Kumail Nanjiani: la comedia como acto de exposición

Kumail Nanjiani ha construido una carrera singular en el cruce entre la comedia, el cine independiente y el mainstream hollywoodense. Desde el stand up más íntimo de Night Thoughts hasta la escritura y actuación en proyectos como The Big Sick o su paso por el universo Marvel en Eternals, su trabajo se ha sostenido en una premisa clara: hablar desde lo personal sin filtros ni intermediarios.

Nacido en Karachi y formado creativamente en Estados Unidos, Nanjiani descubrió la comedia tarde, pero con una intensidad casi obsesiva. Para él, el escenario no es solo un espacio de entretenimiento, sino un lugar de exposición directa, donde el humor se convierte en una forma de conexión emocional y, también, en una manera de procesar el miedo, la ansiedad y las preguntas que no se resuelven fácilmente.

En esta conversación, Nanjiani habla sobre cómo encontró el stand up, por qué la comedia es una herramienta poderosa para abordar temas profundos, de dónde surgen sus ideas, los límites (o la ausencia de ellos) del humor, y las figuras que marcaron su manera de entender la risa como un acto profundamente humano.

¿Cómo descubriste el stand up comedy por primera vez? ¿Fue algo que siempre quisiste hacer?

Probablemente tenía unos 19 o 20 años. Yo no crecí viendo stand up comedy. Crecí en Karachi, en Pakistán, y allí no consumía ese tipo de comedia. Fue alrededor de los 18 o 19 años, cuando me mudé a Estados Unidos, que me enamoré realmente del stand up.

No pensaba que fuera un trabajo posible: estar solo en un escenario con un micrófono hablando de lo que tú quieras. Pero me enamoré profundamente de eso. Llegó un punto, cuando tenía unos 20 años, en el que pensé: “No puedo no intentarlo. Amo esto demasiado como para no probar, al menos una vez”.

Fue un amor tardío, pero muy intenso. Me obsesioné con la comedia a los 19 o 20 años. Consumí stand up de manera voraz durante dos o tres años antes de siquiera intentar hacerlo yo mismo.

¿Qué hace que la comedia sea una herramienta tan poderosa para hablar de temas reales?

Precisamente eso. Puedes hablar de cosas reales en el stand up, y si logras hacerlas graciosas, ahí es donde la gente conecta. Puedes hablar de cosas que te asustan, que te entristecen, que son muy serias para ti. Si consigues hacerlas divertidas, es cuando se genera esa conexión.

Para mí, eso es el arte de la comedia. El poder del stand up está en que puedes subirte a un escenario y hablar exactamente de quién eres, de cómo te sientes, de cómo ves el mundo, y decírselo directamente a una audiencia.

Si haces una película que dice de forma directa lo que piensas, es una mala película. Tiene que esconderse detrás del simbolismo, los temas, las metáforas. Pero en el stand up no hay intermediarios: subes al escenario y te revelas directamente al público. Tú escribes todo, tú interpretas todo. No hay notas de estudios, no hay filtros. Eso es lo que hace que la comedia sea tan poderosa para mí.

Cortesía de Disney+

¿Dónde encuentras normalmente la inspiración para tus chistes?

Dentro de mí. No soy alguien que mire hacia afuera, a la actualidad o a las noticias, buscando qué puede ser gracioso. A veces ocurre algo divertido y piensas: “Esto podría convertirse en comedia”. Pero, en general, todo viene de preguntarme: ¿qué me preocupa?, ¿qué me da miedo?

Tengo que mirar hacia adentro. Es el mismo enfoque que uso al escribir cine o televisión. Mi criterio siempre es: ¿esto es algo en lo que pienso mucho? Si es algo que ocupa mi mente con frecuencia, entonces es eso sobre lo que debería escribir.

No miro algo y pienso: “Esto le gustaría a la audiencia”. Nunca puedo adivinar qué va a gustar o no. Lo que sí sé es si algo es importante para mí. Y si es importante para mí, el reto es cómo hacer que también lo sea para mil desconocidos que me están escuchando en ese momento.

¿Crees que la comedia tiene límites o todo debería ser susceptible de convertirse en un chiste?

Creo que mientras seas honesto contigo mismo, puedes hablar prácticamente de cualquier cosa. Eso no significa que no haya consecuencias. Estás en un escenario, dices algo, y la gente puede reaccionar de la manera que quiera.

Yo creo firmemente que cualquier persona debería poder subirse a un escenario y hablar de cualquier tema. Nada debería estar prohibido. Pero también creo que el público tiene derecho a reaccionar. El comediante ejerce su libertad de expresión y la audiencia ejerce la suya.

Que ambos tengan espacio para hacerlo me parece fundamental.

¿Qué comediantes te han influido más?

Cuando estaba empezando, Conan O’Brien fue una de las principales razones por las que hago comedia. Jerry Seinfeld fue una gran inspiración para mí. Zach Galifianakis es alguien a quien siempre admiré mucho.

Y yendo un poco más atrás, Bill Murray, Steve Martin, Tom Hanks y Robin Williams. Crecí amando el trabajo de todos ellos.

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