el flamante estadio Madre de Ciudades, el Puente Carretero y la casa de la Abuela Carabajal. “Nos mostraron el árbol genealógico que es grande como una casa: un cuadro gigante. ¡Muy hermoso todo!”, enumera Milo. También cuenta que se calzó un pasamontañas y pudo pasar desapercibido en una de las celebraciones populares más emblemáticas de Santiago del Estero: el cumpleaños de la provincia. “Es como un corso, pero mucho más lleno de gente. Es como un festival, indescriptible. Fue muy hermoso, la verdad. Me sentí completamente parte. Y me revivió años”.
La experiencia también incluyó una excursión con Cuti y Roberto Carabajal para presentarse en una peña en San Miguel de Tucumán. “Los acompañé y ahí conocí a otros integrantes de la familia: Peteco y Roxana. Y, de cararrota, me subí a cantar un tema con ellos”, relata Milo. La experiencia fue definitivamente trascendental. “Fue mágico estar allá. Sentía que en esa tierra había algo de mí que nunca había descubierto”.
La sensación, cuando canta folklore, es física: “Ya de por sí, me encanta cantar cualquier cosa”, dice Milo. “Pero lo que me pasa con el folklore, más que nada, es que me hace sentir argentino. Sentís que se te agranda el pecho. Con el folklore me pasa eso. Pero creo que es más intensa la experiencia al escucharlo que al cantar: no puedo dejar de moverme, de seguir el ritmo, porque es demasiado bailable”.
Para Mex, la sensación es similar: “¡Me trinan todos los huesos cuando escucho ese bombo! O los instrumentos de la Puna, los charangos, los violines, los acordeones… Todo eso hace que vibre todo el alma, que te baile el corazón”.
¿Qué artistas emergentes te impactaron, Milo?
MILO J: Está lleno de pibes que hacen folklore. A mí, Maggie [Cullen] me parece una locura. No conozco a una artista como ella, que tenga tanta autenticidad. Realmente puede llegar a hacer cosas grandes. Y hace poco me mostraron a un pibe que se llama Seba Cayre, un cantautor. Y me pareció uno de los mejores, francamente.
MEX: Todo el tiempo me encuentro con artistas talentosos. Algunos se los muestro a Cami, estamos ávidos de encontrarnos con nuevos valores. Hay de todo, y se ensamblan y se fusionan cosas. Apareció también un folklore urbano y veo pendejos haciendo música en su casa que está buenísima.
MILO J: Le huelo con 808.
MEX: ¿Eh? ¿Qué es 808?
MILO J: Es como un un bajo más actual. Un bajo más de trap.
MEX: Ah, ¡camón! No sabía qué se llamaba así. Yo soy de tocar instrumentos…
MILO J: Él toca música de verdad [risas].
Es el mediodía del primer viernes de julio y en la casona de Mex, en la difusa frontera entre La Paternal, Villa Santa Rita y Caballito Norte, frente a la tele la crew de Milo J, unos diez amigos que forman parte de su equipo de producción, mira el insólito duelo en la Play entre dos de sus integrantes que eligieron jugar con las camisetas de Platense y Barracas Central, respectivamente.
En la pared del living, al lado del hogar en el que Mex hace andar la leña para calefaccionar el ambiente, hay una docena de dibujos que Rep realizó en buena parte de los programas de ¡Fa!, prolijamente enmarcados. También hay un dibujo XL de Boogie el Aceitoso, que Roberto Fontanarrosa le dedicó al anfitrión. Las luces y el fondo sinfín que el equipo de fotografía de Rolling Stone montó allí conviven con el imponente set de luces que transforma la casa de Mex (o el cuartel general de ¡Fa!) en un set de TV.
“Uno siempre confía en lo que va a hacer porque cree en eso. Pero, después, la repercusión que vaya a tener o si funciona o no, es un misterio. Yo creo que fueron más las pasiones inútiles que he tenido en mi vida que las que efectivamente fueron útiles. Lo que pasa es que, felizmente, uno se acuerda de las que fueron útiles”, dice Mex cuando evoca el origen de Fa!. “Pero la intención siempre es la misma, es crear algo en lo que vos creés y llevarlo adelante”.
La televisión, para Mex, es una antigüedad. “Y lo digo en todo sentido. Ir a un programa de televisión, ver gente atrás de una cámara, me parece todo una antigüedad inmensa”, sostiene Urtizberea. Y Milo se suma a la crítica: “El manejo que tiene la tele también es una antigüedad. Eso nunca se actualizó, cómo te entrevistan, las cosas que dicen, por dónde te llevan. Eso también es una antigüedad”, argumenta el cantante. “Exacto, y el ¡Fa! rompe con todo eso. Es confianza, claro, porque cada vez tenés más desconfianza. ¿A dónde te llevan? ¿Para qué? La no información, la mala información, desviar las cosas, ¡la posverdad! Estás conviviendo con todo eso que es terrible”, se lamenta Mex. “La propuesta es correrse de ese algoritmo. Ir para el otro lado, romper con eso”.
Para entender la génesis de ¡Fa!, acaso habría que retrotraerse a otra casa, a otro barrio, a otros tiempos. Fue a mediados de los 70 que Mex llegó a la casona de la familia Vitale, cuartel general de MIA (Músicos Independientes Asociados), en Villa Adelina, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Y allí absorbió las enseñanzas de dos figuras indispensables en la cultura argentina, Rubens Vitale, “Donvi”, y su esposa, Esther Soto, padres de Lito y Liliana Vitale.
Mex se conoció con los Vitale después de un concierto de MIA en el desaparecido teatro Odeón, en Suipacha y Corrientes, a pocos metros del Obelisco. “Yo tocaba la batería, tenía 16 o 17 años, y Lito, que tenía 15, era mi profesor. Yo estaba como loco porque grabábamos las clases en casete y me llevaba esa cinta a mi casa. Pero Lito, que es divino y se toca todo, era un pésimo profesor. Pésimo. Se tocaba todo, pero no sabía comunicarlo. Enseñar es otra cosa. Fue así que lo conocí al padre de Lito, el Donvi, que fue mi maestro. Me enseñó todo. Estaba ahí todos los días con él, era como el pequeño saltamontes, su asistente. Cortábamos la madera y él armaba un estuche para la guitarra. En ese grupo éramos 20 músicos que vivíamos en comunidad en la época de los milicos. Era bravísimo. Entré en ese mundo y era terrible. Lito iba con el pelo por la cintura y cada dos minutos lo paraba la policía. Era una locura. Pero eran tiempos de aprender un poco todo esto que estamos haciendo, que es la resistencia”.
Mex evoca la épica de MIA, un proyecto revolucionario que se adelantó a su tiempo. Creadores del crowdfunding en la era analógica, Mex los define como los pioneros de la producción independiente en la Argentina. “Teníamos un fichero con 3.000 teléfonos y direcciones. Mandábamos cartas anunciando que estábamos grabando un disco y lo vendíamos en forma anticipada. Y la gente iba, ponía la guita y con la guita que nos daban ellos producíamos el disco. Después, se lo mandábamos por correo. Había gente de todo el país que compraba los discos de MIA. Ellos fueron los pioneros. Después, vinieron los Redondos, La Renga, Los Piojos, que trabajaban directamente con [la distribuidora] DBN, sin compañía ni intermediarios”.
El apodo de Mex, viene de “Wormex”. Y en su honor se había bautizado uno de los sellos de MIA: Wormo. Por ese sello salieron los primeros dos discos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Milo se sorprende por el dato: “¡Eh! ¡Pará! ¡Tu apodo no lo tenía, boludo!”, dice el cantante. Y Mex adopta un personaje patriarcal: “¡Escuchá, pendejo!”, le dice. Y relata: “En verdad, yo era ‘Wormo’ y quedó ‘Wormex’. Ellos hicieron un sello paralelo a Ciclo 3. Y le pusieron Wormo Records”. Milo lo celebra: “¿La verdad? Ahora sumaste un poco de respeto”.
El primero en mostrarle la música de Milo J a Mex fue el DJ y percusionista Pato Smink, que es uno de los asesores y productores musicales de ¡Fa!. “Milo tendría unos 15 o 16 años y me volvió loco. Él es como un renacentista, es de otra época en el sentido de que no tiene límite, de que todo lo que se le ocurre va y lo lleva a cabo. ¡Y funciona! Y tiene una visión del todo, que eso lo tiene un artista. Es interesante el guacho. Y, fuera de joda, hay muchos pibes en la misma sintonía”, dice Mex.
Milo asiente: “En mi generación, sobre todo los del palo urbano, son muy analíticos de lo que pasa, de cómo funciona la red, del algoritmo. Está todo muy algoritmizado. Mi algoritmo lo manejo yo, porque si me guiara solamente por el algoritmo, francamente no sé si hubiese llegado a tantas cosas lindas que encontré. Igual, el ¡Fa! se lo debo al algoritmo”.
Que Mex encabece un proyecto con un artista al que le lleva más de cuatro décadas no es casual. En los 90, siendo un treintañero, Mex creó Magazine For Fai, un programa de televisión vanguardista, protagonizado por niñas y niños que estudiaban con Nora Moseinco, pareja de Mex por entonces. Desde aquellos años, Mex siempre tuvo su cabeza y su mirada abiertas a las nuevas generaciones. “Durante mucho tiempo fui docente, tuve talleres de música y le enseñé a tocar a mucha gente. Y a jugar. Entonces, eso siempre lo llevaba a todos lados. En Cha cha chá, también les enseñé a todos a tocar música. Y cuando tocábamos todos juntos, lo coordinaba yo. Me gusta eso, me gusta ser el capitán, llevar adelante algo, que eso exista y tener una visión del todo. Me gusta y me sale hacer eso. La idea del For Fai era una locura, ¿lo viste vos?”, le pregunta Mex a su flamante coequiper.
MILO J: Sí, la primera temporada de Cha cha ché y el Magazine For Fai. Este hijo de puta inventó el IRL [In Real Life] de los streamers, que es hablar meramente frente a una cámara y armar situaciones de comedia de la nada y completamente espontáneo. Este chabón es el primer streamer. Así como lo ves.
MEX: ¿Escuchaste? ¡El primer streamer! Yo me acabo de enterar. ¡¿Escuchaste?!
MILO J: Sí, pero ahora lo hacen todos, en serio. Eso es una locura.
La generación de Magazine For Fai tiene un talento increíble y está moviendo la aguja. Pienso en tu hija Violeta, en Julieta Zylberberg, en Martín Piroyanski, en Julián Kartún, que suele venir a ¡Fa!…
MEX: Kartún era un niño que se cantaba todo. Tenía una voz enorme con apenas 8 años, y yo lo ponía a hacer tareas… Hice unos videos con él que no sé dónde estarán, pero algunas cosas salieron. Una heladería, hacía de heladero y mientras servía iba cantando. Ponía una voz de tenor y cantaba como un cantante de ópera. Y después yo se lo musicalizaba todo. ¡Era mortal!
MILO J: ¡No! ¡Pasame esos videos!
MEX: Zapaba como loco, el enfermo. Hizo un motón. Me acuerdo de otro en una panadería, con la harina… Le agarraba siempre una cosa medio de opereta. Pero la verdad es que Magazine For Fai fue una suma de cosas… Después de ver una muestra de los alumnos de Nora Moseinco, que era mi compañera en ese momento, donde los chicos hacían de grandes, se me ocurrió hacer eso. Y vino Lucrecia Martel, que se transformó en una directora de cine tremenda, Alberto Muñoz, que venía de MIA. Una suma de gente muy talentosa que se armó en un casting que hicimos, donde la mayoría eran mujeres. Y fue entrar en un lenguaje. Es verdad, son pibes divinos y que se distinguen de los otros, porque tienen una forma de actuar muy luminosa, tienen una cosa que no la tienen otros. Para mí es un orgullo. Cada vez que lo veo en alguna de sus producciones, me acuerdo de la primera vez que lo vi a Martín Piroyanski. Tenía 9 años y era muy gracioso. Muy gracioso. Me gusta verlos ahí, me encanta. Y me encuentro con ellos, con Martín Slipak. Y los pibes, que ya tienen cuarenta, me hacen preguntas de esa época: “¿Quién era el señor de barba que siempre estaba sentado ahí?”. Y ese tipo de cosas. Hasta el día de hoy nos une un amor total con todos ellos. Y, para mí, es un orgullo. Que los llamen, y que se distingan, y que tengan una marca de lo que fue todo eso, es un orgullo.
Sofía Viola pasó por uno de los primeros ¡Fa! e hizo una muy buena versión de “Ella ya me olvidó”, de Leonardo Favio. Y con ella también tenés una historia previa…
MEX: Exacto, en Medios locos, un programa que hacíamos en Canal 7 a la medianoche. Ella tenía once años. Le puse una peluca y quedaba igual a Martha Holgado, la que decía que era hija de Perón. La trajimos al programa y tocaba la trompeta, porque el padre es trompetista. Ya vi que tenía gracia y la hice actuar. Ahí no más, y explotó eso. Era la supuesta hija de Perón. Entonces yo le hacía preguntas a ver si era o no era, ¿viste? Le hacía completar frases de Perón.
MILO J: ¡Eso lo vi, boludo! ¡Era tremendo!
MEX: Eso lo hacíamos con Gillespi. Eso es así, como Pura química, estar haciendo actuar a todos los pibes, armar toda una historia, un conflicto, que todas las cosas tengan vida… esas cosas me encantan.
Defender la alegría como una trinchera. Lo escribió el uruguayo Mario Benedetti, lo cantó el catalán Joan Manuel Serrat y lo hace carne ¡Fa! con sus fiestas. Espacios de celebración y resistencia en tiempos hostiles. “Empezamos con las fiestas porque todo el mundo quería venir acá, y en casa ya no hay lugar. Primero pensamos en hacerla en un lugar chico, para unas 300 personas, y después empezamos a ver que cada vez había más gente que quería venir. No teníamos idea de lo que estaba pasando. Hicimos la primera fiesta ¡Fa!, en C Art Media, y explotó”, relata Mex. “Ahí empezamos a tener conciencia de lo que va sucediendo y ya vamos por la fiesta 16. ¡Es un montón! Y siempre agotamos las entradas. Hay una necesidad de juntarse inmensa y cada vez somos más a los que nos pasa eso”.
Mex siente que sus fiestas son un refugio. “A mí me emociona, pero mucho. Te lo cuento ahora y me emociona. Porque no es algo que hayamos buscado. Ni en lo más mínimo. O sea, yo en mi vida jamás anhelé estar frente a tanta gente. Si había 300 personas en un teatro, yo ya con eso estoy pipón. Pero es divino hacer lo que a uno le gusta y que, de repente, empiecen a pasar cosas sorprendentes. Hacer el Obras, empezar a hacer cosas más grandes y que todo el mundo se junte. Siempre pienso que hay una gran equivocación”.
¿Fue tu primer Obras?
MEX: Sí, más bien. Eso lo dije cuando salí al escenario. Todo lo que sucede es genuino. Es así. No se busca otra cosa que estar conectado con esas personas que quieren hacer lo mismo. Así fue como llegó Milo, también.
Hernán Casciari sostiene, desde hace años, que en esta época lo importante es crear una comunidad que te banque los proyectos. Crear comunidad, en principio. ¿Sentís que con ¡Fa! creaste esa comunidad?
MEX: Sí, una tremenda comunidad.
MILO J: Y cada vez es más grande.
¿Cómo se imaginan la primera fiesta de ¡FAlklore!?
MEX: Vamos a trasladar un poco lo que pasó acá al vivo, porque la gente lo quiere ver. Siempre va a ser un secreto quién va a estar y quién no, como es el ¡Fa! Es un misterio hermoso, donde son todos cómplices de ese misterio y la gente va ahí a ser sorprendida. Esa comunión es hermosa. Vamos a hacer algo muy hermoso, donde va a haber danza, donde vamos a poder representar esa peña, una gran peña donde todos vengan a bailar, a participar de alguna manera.
MILO J: En la fiestas ¡Fa! también bailan, ¿no? ¡Ya es una peña! Ya era folklore desde antes. Ahora incursionamos en el género musical, pero, como te dije, ¡Fa! ya hacía folklore.
¿Cómo fue la experiencia de cantar y charlar acá por primera vez?
MILO J: Realmente fue más genuino de lo que parece. Bueno, ¡Fa! es la genuinidad con notas, ¿no? Soy muy fanático del formato y era como un sueño para mí. Aparte, cuanta menos gente hay, más nervioso me pongo. Eso fue peor. Encima me tuve que sentar en la mesa con la Sole, con un montón de gente que…
¿Te intimidó un poco esa situación?
MILO J: No, no es intimidación la palabra. Pero es como que la casa de Mex te presiona a hablar. A mí no me gusta hablar, pero ahí como que tenés que hablar y tenés que hablar cosas piolas, también. Y ese conjunto de cosas te ponen nervioso.
Pero fue un sueño para mí y los temas salieron muy lindos. “Hippie” salió muy lindo, e incluyó un homenaje a “Los dinosaurios”, también. Y “Negra murguera” es mi tema favorito de la Bersuit, de la historia del mundo mundial. Y yo me hice muy amigo de los [integrantes de la murga uruguaya] Agarrate Catalina. Ya la habíamos tocado en el Movistar Arena y me acuerdo de que no se la sabía nadie. Y pintó hacerlo en el ¡Fa!, queríamos ver cómo salía. Y la gente lo recibió increíble. Yo, sinceramente, vine a ¡Fa! pensando que me iba a bardear todo el mundo. Y no, la gente lo recibió increíble.
¿Y por qué pensaste que te iban a bardear?
MILO J: Porque en ese momento estaba mucho más tirado para el lado urbano. Había hecho 166 que era puro trap, y normalmente la gente más grande nos denigra. Por defecto, o te bardean con el Auto-Tune o te bardean con una sarta de cosas que parecen bots [risas], es increíble.
No me sorprende. En ROLLING STONE, cuando publicamos algo de cualquier artista joven que escapa al estereotipo rockero, nos pasa lo mismo en las redes.
MILO J: Y, yo lo viví con la anterior portada, boludo. Cuando mostré los dientes, me decían “hacete ver la boca”, “lavate los dientes”, “tapate las muelas”. Y yo nada más había sonreído [risas]. Pero siento que supimos tratar con eso. Y en ¡Fa! me sentí recontraparte. Porque la gente no me juzgó, no me bardeó, les gustó y lo recibieron. Creo que lo que busca ¡Fa! se traduce a su público, también. ¡Por suerte! Porque es algo que no siempre pasa. Esto de la unión y todo eso, el público lo entiende. El público de ¡Fa! es amplio, el público de ¡Fa! quiere recibir cosas nuevas y escucharlas con predisposición y sin prejuicio, y eso es lo que pasa con ¡Fa! Eso es lo más loco.
MEX: Y además une. A mí me pasa bastante eso, me cruzo con gente en la calle que me abraza, tiene una emoción y me agradece. Y es eso: es algo que los une. La persona grande que conoce “Negra murguera” se une con el pendejo que lo sigue a Cami y ahí comulgan todos. Por eso en las fiestas pasa eso, que te encontrás con gente grande y con pendejos, con chiquitos, de todo hay. Entonces, te encontrás con los jóvenes haciendo los temas de aquella época. Y Cami me dice: “Agarremos también a los viejos que hagan temas de los pendejos”.
MILO J: ¡Eso hay que hacerlo!
MEX: Sí, pronto lo vamos a hacer.
Vivimos en la era en que a las celebridades les piden fotos todo el tiempo. Y me parece muy auspicioso esto que contás, que alguien se acerque a darte un abrazo, marca un cambio de paradigma significativo.
MEX: Sí. Yo tengo 64 años y me emociono con facilidad. Cuanto más grande, más me emociono. Porque es pasar toda una historia, de un montón de cosas. Y ver que la gente viene, que tiene confianza y que se emociona y que le pasan cosas en este presente universal, espantoso, para mí es un montón. Es mucho.
MILO J: Mex es un prócer silencioso de la cultura argentina. Es así. 64 añitos, pero físicamente está muy bien, eh. Es vanguardia de muchísimas cosas que después tomaron masividad en el país de otra forma. Para mí, ¡Fa! va a quedar en la historia de la cultura argentina. No tengo ningún tipo de duda. Yo soy fanático de esto. Ahora estoy metido más en lo creativo, y todo. Ojalá no pase, pero el día que yo no esté involucrado con este formato, voy a seguir siendo fan porque es una locura. Es una comunidad terrible.