Divididos presentó su nuevo disco en el Movistar Arena

Filosofía analógica aplanadora.

 

Por Agustín Baccá.

La banda de Mollo, Arnedo y Catriel rompió la monotonía semanal con una invitación imposible de rechazar: escucha del nuevo disco (el primero en 15 años), proyección de documental, conferencia de prensa y un cierre acústico sorpresa. Nada mal para un miércoles cualquiera.

Minutos antes del arranque, el equipo de Rock & Pop encabezado por Eduardo de la Puente participó de una previa con pizza, cerveza y la hospitalidad de Divididos. Fotos, abrazos y camaradería de trinchera: los muchachos estaban contentos, disfrutando del reencuentro.

A las 19:40, con el campo armado con sillitas y las plateas bajas del Movistar Arena colmadas, empezó la proyección del documental “Sonidos, barro y piel”. 

Realizado por Leopoldo Montero Ciancio, el video muestra cómo fue la grabación del disco nuevo, desde el inicio. Así vimos cómo pintaron las paredes del estudio La Calandria; a Ricardo cantando las letras; chicos jugando a la pelota o a Catriel confesando que va a “romper las pelotas para que este no sea el último disco”. 

Uno de los puntos altos fue el solo de armónica del Cóndor, grabado por Mollo poniendo todo tipo de caras al ver a su amigo esforzándose. Esa toma fue la única y quedó en el disco, en la canción “Monte de olvidos”.

La película retrató con calidez el detrás de escena de una banda que todavía se emociona haciendo música de la manera más analógica posible, pero usando a la tecnología como una herramienta, no como un fin. 

En plena era del clip, el tiktok, lo rápido y efímero, el público compró una entrada para asistir, probablemente, a la escucha de disco más masiva de la historia argentina. Entre el auditorio reconocimos personajes de lo más variopinto como Ricardo Soulé, Sebastián De Caro, Tery Langer, el Tucu López, Lali Espósito y Pedro Rosemblat, Fernán Mirás, Wos, Alfredo Rosso y Lalo Mir.

A las 20:45, el momento central: la escucha completa del nuevo disco, titulado Divididos. ¿Por qué el nombre? La tapa muestra una bandera argentina cosida con hilo de sutura. Una expresión de deseo para un país agrietado que necesita unión. 

La pantalla gigante proyectó imágenes poéticas —amaneceres, atardeceres, drones sobrevolando calles, gente pogueando, un barquito de papel a la deriva— mientras las letras de cada canción aparecía en tipografía grande. El nuevo álbum tiene todo lo que define a Divididos: potencia, emoción, sutileza y esa alquimia que sólo ellos logran entre crudeza y ternura.

Del disco ya habíamos podido escuchar “Mundo ganado” (junio 2019), “Cabalgata deportiva” (octubre 2020) y “San Saltarín” (abril 2023), tema que en 2024 recibió el Premio Gardel a Mejor Canción de Rock. A eso se le sumaron nueve canciones más, todas con ADN de Aplanadora como “Aliados en un viaje”, “Insomnio” o “Bafles en el Mar”.  

A las 22, tras una breve introducción del filósofo pincharrata Darío Sztajnszrajber, el trío protagonista de la velada subió finalmente al escenario. “Es raro estar delante de ustedes sin un instrumento”, saludó Diego Arnedo.

Lo que siguió fue una charla distendida, entre explicaciones sobre “por qué tardan tanto en sacar discos”, confesiones de las cosas que los hacen llorar (como la presencia del pequeño hijo del Cóndor) y distintas filosofías de vida, como la de Mollo cuando definió lo que significa “irse al carajo”: “Venir un miércoles tres horas al Movistar para escuchar un disco entero, eso es irse al carajo”.

Y en el final, quizás con algo de picardía y mucha razón, Catriel Ciavarella apuró a sus dos compañeros para cerrar la noche tocando un par de canciones en versión acústica. Por suerte aparecieron tres guitarras y Divididos hizo lo que mejor hace: jugar (“play” en inglés significa tocar y también jugar), cerrando la noche con “Pepe Lui”.

PH: Ignacio Arnedo.

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