Daniel “Piti” Fernández, de Los Piojos a La Franela: “Ya quería bajarme del avión de guerra y volver a mi avioneta”

“Decile que me cago de amor”, dice Daniel “Piti” Fernández al recordar lo que para él fue el momento en que comenzó a gestarse el regreso de Los Piojos. Pocho Rocca, histórico manager de Los Piojos y actual de Los Persas, lo había llamado de parte de Andrés Ciro Martínez para preguntarle si se animaba a subir al escenario de Vélez a cantar “Bicho de ciudad”. “Decile que me cago de amor. Así tal cual fue lo que le dije”, repite el guitarrista y sonríe. Era septiembre de 2023 y un año después Los Piojos anunciaría su regreso tras quince años sin tocar. Por esos días Piti estaba grabando un nuevo álbum de La Franela, la banda en la que se refugió allá por 2008, cuando decidió bajarse del barco piojoso, un año antes de lo que sería la separación definitiva del grupo. Poco después de aquel reencuentro emotivo (Ciro y Piti no se vieron ni hablaron desde que el guitarrista dejó Los Piojos), comenzaron a realizarse las reuniones con el resto de los integrantes de la banda, que finalmente desembocarían en la vuelta del ritual en diciembre de 2024. 

“Tenía el disco listo para editar, pero cuando llegó la propuesta de Los Piojos les dije a los músicos de mi banda y a la discográfica que era algo que había pintado, que había muy buena vibra y que era ahora o nunca”, asegura Piti. “Pero también les aclaré que acá no había chamuyo, que por más que nos fuera bien, no íbamos a seguir más allá de cierta fecha y cuando todo se terminaba, volvíamos con La Franela y editábamos el disco. Y acá estamos”.

La burbuja en el tiempo de Los Piojos se acabó (al menos por el momento) y Piti cumplió inmediatamente con la promesa de editar Andamio, el sexto álbum de estudio de La Franela (que se edita esta semana y se presentará el 18 de este mes, en Vorterix), con su última formación, que completan Nicolás Simone en guitarra, su excompañero en Los Piojos, Sebastián Cardero en batería y tres músicos ligados por la sangre piojosa: Matías Kupinski (hermano del fundador de la banda, Tavo Kupinski) en guitarra, Fernando Cardero (hermano de Sebastián) y Antonio Fernández (hijo de Piti).

 “Tengo problemas con las canciones que me dicen y me dejan cicatrices. Suenan a boludas y me dejan muchas dudas. Calan profundo, no quiero que me pisen. Esas canciones son lo único que hice”, canta Piti en el tema que abre y le da nombre al disco. “Yo empecé a componer canciones con letra y música recién a partir de 1998. Los Piojos ya tenían diez años y cuatro discos editados. Me acuerdo de que me fui a Cuba, con la mamá de mi hijo mayor, Antonio, que estaba embarazada, y algo en ese viaje me hizo clic, me voló la cabeza. Ahí compuse ‘Reggae rojo y negro’ y ‘Vine hasta aquí’, que salieron dos años después, en Verde paisaje del infierno. Ahí empecé a componer, como que se abrió algo en mí o quizá se soltó algo que tenía dentro. Desde entonces, escribo cuadernos y cuadernos con letras que a veces se convierten en canciones”.

El nuevo álbum de La Franela va de la canción rock de “Andamio” al espíritu punk de la versión de “Tu que puedes vuélvete”, de Atahualpa Yupanqui, del rock directo de “La muchacha” (con la participación de Ciro) a la cadencia de la “Cumbia grupera”. “En un momento de mi vida el punk-rock me voló la cabeza y desde lo músical me considero repunki, Los Clash fueron muy importantes y, bueno, después cuando viajamos a Francia y conocimos a Mano Negra, todo ese combo sonoro me pegó fuerte. En un punto me muevo así. Me gusta un blues, o dos, pero no me gusta todo el blues. Me gusta un reggae, o dos, pero no me gusta todo el reggae. Me gusta el folclore y el tango, pero no escucho discos enteros. No soy ni tanguero, ni folclorista, ni rastafari. Por ahí escucho a Atahualpa y me vuelve loco, pero no ando escuchándolo en el auto”.

FOTO: IGNACIO ARNEDO

El último álbum de La Franela fue producido por Pepe Céspedes, compositor y bajista de La Bersuit, pero ahora el mismo Piti se hizo cargo de las perillas. “Está bueno que alguien ayude desde afuera, pero a veces uno tiene la cabeza fija en lo que quiere y es mucho más fácil hacerlo y listo. Yo sentí que Pepe nos aportó, pero al ser contemporáneos con él, no sé, como que prefería hacerlo yo mismo. Por ejemplo, yo tenía muy claro que el tema ‘Cansado de dolor’ lo quería grabar a dos baterías y así fue. Está Seba Cardero paneado a la izquierda y Catriel Ciavarella a la derecha. Yo había tocado con él en la época en la que era el baterista de M.A.M., de Omar Mollo, hace mil años. Estuvo buenísimo y para sacarlo a Catriel de su zona de confort, lo hice grabar con una batería chiquita… ¡Me quería matar! Pero quedó alucinante. En esa canción también canta Juani Rodríguez, de Andando Descalzo. Es un tema muy especial, porque tiene algo de homenaje con bronca y está dedicado a Tatú, baterista de los Pérez García que se suicidó en 2022”.

El otro homenaje del disco es el tema “El loco de la colina”, que lleva el nombre de un viejo programa de radio conducido por el español Jesús Quintero. “Es un tema que compusimos junto a mi hijo Antonio y si bien está inspirado en la radio, también en el estribillo dice eso de ‘no sé si volverán’. Era la época en que adonde fuera a tocar, en cualquier parte del país, me preguntaban cuándo iban a volver Los Piojos. Y yo pensaba eso: ‘No sé si volverán’”.

¿Y cuándo te cayó la ficha de que un regreso podía ser posible?

Hubo señales. Lo primero que pasó es que Pocho y Andrés se acercaron para ver si yo les daba una autorización de un tema, creo que porque querían usarlo en una serie o algo así. Me dijeron que había tanta guita, no era un número grande, no me hacía la diferencia de nada, pero sin pensarlo les dije que sí, que no tenía ningún problema. A los pocos días vino Maru, que labura con ellos y también trabajaba con Los Piojos, y fue compañera mía de la secundaria, para firmar los papeles y bueno, un poco también creo para ver cómo estaba. Porque cuando nosotros nos peleamos no volvimos a hablar y ellos no sé qué pensaban de mí, pero algo me llegaba. Para ellos yo estaba loco, no podía haber dejado a Los Piojos, no sé. Así que imagino que Maru volvió y vio que yo estaba parado, que me bañaba y que hablaba igual que antes, ja. Entonces después un día vino Pocho y charlamos y yo algo me veía venir. Después que ellos habían hecho esas dos jugadas, ahí yo hice una jugada maestra: le dije a Kari, mi manager, que le pida entradas a Pocho para ir a verlo a Andrés al show de Vélez, que le diga que mi hijo más chico, Danilo, quería ir a verlo. Poco después me llama Pocho y me dice que estaba con Andrés y que si me copaba en subir para tocar “Bicho de ciudad”. Ahí fue que le dije: “Decile que me cago de amor”. Y bueno, después de lo de Vélez ya empezó a sentirse que se podía venir un regreso y empezaron las reuniones con el resto.

FOTO: IGNACIO ARNEDO

En noviembre de 2023, días antes de actuar por primera vez en el Teatro Colón para celebrar los 25 años de Rolling Stone Argentina, Andrés Ciro Martínez decía algo así sobre la posibilidad de una reunión de Los Piojos: “Piti tuvo actitudes ante ciertas situaciones que me gustaron y por eso lo llamé y hablamos y lo invité para que sea parte del show en Vélez. Puntualmente hubo un homenaje a Los Piojos en el Centro Cultural Kirchner, del cual nosotros no íbamos a participar por cómo se estaba armando, y lo llamaron a Piti y él también se negó porque entendía, como nosotros, que Los Piojos eran una banda y que ninguno se puede parar y querer adueñarse de eso. Después de tanta agua bajo el puente, este reencuentro fue una manera de vernos y estuvo bueno. Pero yo tengo mi proyecto, tengo mi vida, y yo qué sé… Igual, ¿quién sabe lo que puede ocurrir de acá en más? Solo tuvimos un encuentro con Piti y lo vi bien y lo vi buena onda”.

¿Cómo fue el reencuentro con Andrés, después de tantos años y dichos cruzados mientras estuvieron separados?

Nos agarró en un momento de la vida como que estamos ya de vuelta y lo disfrutamos mucho. Nos cagamos de risa y nos llevamos muy bien. De hecho, pasó también que nuestros hijos se hicieron amigos y el más chico de Andrés, Ale, y el más chico mío terminaron yéndose juntos a pasear por Europa.

Piti asegura que una vez que aceptó el desafío piojoso no fue nada fácil ponerse a punto para tamaña aventura. “¡Pensá que al final me tuve que aprender 80 temas! De hecho, alguien dijo que no tocamos solo seis o siete temas de toda la discografía de Los Piojos. Y la verdad es que yo ya tengo seis discos con La Franela y siete con Los Piojos. Además, Los Persas hacían canciones de Los Piojos, pero nosotros apenas tres o cuatro. Fue mucho trabajo. No hubo un show parecido ni siquiera en los comienzos. Porque uno podría hacer los primeros diez temas iguales y después cambiar, pero no. Eso la gente lo devolvió con sacrificio y algunos hasta vendieron su auto para poder ir a varios de los conciertos. Cuando arrancamos con los ensayos, Andrés me dijo de hacer mínimo 40 temas. Yo me sabía 11, pero bueno, teníamos tiempo y mientras pasaban los días de conviviencia iban saliendo. ¡Pero al final fueron 80!”.

Y en el cierre, sumaron uno más, “Paciencia”…

Sí, Andrés me dijo que estaría bueno dejar grabado algo de este momento, con esta banda. “Yo tengo algo y si te parece hacemos uno mío y uno tuyo”, me dijo. Yo le dije que sí enseguida, pero con la condición de que fuera un tema de él y que yo me sumaba arriba de eso. Hice el arreglo de la intro y salió bárbaro. Estuvo buenísimo dejar grabado algo de este momento, porque después uno no sabe adónde nos llevará la vida.

Hoy a la distancia, ¿cómo ves lo que pasó con Micky [Rodríguez, bajista y fundador de Los Piojos que decidió no participar de la vuelta de la banda]?

Todo lo que pasó con Luli [Bass, que reemplazó a Micky en la reunión], que es una divina total, fue porque tenía que pasar. Lamentablemente, como que nos olvidamos de Micky. Pero yo lo viví con pena. En todos estos años la figurita difícil era yo y medio que fue una sorpresa que dijera que sí. Pero bueno, Miguel se plantó y no lo podíamos creer. Es al pedo conjeturar si fue por ego, un viejazo, la guita o fue el combo. Con Micky nos criamos juntos, somos amigos de la plaza de mi barrio. Mis viejos y los de él viven a cuatro cuadras y yo con 11 años y él con 14 nos criamos juntos jugando al fútbol ahí. Entonces, fue como que fuera otro tipo, no entendimos bien su búsqueda. La síntesis sería que me dio pena cómo se movió, no lo entendí, como si no lo hubiera conocido nunca.  

¿Qué sentiste cuando terminaron el último show, en River?

Mucho frío, ja, ja… No, fue un flash. Además, yo soy hincha de River y haber tocado ahí me sumó mucho.

¿Te costó bajarte de la montaña rusa piojosa después de seis meses sin parar?

No, fue fácil porque fue necesario. Yo no estaba ni para hacer dos River más. Ya sabía que llegado el momento se terminaba y se terminó pasando por ahí un mes, pero para hacer los River, nada más. Ya estaba bien. Con la banda y con la compañía ya había quedado también que volvíamos a lo nuestro. Quería mi Franelita, bajarme del avión de guerra y volverme a subir a mi avioneta, tomando mate, ja ja. Lo que sí me sorprendió fue cómo en dos meses volví a traer al cantante que tenía guardado. Entramos a la sala y estaba ahí. Eso sí, me ayudó mucho mi coach, Coti Manigot, que ahora cuando presentemos el disco va a cantar algunos temas con nosotros. Se me habían ido un par de letras y algunas estructuras de canciones, pero ya las tenemos otra vez.

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