Mi vida en 20 canciones: La Vela Puerca y el sueño de la melodía perfecta
Mirar para atrás y hacer un balance. Eso le pasó Sebastián Teysera, el Enano, cantante y compositor de La Vela Puerca, el emblemático grupo uruguayo que está celebrando sus primeras tres décadas con una gira que incluye una importantísima escala, el primero de este mes, en el Estadio de Ferro, en Buenos Aires (entradas acá). “En medio de la gira, estaba solo en la habitación del hotel, y me puse a ver Normalmente anormal, y me voló la cabeza”, explica. Se refiere al documental que dirigió Agustín Ferrando Trenchi, creador del formato Tiranos Temblad, en 2009, cuando la banda festejaba quince años. “Viendo esas imágenes me di cuenta de que lo que estamos festejando ahora no son treinta velitas en una torta, sino el camino que hicimos, y de la manera que lo hicimos. Cómo fuimos creciendo no sólo como músicos, sino como banda, como personas y como amigos. Porque la amistad que teníamos antes de ser compañeros de este sueño y de subirnos a este barco es diferente a la que tenemos ahora”.
Sebastián Cebreiro, el Cebolla, vocalista del grupo, alza la copa. “Hay gente que me pregunta si algún día voy a tener algún proyecto propio, como si este no fuera mi proyecto. Yo siempre digo que tener una banda es facilísimo. Pero tener una familia, en cambio, es lo más difícil del mundo. Y por eso nos hemos pelado las pestañas para sostenerla en estos 30 años. Es difícil porque estás mucho más tiempo abajo del escenario, en un bondi, en un avión, en un barco con tus compañeros que arriba. En estos treinta años hemos visto crecer a nuestros hijos, nos hemos ido de campamento y de vacaciones juntos y hemos llorado a nuestros amigos muertos. Son 30 años de vida, que, definitivamente, han valido la pena. Y si en todo este tiempo no sacamos tantos discos es porque, en definitiva, lo que siempre hemos querido hacer es respetar cada uno de los momentos que nos ha tocado vivir y a veces hemos postergado grabar un disco por ir a tocar a un lugar donde las canciones nos han arrastrado como una especie de corriente en un río que que no podés manejar”.
Los dos Sebastianes, el Enano y el Cebolla repasan con ROLLING STONE una vida llena de canciones. Pero, antes, reflexionan sobre ese curioso artefacto. “Una canción de rock tiene que tener un condimento de denuncia. Puede ser cultural, política o social. Y tiene que tener algo de dolor con el huequito de esperanza ahí en el fondo. Como una utopía alcanzable”, define el Cebolla.

“Yo transito la etapa de la composición con mucha presión, pero con la experiencia de que todo va a ir fluyendo. Padezco la crisis de la página en blanco, pero es un miedo sano. Lo primero es la melodía, la secuencia de acordes, la vestimenta con la banda y después me voy con la melodía a escribir la letra. Y soy un enfermo de la métrica melódica, porque para mí la melodía es la canción. Puedo estar una semana buscando una palabra que entre en esa melodía. Desde hace muchos años, me tomo algunas semanas para escribir las letras del disco, lejos de mi casa para no tener distracciones. De cábala, antes de empezar, escucho ‘Lucha de gigantes’, la canción de Antonio Vega. Los primeros días ya sé que va a ser todo un caos, que no me va a salir mucho. Hasta que la moto arranca”, cuenta el Enano.

Ahora sí, estamos listos.
“Vuelan palos”
Deskarado, 1998
CEBOLLA: Fue la primera vez que nos dimos cuenta de que las canciones te trascienden. Fue una de las tres primeras canciones que grabamos para el primer demo allá en aquella vieja sala de ensayo, 10 000 watts, en el barrio de Buceo. Y el cantito “Vamos, vamos La Vela…” salió en nuestro primer concierto.
ENANO: La canción nace de ese riff. Quizás solo desde la línea de bajo, en verdad. Aunque después la acompañé con acordes de reggae. Y tiene una melodía que realmente me parece muy idónea. Es la que pedía la canción. La letra tiene que ver con una anécdota. Yo salía de una fiesta, había amanecido y estaba bastante mamado. Me estaba yendo para el aire libre, fuera del predio y me encuentro con un policía. Él me empezó a hablar y yo te juro que no entendía lo que me estaba diciendo. Creo que se había armado un lío por ahí, pero yo no lo entendía. Era un petisito, y tenía un palo enorme. Yo quería irme para mi casa, así que lo corrí para un costado. Y en ese momento me pegó un palazo en las piernas que me dejó tirado en el piso.
“Mi semilla”
Deskarado, 1998
ENANO: Es una canción de amor a una semilla, que puede ser de marihuana o de lo que quieras. Una semilla que vos plantás en un amor de pareja o en un amor de equipo como La Vela. Es una canción de amor y mucha gente al principio no se daba cuenta de qué estaba hablando. Se la mostré a Claudio [Taddei, productor de ese álbum] en una reunión que tuvimos en un bar, pero ya había quedado afuera de las que íbamos a grabar. “¿Y cómo no me la mostraste antes?”, me retó. Al final, entró derecho. Esa canción fue la llave para hablar con [el periodista uruguayo radicado en Estados Unidos] Enrique Lopetegui y que él se la mostrara a Santaolalla. Eso nos hizo entrar a Surco y ganarnos esa beca que es haber trabajado 9 años con Gustavo.
CEBOLLA: Como era un tema tabú, durante muchísimos años la jugábamos con que era una canción de amor, que de hecho lo es. Tiene como ese dejo de canción de cuna, de canción amorosa, de canción que te acompaña en una mañana de soledad. Tiene una simpleza tremenda con la melódica, un instrumento que yo no conocía hasta que me lo mostró el Enano, que era de su abuelo. No me acuerdo si la perdió o qué, pero en un momento le perdimos el rastro.
“Madre resistencia”
Deskarado, 1998
ENANO: En ese momento estaba escuchando un casete de Pablo Milanés que era de mi madre. De un lado, musicalizaba poemas de Nicolás Guillén, y del otro, poemas de José Martí. Estaba enloquecido, iba para todos lados con el walkman. También me acuerdo de que había retomado un poco mi época de pintor y me ponía a pintar con óleo. Por eso puse esa frase de José Martí que dice “América y el hombre, dignos sean”. Y también porque es una especie de levantamiento latinoamericano contra todas las injusticias de los poderosos. Como verás, en la casa de mis padres se escuchaba de todo. Por eso, una premisa para La Vela fue decir: “Bueno, no nos casemos con un estilo porque nos vamos, o al menos yo, me voy a aburrir a los seis meses”.
CEBOLLA: Nosotros siempre tuvimos canciones con un contenido político y social, pero nunca fueron partidarias, ni panfletarias, ni abanderadas, ni apoderadas de la verdad. Pero, en ese momento, “Madre resistencia” era como nuestro propio símbolo de “Hacelo vos mismo”. Había que resistir con una onda de rock, porque no teníamos el ejemplo de bandas que vivieran, en ese entonces, de la música. Todo el mundo nos decía que era una locura. Nadie nos veía un futuro más que nosotros mismos. Para nosotros, en ese momento, tener una banda de rock era el único pedazo de madera en el naufragio. Entonces fue una especie de grito de lucha.
“Por la ciudad”
De bichos y flores, 2001
ENANO: Es una canción que tiene mucho de la poesía montevideana, gris, de Fernando Cabrera o incluso también de Jaime Roos. Es una canción muy rara porque tiene un solo acorde. Me acuerdo de que tenía la melodía en la cabeza. Habla de la ciudad, de caminar mucho en la ciudad, de callejear, de todo lo que te encontrás por ahí: de lo bueno y de lo malo, esas experiencias que te da la calle. Mis viejos se mudaban cada medio minuto, y yo pagaba derecho de piso en cada barrio. Así que habla de eso, de lo bueno que es tener movimiento dentro de tu propia ciudad. Y el ritmo es como una chacarera punk.
CEBOLLA: Está repleta de simbologías: a la amistad, a esa lucha interna y externa que tenés frente a la vida. Es un grito de guerra. Es como yo me imagino a los escoceses defendiéndose de los ingleses, ponele. En vivo, es como la preparación, cuando la gente se pinta la cara para salir a la guerra. Y está plagada de consignas, desde “Tengo una banda amiga que me aguanta el corazón” hasta “O nos tomamo un vino y nos ponemo a festejar”, porque nos lleva la parca. O sea, gozar porque estamos de paso.
“El viejo”
De bichos y flores, 2001
CEBOLLA: Fue la primera canción nuestra que agarró una murga en Carnaval. Y esa es una expresión cultural que significa mucho, porque automáticamente sos catapultado al inconsciente popular de los uruguayos. Pasás a estar en boca de todo el Uruguay, al que le guste el rock y al que no le guste el rock. Eso significa que tu melodía trascendió, tu nombre pasó un umbral de popularidad que sos incapaz de manipular y caés ahí por orden del Dios Momo, supongo. Yo creo que esa fue la única que trascendió ese umbral y que nos puso en los parlantes de los autos que hacen publicidades por los barrios, y también en los jueguitos del Parque Rodó. Fue la primera canción que nos hizo entender que te podías agobiar de una canción que habías hecho con amor, la primera que tuvimos que poner en el freezer para no odiarla. Hoy en día, le damos el lugar que se merece.
ENANO: “El viejo” y “Brindis por Pierrot” son dos canciones que atravesaron estratos sociales, porque las escuchaban desde Carrasco hasta el Cerro Norte. Se metió en todas las casas de todos los barrios. Y nosotros ni siquiera la habíamos elegido de primer corte de difusión. Nace con una clarinada de la Falta y Resto hecha por Alejandro Balbis. Y yo después seguí con la otra parte de la música. Y yo venía atosigándolo al Mandril [el bajista Nicolás Lieutier] para que escribiera una canción, porque nos conocíamos desde los 15 años y yo sabía que escribía bien. ¡Y agarró esa! Y yo le hice unos retoques mínimos. Pero lo perdí otra vez, porque cada vez que le pido que escriba una canción me responde: “Yo ya le clavé al ángulo, no me rompas los huevos”.
“José Sabía”
De bichos y flores, 2001
ENANO: En esa época, con el Mandril, nos subíamos mucho al bondi de la Falta y Resto. Salían del Tabaré, y nos subíamos con Tinta Brava [el letrista Raúl Castro] y con todos los muchachotes. Yo creo que salió mucho de ahí, ¿no? De haber mamado las experiencias de ir con ellos de tablado en tablado. Hacían cinco o seis tablados por noche. Y la temática era muy murguera. “José Sabía” es esa canción que ni siquiera la puedo poner en el freezer, porque siempre es diferente. Siempre me hace alguna cosa rara, como que se me rompa la guitarra antes de cantar en Cosquín para 30.000 personas y tener que hacerla a capela. Pero amo esa canción. Y amo el personaje, este feriante, mal de amores. Junté un montón de experiencias propias y de escuchar en el bar Fray Mocho a un veterano, de esos que están mamados de grapa a las 9 de la mañana, discutiendo, pegándole al mostrador y hablando con el barman. Y diciendo “Porque José sabía, José sabía…”. Y no decía más nada. Entonces, tuve el buen tino de poner “Sabía” como apellido. Y yo andaba con mal de amores en ese momento. Y en la esquina del bar había una feria, la feria de Obligado. Un par de semanas antes un feriante me había invitado a pelear en una placita. Dos semanas después, me lo encuentro, y yo estaba tomando una cerveza en el bar. Y me invita de nuevo a pelear. Yo estaba con una cerveza ahí y le digo: “Pará, te invito, sentate, nos terminamos esta birra y después vemos si nos peleamos o no”. Se sentó y al final no nos peleamos. Y bueno, y ahí convertí a José en feriante. Fue una de las canciones más difíciles de hacer, porque tenés que crear un personaje y tratar de mostrar y contar un momento de la vida de ese personaje en solo tres minutos. Y al ser algo narrado, tiene que tener su comienzo, su desarrollo y su final. Son de las más difíciles, pero son de las que me encanta hacer. Cada tanto me sale alguna.
CEBOLLA: Todos los que componemos en Uruguay, más allá del género, siempre estamos atravesados un poco por la murga. Todos los letristas de murga han dejado una huella en todos los compositores del rock nacional. Y nosotros en ese momento estábamos muy atravesados porque empezábamos a jugar con las melodías, con las armonías y la murga es como el ejemplo vivo del coro, de quince tipos cantando a voz en cuello algo sangriento, trascendental. Y claro,todo eso influye en vos. Entonces, en ese momento, nosotros teníamos la murga a flor de piel. Yo creo que con “José Sabía” el Enano subió un escalón como compositor de canciones. Porque pintó una idiosincrasia popular uruguaya como es el puestero, el tipo que va al bar y se acoda, el tipo que tiene el relacionamiento cotidiano con el barrio.
“Por dentro”
De bichos y flores, 2001
ENANO: Trata de hablar de la rabia que siente la gente ante las injusticias de la vida. Ya sabemos que la vida es injusta, más injusta la hacen los poderosos. Entonces trata de sacar la rabia, que tienen bronca por dentro, que tratan de laburar y no pueden, que ganan 50 pesos y te cobran 60 de impuestos. Son los que andan con bronca por dentro. Porque la bronca es diferente a la rabia. O sea, bronca es algo más inmediato, ¿no? Así que vamos tratando de apaciguar esa bronca con las cosas que te hacen feliz. “Salud, Gabriel, la estás pasando mal, no tengo un mango, pero dejá que esta la debo yo”. Habla de la solidaridad, de la empatía. “Te la banco porque estoy en el bar amigo, que me la fía a mí”.
CEBOLLA: Sí, tenía como ese desparpajo de que contra los que me dicen que no voy a poder, me lo voy a llevar por delante. ¡Abran paso que viene un tren! Era un poco ponerse esa rebeldía que te permitía la juventud, el momento de salir de la adolescencia y querer llevarte el mundo por delante. Creo que es una obligación darte cuenta en qué lugar estuviste parado para reflexionar y para poder mirar el futuro con otros ojos. En ese momento era una canción de desparpajo, de querer patear cualquier tablero que te pusieran delante. Yo siempre digo que nosotros, los que estamos arriba del escenario, somos los primeros fanáticos de La Vela Puerca. Por ende, le damos el lugar que se merece al Enano como compositor. Así que imaginate ser el primer receptor de una letra nueva, de una nueva forma de decir las cosas, de un nuevo paradigma a la hora de componer, de escribir, de visualizarte. Que llegue la primera hoja de puño y letra con una canción, con frases como la que me estás poniendo arriba de la mesa, a mí en lo personal me ha cambiado la vida.
“Llenos de magia”
A contraluz, 2004
ENANO: Con el Cebolla decimos que es la canción que no puede faltar en ningún show, porque es la que más nos representa como banda. En su esencia, si tengo que elegir una canción para mostrarle a alguien qué es La Vela, le muestro esa. Y es una canción que en vivo también genera mucho. Yo creo que es la que más nos llega, la que nos hace prender fuego arriba del escenario.
CEBOLLA: Para mí es la canción perfecta para identificar a La Vela. Tiene el pasado, el presente y el futuro. Es la canción que nunca va a pasar de moda en un recital de La Vela. Te la pongo por encima de la que quieras, porque tiene eso que se visualizaba de lo que iba a ser la banda. Tiene todos los condimentos que identifican a la banda en armonía, en composición, en ritmo, en furia, en frases sutiles, en frases simbólicas, llenas de conceptos.
“Zafar”
A contraluz, 2004
ENANO: Trata sobre zafar de las cosas que no te aportan nada. Al momento de escribirla, recuerdo estar otra vez mal de amores. Y con un amigo nos fuimos a la casa de un tío en Villa Serrana, en el departamento de Minas. Pasamos un fin de semana y fue ahí que apareció la música. Y cuando volví a Montevideo, me agarré de eso, del zafar. Quiero zafar un poco del lugar este que me está boleando. Y lo hice más como una metáfora. Grabó Gian Cirio de Píramo en la viola, que le da esa cadencia medio tristona. Pero pasó algo medio gracioso, porque estábamos grabando el video de “El viejo” con Gustavo Santaolalla, en Montevideo. Lo dirigía Picky Talarico. Y en un tiempo muerto del rodaje, agarré una guitarra y empecé a cantar esa canción. Nosotros ya la veníamos tocando en vivo. Y Gustavo me dice: “¿Y esa canción?”. Y yo le digo: “Te la mandé en los demos”. Parece que se le había pasado.
CEBOLLA: Esa fue la primera canción que nos puso entre la espada y la pared con el público, porque si bien la veníamos tocando, no la habíamos grabado. Y teníamos a la mitad de la gente que no quería que la grabáramos, que fuera como una canción para tocar en vivo y nada más. Y otros nos decían: “Bo, ¿cuándo van a grabar este tema?”. Al final la terminamos grabando.
“Va a escampar”
A contraluz, 2004
ENANO: Ese tipo de canciones son creíbles porque son autorreferenciales, pero también por darle espacio a un sentimiento que lo puede tener cualquiera. Esa es la triquiñuela para escribir en primera persona: generar personajes para contar situaciones propias. Ese disco fue el que me empezó a dar las herramientas como para poder escribir en primera persona. Con esta canción, le saqué el culo a la jeringa. En la canción está todo mal, pero, bueno, “algún día va a escampar”. Y bueno, mientras espero el escampe, que exista esa canción.
CEBOLLA: Yo fui derecho al diccionario, para buscar qué era eso de “escampar”. Esa es una de las riquezas que te regala la lectura, aprender a utilizar un lenguaje un poco más interesante y más puntual. Pero también entendí en carne propia el concepto del desamor. Y me pareció súper valiente hablar del amor como en la derrota, en eso que no fue, en lo que quisiste que fuera y no pudo ser. Me parece que es una de esas canciones que tiene ese poder de sanación, y no lo digo por ser partícipe, sino por lo que escucho, por lo que la gente nos viene a decir.
“El señor”
El impulso, 2007
ENANO: Habla del Todopoderoso, que ahora sería el Señor “Cyberfeudal”. Habla de esa cosa apabulladora, omnipotente, que no se lo puede tocar, que maneja todos los hilos de todo, que tiene plata para vivir 17 vidas, que le quiere ganar a la muerte, que es la gran batalla que tuvo el ser humano y que nunca va a ganar. Habla de eso, de tener conciencia y despotricar contra la injusticia de que vos ganes 200 millones de dólares por minuto y el mundo está muerto de hambre. Hay algo que está mal.
CEBOLLA: Es el Señor Todopoderoso que impone la moda, que impone la forma de hablar, que impone la forma de comportarse, que impone la forma de vestirse. Lo podemos llamar el Señor Sistema o el Señor Moda, el señor que impone, el que tiene la varita mágica. Me parece que es una canción que, para ese momento, era muy poderosa filosóficamente hablando. Dice: “O te revelás o te consumís”. O sea, o tenés personalidad o sos un numerito más de la vidriera. Me parece totalmente desafiante y una invitación a descubrirte.
“Colabore”
El impulso, 2007
ENANO: Es un tema de Ossie [Osvaldo Garbuyo, fallecido cantante de Bufón] y Santi [Butler, guitarrista de LVP]. Tiene que ver con colaborar mínimamente, desde cualquier punto de vista. Colaborar con tu paciencia, con tu amor, con tu bronca, con tu rabia. O sea, tiene que ver con ser empático con la gente. Colaborar con lo que sea, hasta contigo mismo. Es como un grito de guerra: “Colabore para no desaparecer”. En el documental Normalmente anormal, Ossie decía algo que me emociona: “Lo que me gusta de esa canción es que es la única canción en la que cantan todos”. Y es verdad.
CEBOLLA: Ossie tenía esa magia de componer en el aire: escribía una canción sin agarrar la guitarra. Tenía esa magia, esa impunidad, esa brillantez que te regala la locura dentro de todo su dolor.
“Para no verme más”
El impulso, 2007
ENANO: Es una canción lenta y reflexiva. Tiene esa cadencia de reflexión que le da la música, porque nace de un arpegio. Yo estaba en un momento en el que me sentía con la valentía de desnudarme un poco más, y con esa canción me dejé llevar. Fue como una especie de vómito. Cuando la canté por primera vez en el ensayo, se la muestro a la banda con la guitarra criolla y se hace un silencio. Y alguien me pregunta: “¿Estás bien?” [risas]. “No estoy bien”, le respondí. “Pero no te preocupes que no voy a hacer nada drástico”.
CEBOLLA: Cuando el Enano terminó de cantarla nos miramos un poco preocupados. No sabíamos si era una declaración o una especie de “lo voy a decir antes de explotar”. El Enano empezó a sufrir en carne propia eso de ser conocido, que la gente le pidiera una foto, que lo reconocieran en todos lados, en sentir que perdía su privacidad. Fue una canción que nos rompió un poco, que expone esa fragilidad. Nos quedamos en alerta, sentimos que teníamos que cuidarlo un poco. Es una canción que habla del dolor y que, sin embargo, te da fuerza, te pone en un pedestal y te saca del pantano.
“Sobre la sien”
Piel y hueso, 2011
ENANO: En esa canción asumí el rol que me toca como artista: como compositor, como cantante, como intérprete. Es el Enano arriba del escenario cantándole a la gente y tratando de explicar por qué es que me gusta hacer eso, por qué estoy haciendo eso. Son pequeñas imágenes de las cosas que me llevan a estar donde estoy y que me hacen feliz.
CEBOLLA: Nosotros grabamos los demos lalaleando. Es decir, tarareando las melodías. La letra dice “la canción siempre es la misma”. Es como que uno siempre habla más o menos de las mismas cosas. Lo que pasa que las abordás con 20 años y querés patear a todo el mundo. Con 30 la pensás un poco y con 40 tenés otra idea de la vida. Pero la canción sigue siendo la misma.
“La teoría”
Piel y hueso, 2011
ENANO: Habla de esos a los que les falta calle y vienen de los libros. Es así: pura teoría y poca experiencia, poca calle. Los libros me parecen la herramienta fundamental para existir, pero también hay que salir a la calle y darte cuenta de las cosas. Porque un libro es eso, es teoría sobre la experiencia, pero no vivís la experiencia. Hay gente que vive la vida según lo que alguien escribió en los libros, les pasa mucho a los psicólogos, eso. Por eso, la idea es que no te quedes solo con lo que dicen los libros: animate y salí. Yo sé que la universidad de la calle es más peligrosa, ¿no? Pero vale la pena.
CEBOLLA: Todo el mundo te dice: “Cortate el pelo”; “no escribas estas cosas”; “tu ropa no se parece a tu música”; “no hables de esa forma porque no te entienden”. Todo el mundo tiene una teoría para todo, incluso para hablar de tu banda de rock. Y no se animan a tener la suya. Es una canción desafiante. Es una canción que intenta incomodar, y a mí me encanta.
“La calle adicción”
Érase…, 2014
ENANO: En esta canción desnudo mi parte más adicta a las cosas. Se trata de asumir las cosas buenas y las cosas malas. Y poner las cosas buenas y las cosas malas en el grado justo de la balanza, como tienen que estar.
CEBOLLA: Es como si tu alter ego te estuviera hablando y te dijera: “Te lo voy a decir solo una vez, si te cagás frente a la vida te va a pasar por encima; si vas a trancar la pelota y vas con la pata floja, te van a quebrar; si vas a ir lloriqueando a reclamar la historia, no te van a tomar en serio”. Me parece una canción muy auténtica. Aunque no es de nuestras canciones hiteras, es una canción de la que no podría prescindir nunca.
“¿Ves?”
Érase…, 2014
ENANO: Grabar con Jaime Roos es una de las experiencias más intensas que tuvimos en nuestra historia. Es una canción de amor con desamor al mismo tiempo. Lo loco fue que terminamos de grabar el demo y el Cebolla dice: “Bo, ¿soy yo o nadie más escucha a Jaime cantando este tema?”. Y tenía razón. Decidimos invitarlo. Cuando logro hablar con él, todavía no había escuchado la canción. Y me dice: “Mirá, Enano, yo he escrito canciones tristes y canciones alegres, pero ninguna grotesca. Mi canción más grotesca es la menos grotesca de Leo Maslíah”. Yo me empecé a reír y le dije: “No es ni murga, ni murga-canción, no es candombe, no es nada. Tampoco se nos ocurrió a nosotros invitarte. Terminamos el demo y la canción se encargó de invitarte. No fue premeditado”. Él se empezó a reír. Ahí le dije: “Además, me hace acordar a tu época de bajista, a tu época más beatlera”. Entonces me pidió que se la pasara. A la semana me llamó y me dice: “Me encantó. Es más, si no la grabo, me echan de mi casa porque mi mujer está totalmente enamorada de esa canción”. Pero además me propuso ser coproductor del tema. Así que hizo todo el arreglo de las voces y aprendimos un montón de cosas con él. Tiene un método totalmente antiguo, analógico, totalmente loco, de escribir nota por nota los arreglos de cada voz. Hizo un arreglo que es imposible de hacer en vivo. De hecho, nunca vino a cantarla. De vez en cuando lo llamo y le digo: “Bo, hay una canción acá que pregunta por vos” [risas].
CEBOLLA: Cuando le contamos a Ernesto Tabárez [guitarrista y cantante de Eté & Los Problems] que queríamos invitarlo a Jaime, él nos dijo “Jaime Dios”. La canción tenía, definitivamente, el aura de Jaime Roos. Cuando lo llamamos por teléfono, él nos dijo honestamente que no estaba acostumbrado a participar en canciones ajenas. Cuando nos dijo que le gustaba y que se animaba a participar, nos preguntó si podía participar en las decisiones de la grabación. Para nosotros, eso fue como ganarnos un máster en Harvard. Entonces, nos invitó a la casa. Fuimos el Mandril y el Enano, y básicamente lo que hicimos en ese momento fue el arreglo de las tres voces. Jaime lo hizo notita por notita, pensaba y escribía. “Acá subí vos, acá subo yo”, decía. Lo que trabajó ese tipo en la canción yo no te lo puedo explicar. Y cuando la fuimos a grabar, la sesión duró como cuatro horas. Se paraba en el micro, grababa una frase y decía: “Guardame la última parte de esta”. Iba de la sala a la consola corriendo. Lo veíamos pasar con los gurises y estaba totalmente entusiasmado, prendido fuego. Así, descubrimos su forma de trabajar en el estudio, que es totalmente fascinante y comprometida. Y se quedó hasta lo último, por supuesto, viendo cómo grabábamos nosotros. Fue un aprendizaje tremendo y bueno, tenemos nada más y nada menos en el currículum haber grabado con Jaime Roos.
“Mi diablo”
Destilar, 2018
ENANO: Es como la vocecita del ángel y del diablo, de un lado y del otro, que muestran en los dibujitos animados.
CEBOLLA: Tiene algo parecido a “Para no verme más”. Creo que el Enano se estaba sintiendo un poco áspero, porque todo esto de ser conocido lo llevaba a tener reacciones de apatía. De hecho, la letra dice: “La apatía que empiezo a arrastrar”. Es como si hubiera alguien dentro de él que lo estuviera tratando de llevar para un lugar donde él no se quería ver. Y tuvo la valentía de afrontar y de exteriorizar todo eso que le estaba pasando.
“La luna de Neuquén”
Destilar, 2018
ENANO: Fue una cosa mágica, muy loca, que tuvo varios momentos. Yo había hecho una secuencia de acordes, pero no le veía lugar en La Vela. Entonces, la tenía ahí. Estaba en Madrid, y Jorge [Drexler] me invita a su estudio. En un momento se la mostré, y le dije: “Bo, si te gusta, te la grabo y te la regalo. Hacé lo que quieras”. Y ahí la grabamos, pero él se estaba yendo a México a grabar el disco que hizo solo con guitarras [Salvavidas de hielo, 2018] y lo que él quería era que la hiciéramos juntos ahí. Pero yo tenía una gira y no coincidían los tiempos. Así que eso quedó en el tintero.
CEBOLLA: Es una canción que habla de la amistad, de eso que te une con las personas, que en definitiva es la música.
ENANO: Yo había conocido a Agostina [Mármora] en el Cabo Polonio. Había unos franceses, un irlandés, todo así. Yo soy amigo de Gastón, el dueño de hostel, donde se hacía el fogón. Y ella agarra la guitarra y canta “Zamba de usted”, de Raly Barrionuevo. Después me la pasa a mí, y yo canto un tema de Zeca Baleiro, en portugués. Y cuando termino, ella estaba con una amiga y me dice: “Bo, mirá, tenés la misma voz que el de La Vela Puerca”. Y después de un par de canciones más, le termino diciendo que, efectivamente, ese, el de La Vela Puerca, era yo. Esa noche nos quedamos charlando y después nos mandábamos canciones de folclore. Ella vivía en Villa Pehuenia, en Neuquén, y se murió de una leucemia fulminante, a los 23 años, en una semana. Como a ella le encantaba Raly Barrionuevo, se me ocurrió invitarlo a grabar. Lo contacté a través de Lisandro Aristimuño, le conté la historia de Agostina, se recopó y nos mandó su grabación. Pero no nos conocimos personalmente. Cuestión que salió el disco y al tiempo se vino manejando manejando desde Unquillo [Córdoba, Argentina] hasta Playa Rosa [Canelones, Uruguay].
CEBOLLA: Agarramos una amistad increíble con Raly. Hace poco en Córdoba lo invitamos a tocar “Va a escampar”. Y cada vez que viene para Uruguay, nos juntamos. Es un guacho divino. Es un músico tremendo, con una voz superdulce y una forma de interpretar que son palabras mayores.
ENANO: En casa armamos un fogón, guitarrear y después nos fuimos al Cabo Polonio. Creo que se bañó por primera o segunda vez en el océano, porque él siempre curtía el río. Le mostré el fogón donde había conocido a Agostina. Y la pasamos increíblemente. Después yo fui a la casa, también. Quedó una relación hermosa hasta el día de hoy.
“Tormenta”
Discopático, 2022
CEBOLLA: Siempre que invitamos a alguien a colaborar es por dos cosas: por amistad y por admiración. En el momento en que escuchamos la canción, dijimos: “Acá acá hay una voz femenina reclamando algo dentro de esta tormenta”. Y nos vino el nombre de Andrea Echeverri, porque fue una mujer que en los 90 irrumpió en un mundo machista, como era el rock en ese momento, rompiendo con todos los moldes. Y entendimos que Andrea no solo tenía la fuerza femenina, sino la impronta para decir lo que la canción estaba demandando decir.
ENANO: Aterciopelados me vuela la cabeza, desde siempre. Yo estoy haciendo una obra que se llama El teatro del silencio, y desde hace años vengo pensando en que ella haga un personaje femenino, que es La Kermesse. Esto nunca se lo dije, pero ya me venía rondando en la cabeza. La interpretación que hizo, cuando la contactamos para este tema, fue genial. Dejó la vara muy alta.
CEBOLLA: Le escribimos y le mandamos el audio para decirle que tenía la libertad de interpretarla, de mandar, de sugerir, de proponer lo que quisiera. Pero la primera vez que hablamos, durante la pandemia, fue en una videollamada que aparece en el clip de la canción. Decidimos dejarla así para que se vea real, auténtica, tal cual había ocurrido.













