Johansen y Liniers: “El hecho creativo es un hecho de resistencia”
Ya son más de dos décadas de amistad y sana compinchería entre el cantautor Kevin Johansen y el artista gráfico Ricardo Liniers. No es tanto que en estos días anden celebrando algún aniversario, aunque con ellos todo se siente como una fiesta, pero han estado girando con su espectáculo por América Latina y Europa, generando con su público una conexión realmente especial con sus canciones ilustradas..
Kevin -reposado, buscando siempre expresiones ingeniosas, y citando a grandes pensadores- se ha ganado un lugar entre los grandes de la canción latinoamericana de este siglo, colaborando con gente como Natalia Lafourcade, Carlos Méndez, iLe, Kiko Veneno, Jorge Drexler o David Byrne; mientras Liniers -muy locuaz, capaz de hablar cantidades y dibujar al mismo tiempo- es respetadísimo como artista visual, ha publicado muchísimos libros, es docente, y se enorgullece de haber ilustrado una portada de ROLLING STONE para la edición argentina sobre El eternauta. Juntos, tienen un álbum reciente en vivo (Desde que te Madrid) y un nuevo libro (Es nuestra forma de comunicarnos).
La que sigue es una charla más bien informal, y más o menos caótica, con ellos, dos tipos convencidos de que “con miedo no se logran cosas bellas”:
Ustedes empezaron a hacer cosas juntos hace ya casi 20 años, ¿verdad?
Kevin Johansen: Un montón, sí.
Ricardo Liniers: Nos hicimos amigos a principios del 2000.
Kevin: Sí. A principios del 2000, yo estaba haciendo una nota para Fernando Peña en Buenos Aires, pero ya conocía el Bonjour de Liniers, que fue previo a Macanudo. Y él me escribe un mail en esa época: “Hola, hago dibujitos”, como es él. “Sí, te tengo, te conozco, tomemos una birra”.
Liniers: Además, lo había dibujado en una tira, y no me acuerdo cómo era exactamente, pero eran unos tipos que decían que no se llamaba Kevin Johansen, se llamaba Carlos Gómez.
Kevin: Claro, era un chiste.
Liniers: [Risas] Y después llegaban unos abogados que me decían en inglés como, “You’re in deep shit, fucker [Estás jodido, hijo de puta]”. Y este me dice, “¡Sí, buenísimo!”. Y después de algún recital o algo, quedamos charlando y nos hicimos amigos.
Esta pregunta puede parecer obvia, pero ¿sienten que de alguna manera han construido un universo juntos, más que juntar dos mundos?
Liniers: Sí, para mí es el mismo universo que vos generaste con un amigo tuyo. No es como que “Vamos a armar La guerra de las galaxias”. Es más que tenés cierto sentido de humor con este amigo, o con tu suegro, o hablás de ciertos temas con tu mujer o con tu amigo. Entonces, el universo es ese, es el universo de la amistad que hay acá.
Kevin: Sí, yo lo llamo “impunidad amistosa”, cuando te ves con esos amigos que dicen 25 estupideces.
Liniers: Menos mal que me lo está diciendo a mí…
Kevin: Y por ahí salen dos cosas que son dos ideas, por ahí salen dos cosas que están buenas u ocurrentes, o sirven para algo, o el gen de algo, de alguna idea, una canción…
Pero nunca ha sido tanto como el ejercicio consciente de “vamos a sentarnos a construir un…”.
Kevin: No, fue muy paulatino el tomar consciencia de que había algo entre nosotros que podía generarse arriba de un escenario. Eso fue muy lento. Lo típico fue el primer afiche para un teatro; “Eh, Liniers, venga con unos pingüinos, hagamos algo”.
Liniers: Y parte de la lentitud era que yo era la persona menos de un escenario que vos te podés cruzar. Yo era un aparato, tímido, no sé qué. Y este me decía, “Vení al escenario”.
Kevin: Lo dice en tiempo pasado, era tímido.
Liniers: Ahora, no, cero aparato, soy recool [Risas]
Es un poco como la figura que han tenido los raperos del hype man, que anima, es un poco eso; como Shaggy con Sting…
Kevin: El de Public Enemy con el del reloj gigante…
Ajá, Flavor Flav.
Liniers: Happy Mondays tenía un bailarín así, es eso. Pero, básicamente, era Kevin diciéndome, “Che, hay una fiesta acá”. Esto era ya cuando yo empecé a dibujar. Al principio dibujaba en una computadora y estaba con el sonidista y el iluminador, y al final saludaba a Kevin, y decía, “¡Qué lindo los dibujos!”. Pero Kevin me decía, “Che, la fiesta es acá, Ricardo. No sé qué hacés allá con el iluminador”. Y yo, además, en ese momento empecé a decirle que no quería laburar en una computadora, que yo soy medio inútil, que prefería como pinturas y cosas. Y ahí este me dijo, “Pero eso lo tenés que hacer en el escenario”.
Kevin: El primer DVD que hacemos en el Teatro Nacional, el Vivo en Buenos Aires, él estaba de espaldas, pintando un mural…
Liniers: Como más abstraído…
Kevin: Un ilustrador, y por ahí un comentario; en algún momento un amigo en común, quien maneja la parte visual, dice, “Bueno, pero si vos tenés el escenario vacío y él hace algo visual, ¿por qué no hacen algo? ¿Por qué no se juntan arriba del escenario?”. Y de a poco surgió esa noción de “¿Por qué no lo subimos con su escritorio de dibujante al lado nuestro, como un músico más, como uno más de la banda?”.
Liniers: Y yo, que soy un músico frustrado, era, “Un músico más, sí. Mirá este rojo…”.
Kevin: Yo siento que es músico, porque él también a veces se dice “No”. Él lo que hace no se escucha, yo antes decía eso, no se escucha lo que hace, yo lo que hago no se ve porque es invisible la música. En realidad, es mentira, porque la música está llena de imágenes. Las imágenes hablan, gritan, tienen ritmo. Entonces, hay algo ahí también.
Hay momentos en los que Liniers hace como una segunda voz, una voz de refuerzo…
Liniers: Sí, trato de no hacerlo mucho porque no me tengo tampoco mucha fe. Hay un 60 % de éxito cada vez que meto un coro[risas].
Kevin: Cabe decir que él es muy musical, es absolutamente musical. Y, aparte, yo no soy un músico virtuoso ni mucho menos, no voy a mentir. A veces el chiste entre nosotros es que él dice, “Estaría bueno que Kevin haga temas largos, tipo nueve minutos”.
Liniers: Claro, Pink Floyd, un solo tipo Gilmour, largo, de 10, 15 minutos y yo te hago el dibujito lindo…
Kevin: Tener más tiempo para hacer algo. Pero, la verdad es que, sin ser, como dice El Negro Rada, un “cansautor”, uno hace canciones de tres minutos como cuatro o cinco, con toda la furia…
“No se trata para nada de negar la realidad, sino de intentar, desde el punto de vista de uno, transformarla en algo más llevadero y contagiar un espíritu más humanista”
Yo te vi tocando en el Personal Fest hace 20 años, en Buenos Aires, en 2005, pero creo que ahí estabas solo, y luego como en 2011 o algo así, viniste a Bogotá con lo de Vivo en Buenos Aires , y Ricardo estaba por Skype.
Liniers: Ah, fue la vez en que aparecían mis hijas. Matilde y Clemen eran chiquititas.
Además, esa noche, Colombia y Argentina jugaban en la Copa América en Buenos Aires, y Liniers iba contando cómo iba el partido por Skype.
Liniers: [Risas] No me acordaba de eso.¿Cómo veníamos?
Kevin: ¿Cómo salió?
Acabó 0-0 el partido.
Liniers: Estábamos todos contentos o todos enojados, claramente [risas]. Porque además fue medio sorpresa, era esa primera época, no era ni Zoom, no sé qué era, Skype o algo así.
Más allá de si hubo consciencia a la hora de crear ese universo, ¿cómo se ve el mundo real desde ese universo? Es decir, ¿cómo se ve el mundo que está habitado por Trump, Netanyahu o Milei, desde ese universo?
Kevin: Se ve.“El verdadero artista no desvía la vista”, decía Kurosawa, Akira.
Liniers: ¿Y habría conseguido que rime también en japonés? Mirá qué bárbaro [risas].
Kevin: En castellano rima. Yo creo que el hecho creativo es un hecho de resistencia, creo profundamente en eso. El hecho creativo es un acto de resistencia, y creo que no se trata para nada de negar la realidad, sino de intentar, desde el punto de vista de uno, de transformarla en algo más llevadero y contagiar un espíritu más humanista, creo que ese es nuestro rol.
Hace muchos años me pasó con Les Luthiers, con quienes trabamos amistad, con López Puccio primordialmente, con Rabinovich y luego con los demás. Y sucedió una cosa en Venezuela, en la época de Chávez vivo todavía, cuando un periodista me preguntó, “¿Qué disco le recomendarías a Chávez?”… quería un título. Y dije, “Bueno, quizás un disco” —muy inocente yo— “de tal y tal, y de Caetano Veloso, un tema tal para que se ponga en contacto con su lado femenino”.
Liniers: [Risas] Le diste un titulazo, boludo.
Kevin: El título era, ya viste, “Chávez necesita estar en contacto con su lado femenino” [risas] o algo así. Y milagrosamente seguimos yendo a Venezuela varias veces más en época del chavismo. Pero vuelvo a esto porque uno de Les Luthiers, creo que López Puccio, me dijo, “Nosotros creemos en la no injerencia de cada país, de los problemas de cada país”; ellos eran súper pragmáticos, y tenían esa mirada muy respetuosa también respecto a la no injerencia.
Liniers: Sí, porque a veces uno tampoco está empapado del otro país.
Kevin: Era otra época también.
Claro, a veces uno no entiende ni siquiera su propio país.
Liniers: A veces ni siquiera [risas], definitivamente.
“Si nosotros cantásemos sobre la libertad igual que hace 50 años, sería triste”
Kevin: En algún momento del show anoche dije, “Al abrir los ojos se ilumina hasta la China, y si sonríe, se arregla hasta Palestina“, es que en realidad en el disco dice Palestina y Argentina a la vez. Pero, me parece que, a lo Caetano, los artistas que a mí me gustan no son demagógicos, no caen en una demagogia fácil, de “¡Libertad, derechos!”. No es mi estilo, porque creo que uno corre el riesgo de entrar en una demagogia y decir lo que cierto grupo quiere escuchar.
Liniers: Y además está claro lo que decís, que estás a favor de la libertad.
Kevin: Está implícito, pero quiero decir, a lo Caetano, que por ahí dice, “el río, qué bonito que está, esta sierra… pero siempre seremos esclavos”. En una frase, él tira lo que piensa también, hasta ideológicamente, si se quiere. Así que, somos animales políticos, como decía el viejo Sócrates, uno de esos griegos [risas]. Pero, sí, creo que nuestra responsabilidad es desde el hecho creativo, y de no negar la realidad en ningún momento.
Liniers: Hay un momento de la filmografía de Woody Allen que me parece muy alto; en una película que nadie se acuerda, se llama Stardust Memories, que es como la versión de Woody Allen de 8 ½, como que es un director, y es todo medio absurdo, y en un momento bajan unos extraterrestres de la nada, sin ningún tipo de explicación, y Woody Allen les pregunta —está haciendo de Woody Allen, ¿no?—, les dice, “Yo no sé qué hacer, porque en el mundo hay guerra, y hambre, enfermedad, injusticia social, hay corrupción. No sé qué hacer, no sé qué hacer”, y los extraterrestres le dicen: “Hagan mejores chistes [Make better jokes]”. ¿Viste?, no hay manera, yo no te voy a arreglar los problemas políticos, yo no entiendo. Pero cada uno tiene que hacer lo que hace lo mejor posible, y de la manera más honesta posible.
Kevin: Bueno, pensé que ibas a mencionar que justo cerramos la noche del matrimonio igualitario.
Liniers: También, claro, en Buenos Aires.
Kevin: Tuvimos momentos de estar con las abuelas de Plaza de Mayo, o sea, hemos estado en situaciones de compromiso, digamos, la noche del matrimonio igualitario fue increíble.
Liniers: Fue un buen inicio porque era un recital en frente del Congreso para apoyar la ley que fue en 2010, 2011, por ahí. Estaban debatiendo la ley, y se quedaron debatiendo hasta tres o cuatro de la mañana. Iba a ser difícil, como que no estaban los votos; tenés en Argentina, como en toda América Latina, que la iglesia está muy presente. Y nosotros hicimos el recital ahí, como cinco canciones, una cosa así.
Kevin: Cerramos.
Liniers: Y fue increíble levantarnos el otro día, como que funcionó. Y yo creo que fue por nuestro show, Kevin [risas].
Kevin: No iba por eso.
Liniers: Me da la sensación, desde el punto de vista mío, creo que estaban todos los medios y nos vieron cantando y dijeron, “¿Saben qué…?
¡Que ya dejen de cantar! [risas].
Liniers: [Risas] Votamos la ley si todos se callan.
Kevin: No, y como cancionista también pasa eso, el tema de la demagogia; siempre remarco, somos herederos de una generación muy pesada, de Charly García, de León Gieco o Serrat y Silvio Rodríguez, heredamos ese peso porque vivían en dictaduras y en situaciones muy extremas. Nosotros saliendo de dictaduras y entrando en primaveras democráticas, y algunas que no duraron demasiado. Pero, si nosotros cantásemos sobre la libertad igual que hace 50 años, sería triste. Entonces, ese tipo de cosas como la noche del matrimonio igualitario, es sentir que cantábamos sobre nuevas libertades a conseguir, sin sonar pomposo, porque nadie cambia el mundo, pero sí hay algo ahí que una canción puede mejorar un microclima, al menos, y propagar un espíritu.
Liniers: Los únicos que cambiaron el mundo fueron los Beatles [risas]. Ellos sí creo que cambiaron, que todo el mundo empezó con “All you need is love”; generaron una especie de revolución.
Kevin: Bueno, sí, una de las influencias mayúsculas, claro.
“Ahora hay señalamiento hagas lo que hagas, estamos viviendo en la era del dedo índice”
[@montoyanelson]
¿Hasta qué punto hoy los artistas se enfrentan al posible señalamiento de, “Ustedes lo que están haciendo es un escapismo y nada más”?
Liniers: Es que ahora hay señalamiento hagas lo que hagas, estamos viviendo en la era del dedo índice, estamos todos de Twitter; si decís A, B o C, va a haber alguien que se ofende por A o B o C. Entonces, yo creo que hay unas cuestiones generacionales. Por ejemplo, a nosotros como que nos empezó a ir bien y justo empezó a aparecer esto de Internet. Entonces, las primeras tres veces que alguien te dijo, “Es una porquería”, decís, “Che, no”, y tratabas de explicar, “Lo que pasa es que se entendió mal”. A la décimo octava vez decís, “Ah, esto no importa nada”.
Ahora lo ves con generaciones anteriores, porque me acuerdo que se enojaba mucho el Andrés Calamaro, que no podía entender… Claro, pero es que toda su vida, si sos Calamaro, Fito o Charly, lo que te encontraste en vivo y en directo fue cariño, y de repente entraron en una nueva versión, esta especie de universo paralelo, el universo online, y eran puteadas todo el tiempo, y dicen, “Pero ¿dónde estaban todos esos?”. Y no estaban porque no te dicen esas cosas en la cara, pero desde el anonimato, de repente, se transformó en una manera nueva de relacionarnos con nosotros.
Lo que es horrible es que ahora eso se exportó para afuera. Entonces, los políticos ahora, como Donald Trump o Milei, pre Internet no existían, porque nadie hubiese entendido que un político diga “shithole countries”, como dice Trump, o “zurdos de mierda”, como dice Milei.
Kevin: Ali Smith estuvo en Buenos Aires, y decía, “Bueno, ahora con Trump somos todos outsiders”. Entonces, en un punto, estamos en un mundo donde somos todos outsiders, somos todos como expulsados…
Liniers: Pero, para mí, es un rebote de lo que pasó online, de este universo que nos dieron sin preguntarnos si lo queríamos o no. Cambiaron nuestra forma de relacionarnos, nuestra forma de conocer parejas, todo cambió… diseñado por gente que ahora conocemos, los Zuckerberg, y los Elon Musk, y que sé yo, no son sociablemente normales, digamos, son medios sociópatas.
Cuando éramos jóvenes, ¿alguna vez se te pasó por la cabeza hablar con tu amigo y decirle, “¿Vos cuántos amigos tenés?”, “Yo tengo ocho, vos tenés 14”. “¿Vos cuántos tenés?”, “Yo tengo 62”? [risas] No existía, eso es una mirada sociopática de la relación de amistad. Y esto es lo que instalaron, el like, los seguidores, es como matemático, porque tienen cerebros antisociales. Entonces, esos son los que diseñaron cómo nos estamos relacionando ahora, no va a terminar bien [risas].
¿Hasta qué punto es producto de un diseño y hasta qué punto es un caballo desbocado que se les fue?
Liniers: Yo creo que se parece a lo que son ellos, de la misma manera que la música de Kevin se parece a lo que es Kevin.
Se parece a ellos, se parece a Zuckerberg y a Steve Jobs. Steve Jobs, ¿viste la bibliografía cuando se murió? Durante dos años, la gente que vive en el mundo de Internet o de los CEO fueron insoportables, porque Steve Jobs era un insoportable, era una persona muy sociopática, más allá de un genio, como nos inventó algo, no sé qué hizo exactamente, pero va y entra, y putea a todos, y no sé qué, “Rompan cosas, total después lo arreglamos”. Y claro, los CEO leyeron eso, y bueno…
Kevin: Pero, divide y conquista, ¿no? Es decir, capaz que hay alguien refregándose las manos, tipo Mr. Burns, de Los Simpson.
Liniers: Es muy posible, y de esos no sabemos los nombres.
Kevin: No sabemos los nombres de esos.
“Sin el trauma, te quedarías con el peor arte del planeta”.
Está eso de la era del dedo índice también y, en ese mismo sentido, ahora que hablabas de Woody Allen, parece que nunca nos habíamos visto ante esa necesidad u obligación de separar, o no, al artista de su obra.
Liniers: El talento es una cosa, hay gente muy talentosa, y el genio es el talento con turbo, digamos, cuando es genio ya vas a Da Vinci, a Chaplin, a Lennon… Entonces, ese turbo, muchas veces está impulsado, no siempre, pero, muchas veces, demasiadas, por el trauma. Hubo un momento en que me dio por leer biografías, y leí la de Salinger, la de Charles Hughes, la de Vonnegut, todos al mismo tiempo, todos fueron la Segunda Guerra Mundial. Y todos estos que fueron la Segunda Guerra Mundial “mataron gente”. Era gente, obviamente, hipersensible, porque son artistas.
Kevin: Mel Brooks.
Liniers: ¿Mel Brooks también fue? ¿Otro que estuvo? [Risas]
Kevin: La biografía de Mel Brooks…
Liniers: Esa generación la atravesó todo, entonces, el trauma de Salinger te empuja a un tipo que sea Salinger, pero también te empuja la parte oscura de Salinger, o de Roman Polanski, o de Chaplin, o de Lennon, todos esos tienen traumas en la infancia. Entonces, ¿cómo hacemos para separarlos? Y mirá, sin el trauma, te quedarías con el peor arte del planeta. Lo que no lo excusa a Polanski, yo no creo que sea excusable lo que hizo Polanski. Pero, creo que, si vos podés separar el arquitecto del edificio, o el cocinero de la comida, podés separar el arte del artista. Yo no sé quién hizo este edificio. Capaz que lo hicieron con plata de los narcos, no tengo la menor idea, capaz era un antisemita. Si puedo separar el arquitecto del edificio, puedo separar a Roman Polanski de su obra.
Hoy pensaba en todos los niños a los que les gustaba Michael Jackson.
Kevin: También, claro.
Liniers: Mi filosofía es que yo escucho a Michael Jackson hasta Thriller, que ahí era buen tipo [risas]; salía con Brooke Shields, era un copado. Pero, también, ahí tenés otro tipo traumado de la infancia, está clarísimo el trauma de Michael Jackson, no es un misterio. Eso te genera el genio, pero el trauma no es elegante.
¿Y cuál es la diferencia entre un tipo talentoso y un tipo genial?
Kevin: Bueno, a mí me gusta decir que está bueno ser casi un genio, porque los genios…
Liniers: La pasan mal.
Kevin: ¡La pasan muy bien!
Liniers: Para mí, genio es el que transformó ese espacio del arte. Cuando apareció Pulp Fiction, todas las películas fueron diferentes. Cuando aparecieron los Beatles, todo fue diferente. Es tan fuerte Federico Fellini, que vos ves como un pequeño terremoto en ese espacio artístico, y a los que vienen atrás les abrió una puerta a ser más libres, o a animarse a hacer más cosas.
Ahora, la pasan muy mal porque tienen que pelear contra la corriente, porque tienen una visión muy personal que hasta ese momento no se había hecho, entonces tenés que estar agarrándote a piñas. Si se hace ese cine, necesitás 300 millones de dólares ahora para hacer una película. Lo bueno de la historieta es que es muy barato hacerlas.
Kevin: Sí, yo creo que se engrandece. y hay como una cosa de idealización de ciertos talentos y ciertos dones, y es cierto que hay gente que hace un disco tras otro, como Charly García, y ahí era todo genialidad; son únicos, realmente se cuentan con la mano. Pero, creo que hay mucha gente talentosa que tiene como momentos de brillantez, o momentos de genialidad.
En una vuelta hablaban de Prince, decía un periodista muy famoso, creo que de la ROLLING STONE, ahora no me acuerdo, que hablaba de Prince y de Michael Jackson, y decía, “Hay artistas que tienen el pulso de lo que la gente necesita y quiere escuchar durante tres, cuatro, cinco años, y después se va”.
Liniers: Stevie Wonder…
“Si no creás, no te equivocás nunca”
Claro, porque está eso también, el genio no es vitalicio.
Kevin: Hay quienes perduran y quienes no. Hay genios que su obra vuelve porque es tan genial que tiene un peso específico en el tiempo y perdura. Pero, a decir verdad, si uno piensa hasta en los Beatles, los más grandes, ¿la gente común, cuántos temas de los Beatles recuerda? Tres, cuatro, cinco temas. Después no se acuerdan. Entonces uno, como artista dice, “Bueno, primero, el milagro…”.
Liniers: Que se acuerden de uno, y ya [risas].
Kevin: A un nivel muy menor, a un nivel mucho más tranquilo, el milagro de encontrar tu público, encontrar un público que te interpreta y te interpela. Y, segundo, es que ellos quieran un manojo de canciones tuyas o de obras tuyas, se acuerden de tres o cuatro personajes tuyos, o tres o cuatro canciones tuyas para siempre, que les dure para toda la vida, eso es un regalo.
Para mí, no tiene nada que ver con la genialidad, o sea, tiene que ver con el talento, lograr hacer canciones, en mi caso, más o menos bien, para que perduren, buscar que perduren, porque creo que siempre te estás equivocando. Creo que la diferencia entre una persona que se anima al hecho creativo y alguien que no se anima, o no se atreve, o que piensa que no es suficientemente buena, la diferencia es que te equivocás mucho, y tenés cada tanto un acierto.
Liniers: El error es expuesto. Y ahora subrayado de Twitter: “Liniers, sos un ladrón”.
Kevin: Pero, si no creás, no te equivocás nunca.
Liniers: Pero, también en la equivocación es donde aparece el estilo. Si te saliera todo bien, sos Beethoven, pero hay algo en el error, tu manera de fracasar es tuya. A mí me pasa eso con lo de la inteligencia artificial ahora, que están queriendo saltar esa parte del error, del sufrimiento, del trabajo, del desarrollo de un oficio, de un estilo.
Kevin: Grandes actrices o actores que no quedan en los castings…
Liniers: Claro, cuando vos ves la lista de los tipos que pasaron por las películas… “¿En serio no era buena Meryl Streep para vos?” [risas].
Kevin: Está lleno de estos casos.
Liniers: Pero hay algo para mí con la inteligencia artificial en el arte, hay algo que es medio inmoral, casi te diría, que es querer el resultado final sin el esfuerzo, ¿no? A Kevin hacer una canción le tomó toda su vida, hacer todas las canciones previas, y ahora está llegando a esta canción. Todo ese esfuerzo, ese trabajo, soledad, estar en tu casa como, “A ver si me sale esto”…
La frustración…
Liniers: El otro día, alguien me dijo, “A mí me gustaría que a mi hijo se le ocurra una película, y entonces pueda verla”. Y le digo, “Sí, pero lo que estás enseñándole a tu hijo es que el arte no requiere trabajo y esfuerzo”. Y ahí es donde desaparece la experiencia humana, que es de lo que básicamente está hecha el arte.
Vos no mirás una pintura para que sea perfecta. Mirás una pintura para imaginarte que hay un tipo con la cabeza tan rara como la de Van Gogh, o la de Picasso, como para decir, “Uy, mirá lo que es el cerebro de este hombre”. O cuando escuchás a los Ramones, no vas a escucharlos para escuchar algo perfecto, una sinfonía, vas para escuchar a cuatro pibes que viven de una manera más intensa que vos, y vas a decir, “Yo no me animo a vivir como los Ramones”. Si escucho las canciones es como que puedo estar dentro de su cabeza un rato.
Kevin: Inteligencia artificial… si es artificial, no es inteligente, que me gusta mucho esa frase también.
“Nos faltamos amablemente el respeto entre nosotros, como buenos amigos”
Kevin, tú hablabas de un acto de resistencia, que yo veo, al menos en parte, desde el espíritu artesanal…
Liniers: Muy poco de inteligencia artificial en nuestro show [risas].
Lo veo incluso en el formato; creo que ya algunos artistas hacen shows que funcionan para grabar en vertical, para el celular. Entonces, pensaba que con ustedes es todo lo contrario, es apaisado, totalmente horizontal. ¿Qué tanta consciencia o inconsciencia da origen a eso? ¿Qué tanta intencionalidad hay ahí?
Kevin: Buena pregunta… Especulación no hubo.
Liniers: Claro, porque somos pre esto también. Cuando empezamos a hacer esto no entraba en nuestra cabeza esta versión del mundo.
Kevin: Yo creo que hay algo en lo que hacemos juntos, son diferentes disciplinas que no nos complementamos, sino que nos completamos. Yo siento que Ricardo de alguna manera completa. Suena lindo, pero es real; creo que es una extensión de lo que yo hago, que no es caer justamente en esa demagogia del cantautor que da cátedra o está arriba de un pedestal. Yo le huyo.
La solemnidad. “Mi verdad, es la verdad”, que a veces pecamos los “cansautores” de eso. Y creo que él me ayuda a resolver esa madeja, ese intríngulis. Después, no sé cuánto hay de consciencia o de inconsciencia, pero sí que hay algo de resistencia en lo que hacemos, pero no es algo que hayamos ensayado ni pergeñado adrede, es algo que creo que buscamos de una manera también subconsciente, inconsciente.
Liniers: Está bien lo que decís de completar, porque lo que yo aspiro cuando hago el show con Kevin es que la música y el dibujo estén bien casados, y ahí es como lo de Ginger y Fred, digamos, ¿no? Cuando baila Fred Astaire solo, muy bien, cuando es Ginger [Rogers] sola, bien, pero cuando están los dos juntos pasa algo que es diferente, hay como una química. Pero, además, lo que está haciendo uno no lo puede hacer el otro.
Creo que la razón por la que funcionó así es porque nos conocíamos muy bien de antes; cada tanto pasa con algún dibujante ahora, cuando algún músico trata de hacer esto, y hay tanto susto entre ellos, porque no se conocen de antes, o porque no hay tanta relación. Si a mí me hubiese pedido Charly para hacerles dibujos, yo hubiese dicho que sí, pero con el pánico que hubiese tenido constantemente a lo largo de la experiencia, yo no hubiese estado tranquilo.
Entonces, lo que a mí me da orgullo del show es que está pasando eso, que está mezclada bien la música con el dibujo, el humor, a veces me permito yo hacer contrapunto a lo que está haciendo Kevin, yo por acá estoy haciendo unos chistontos que la gente se ríe, y él no rompe la cara de seriedad.
Kevin: Y al revés también, porque a veces yo puedo estar proponiendo algo más irónico, y él está haciendo que se emocione la gente con lágrimas en los ojos, porque es medio poeta también.
Liniers: Muy poeta.
Kevin: Es “pueta”, con u.
Liniers: [Risas] Pero, eso no hubiese salido si no hubiésemos tenido esa confianza cuando subimos al escenario. Hay una frase que le gusta a Kevin que decía Beckett que era: “Con respeto no se logran cosas bellas”. Y entonces ahí el respeto a veces asusta, viste. Y con miedo no se logran cosas bellas.
Kevin: Sí, nos faltamos amablemente el respeto entre nosotros, como buenos amigos. No nos queda otra.

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