Kraken II: Titán y Frankenstein
Hace apenas unas semanas empezó a circular en plataformas digitales y en formato de vinilo una nueva reedición de Kraken II, que en su carátula se presenta escuetamente como Kraken II Remasterizado. Sin embargo, ese título está lejos de hacer justicia al trabajo que se ha hecho dándole una nueva vida al material que la banda de Medellín lanzó en 1989.
Para dimensionar mejor la importancia de lo que se ha hecho con estas grabaciones, vale la pena tener en cuenta que hablamos del disco que nos trajo a ‘Vestido de cristal’, que en 2013 ocupó el décimo lugar entre las 50 grandes canciones colombianas para ROLLING STONE, y de un álbum que figuró en el cuarto lugar cuando trabajamos en un conteo de discos nacionales.
‘Vestido de cristal’ sacudió con una fuerza enorme el mundo del rock colombiano porque nos mostraba a una banda de heavy metal nuestro llegando por primera vez a la programación habitual y a los listados de las estaciones de radio que hablaban de pop, rock o baladas.
Para la época, el sonido de Kraken II era sobresaliente en el contexto de las grabaciones de rock colombiano, pero claramente estaba por debajo de las producciones internacionales más exitosas y profesionales. La música era auténtica, poderosa y sorprendente, pero el álbum sonaba un poco sintético. Al recordar la grabación del segundo disco, Víctor García (productor, ingeniero y teclista), nos dice: “No había un full studio con todo lo que necesitábamos, estábamos tratando de hacer lo mejor que se podía con la tecnología que había en el momento”. Sin embargo, era un salto enorme frente a la calidad sonora que Kraken había logrado en su primer LP.
En 2019 García, que vive en Los Ángeles, fue a Medellín y encontró una cinta de las grabaciones originales del disco. Inicialmente no se hizo muchas ilusiones porque la cinta llevaba mucho tiempo abandonada, no era de muy buena calidad, y ni siquiera era nueva al momento de producir el disco. En su momento tuvo que correr e improvisar porque la disquera presionaba, y en tiempos previos a la apertura económica no era fácil encontrar esas cintas en el mercado colombiano.
“En el 2020, que nos quedamos todos encerrados, y yo rascándome la cabeza en la casa, ‘¿qué hago para entretenerme aquí y no enloquecerme?’, me acordé de la cinta, la agarré, me puse a buscar dónde había un lugar con una máquina como la que yo tenía en ese entonces, que era una Fostex A80, son 8 canales en 1/4 pulgadas con Dolby C, es una máquina bastante específica, vi pocas posibilidades”, recuerda Víctor. Él habla con ROLLING STONE en Español desde su estudio BenderPost en Los Ángeles, donde hace postproducción de audio para series y películas de grandes estudios.
Afortunadamente logró encontrar un proveedor en Nashville que tenía ese mismo aparato, le envió la cinta, y a los pocos días recibió la grabación en Pro Tools: “La pongo y ‘¡Wow, suena espectacular, esto no puede ser!’. Lo que pasó es que son unos absolutos profesionales”. Antes de su digitalización el material pasó por un proceso de horneado y restauración que permitió tener el sonido original con la mayor fidelidad posible. Víctor se puso en contacto con los músicos sobrevivientes de la formación de Kraken de 1989, y les mostró su hallazgo. Todo el mundo quedó muy sorprendido.
“El único problema era que los teclados y parte de las baterías no estaban ahí, estaban como impulsos MIDI, que son impulsos digitales que disparan muestras de sonidos”. A partir de eso, Víctor “reemplazó” los impulsos de la batería (tocada entonces por Gonzalo Vásquez, miembro fundador de Kraken) por sonidos mucho más actuales, naturales y contundentes. Fue esencialmente un trabajo de reconstrucción muy detallado. “Ahora yo puedo agarrar el overhead de Gonzo y ponerlo en un espacio mucho más real, y puedo escoger en qué estudio, no tiene que ser en la sala de mi casa, porque hay una cantidad de tecnologías de modelación de espacios que te permiten dar esas impresiones”.
Para solucionar el problema de los teclados, debió estudiar e investigar el trabajo que él mismo había hecho en el álbum. “Yo grabé todos los teclados del original, pero eso quedó en unos archivos de computador, en un Atari 1040 con disquete, con unos módulos de sonido que no tengo en este momento”. Utilizando varios equipos y teclados, regrabó sus partes, y logró el mismo espíritu, añadiendo algunas sorpresas para los fans más leales.
Por otro lado, aclara que, “las guitarras, el bajo y la voz, son exactamente los mismos que tú oyes en el original, no se hicieron overdubs de ninguna clase”, aunque indica que sí fue necesario copiar y pegar algunas partes cuando la cinta presentaba fallas. “Por eso digo que es medio un Frankenstein, porque pasan estas cosas, hay que repararlas de alguna forma”. Por ejemplo, se siente más claro el trabajo del bajo de , con detalles que antes pasaban desapercibidos; se siente mucho más definido en su interacción con la batería, formando una base rítmica más compenetrada y poderosa. “En ese momento, el bajo quedó bastante perdido”, dice García.
Algo maravilloso de todo este proceso es que ha abierto la puerta a la reconstrucción del primer disco de Kraken, que fue grabado y mezclado en condiciones que no se ajustaban a las canciones de la banda, con un equipo técnico y humano experto en producciones de salsa o vallenato. Así eran las cosas en los años 80 para el rock hecho en Colombia.
“Miren, lo que podemos hacer es esto: Ya no tenemos a Elkin con nosotros, pero yo puedo extraer bastante bien la voz de Elkin, quitamos los instrumentos que fueron grabados de una forma no idónea, y los reemplazamos con los integrantes originales que los tocaron”, les ha dicho Víctor a los ejecutivos de Codiscos en el planteamiento de un proyecto que podría terminar en una caja conmemorativa. “No es oficial por el momento, pero tiene 95 % de probabilidad de pasar”.
Por ahora, lo que debemos hacer es disfrutar de este Kraken II repotenciado, que puede sorprender mucho a la gente que ha sido fiel al disco por más de 35 años. Ahora se siente mucho más crudo, “más en la cara” según las palabras de Víctor. La tecnología y la remezcla le han dado mayor contundencia y calidez, es más real. La banda se siente más cercana y pesada, más “en vivo”, sin perder nada de la sofisticación propia de la producción original, pero alejándose del aire ochentero.
El esfuerzo ha valido la pena, porque la nueva vida del álbum que incluye una canción tan grande como ‘Vestido de cristal’ merece celebrarse. Es la mejor manera de prolongar el legado de Elkin, un cantante al que Víctor jamás tuvo que hacerle ajustes o afinaciones en postproducción, y exaltar el invaluable aporte de Gonzalo Vásquez (batería), Jorge Atehortúa (bajo) y Hugo Restrepo (guitarra). Además, siempre será un placer encontrar nuevas perspectivas para joyas como ‘Camino a la montaña negra’, ‘Una vez más’ o ‘Después del final’.










