Conoce los Códigos de muñeka de Paloma Mami
Paloma Mami llega a la sala en donde en unos minutos conversará con pocos medios sobre su nuevo álbum de estudio, un trabajo que se publicará esa misma noche. Luego de saludar a su equipo y a los periodistas, se sienta en una silla rosa en forma de nube que va a juego con su sudadera y con el fondo y la alfombra de peluche. “Estoy despierta desde las ocho de la mañana”, dice mientras enseña su nuevo set de uñas que se hizo como parte de su preparación para el lanzamiento. “Estoy muy feliz de que ya llegó el día”, añade.
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Ha sido una semana agitada en la que se ha dedicado a atender entrevistas, a hacer activaciones y a reunirse con sus fans, a quienes debe, en gran parte, la existencia de Códigos de muñeka. Esta atribución no proviene del típico “me debo a mis fans” que dicen los y las artistas al agradecer a quienes les apoyan y reproducen sus canciones, sino es dada en un sentido más literal. Para Paloma, este álbum fue un experimento en el que pudo sentirse más cercana a las personas que siguen su carrera, consultando los comentarios, críticas y sugerencias que le hacían sus seguidores para ver en qué aspectos podía crecer. De este modo, su concepto de la “muñeka” se fue moldeando de acuerdo con el tipo de música que su público quería escuchar de ella y los artistas invitados que, según sus recomendaciones, encajarían mejor con su estilo. “Mis fans son como yo, en verdad”, afirma. “Son una extensión de mí porque son muy exigentes, son muy creativos y son muy específicos en lo que les gusta. Yo soy así también, muy como, ‘Esto es lo que quiero y así lo quiero’. Entonces eso me encanta de ellos”.
Octavio Skiaffos
Cuatro años han pasado desde que publicó su álbum debut, Sueños de Dalí, con el que presentó su propuesta que oscilaba entre lo urbano y lo alternativo, una mezcla que le surgió de forma natural por sus influencias R&B de Nueva York y las urbanas de América Latina. El disco tuvo un buen recibimiento y consiguió que Chile volcara sus ojos hacia ella, convirtiéndose así en una de las grandes promesas de su país. Incluso, gracias a dicho trabajo se hizo con su primera nominación a los Latin Grammy 2021 en la categoría de Mejor artista nuevo. A partir de entonces, se dedicó a crecer a su propio ritmo, publicando el primer sencillo de su segundo LP en 2022 (‘Síntomas de soltera’) y el siguiente (‘Dosis’) en 2024, sin dejar de compartir canciones sueltas y participar en colaboraciones en el medio.
Con paso lento pero seguro, Paloma se tomó el tiempo necesario para crear el disco que imaginaba pues en un principio, hace aproximadamente dos años y medio, tuvo una idea inicial que luego desechó. Si se hubiese apresurado a publicar un álbum el año siguiente a Sueños de Dalí, sostiene que quizás no hubiese entregado todo de sí como lo suele hacer con cada uno de sus proyectos. “En esos años que han pasado he podido crecer mucho y ver las cosas de otra forma. Entonces eso también me ha ayudado mucho artísticamente”, comenta. Una de las cosas sobre las que ha cambiado su perspectiva es la industria musical, ya que según lo que ha podido percibir, “El talento a veces es como un 10% de lo que importa en esta industria”.
Por mucho tiempo, la cantante sintió que había nacido en la época equivocada para ser el tipo de artista que se imaginaba que sería, sin embargo, a medida que se fue adentrando más y más en el negocio, se dio cuenta de que con las generaciones actuales y sus hábitos de consumo tenía que adaptarse. De esta manera llegó a la conclusión de que, en ocasiones, la consistencia prima sobre otras cualidades, pero a su vez comprendió que no tenía por qué cambiar por completo para agradarle a los demás.
Cuando comenzó a desarrollar el concepto de Códigos de muñeka, además de tomar el feedback de sus fans, también deseaba mostrar que ella es una persona “que tiene varias facetas” o “personalidades”. Es por esta razón que cada una de las canciones que conforman el trabajo representa a una Paloma diferente. Según explica, son 11 flows distintos a través de los cuales se plasma la versatilidad que puede tener una muñeca. “Si tú eres fan de Barbie o Bratz, sabes que pueden ser literalmente lo que ellas quieran ser”, dice. “Eso quería demostrar con la palabra ‘muñeka’ también, mucho de fluir y ser lo que tú quieras y no importar lo que nadie más piensa”. Esta idea se explica mejor al ver el arte individual de cada canción, en donde se ven 11 figuras distintas basadas en el anime, un tipo de arte al cual Paloma nombra como una gran inspiración. El reto en ese sentido era poder llegar a un concepto visual que mantuviera un equilibrio entre quienes están más familiarizados con la animación japonesa y aquellos a quienes no les gusta tanto. Así fue como toda la estética terminó siendo muy rosa y muy mami.

En cuanto a la música, para su segundo trabajo discográfico Paloma Mami tenía claro que quería adentrarse más en el reggaetón. De hecho, los primeros sencillos que compartió antes del lanzamiento tenían al género urbano como común denominador como parte de su objetivo de hacer que este disco fuese digerible para un público más amplio. Es así como temas como ‘Dosis’ con Marcianeke e ITHAN NY, ‘Síntomas de soltera’ con Pailita y El Jordan 23, o ‘Hakia’ tienen un sonido que apela al reggaetón de los 2000. Con estos avances, parecía que la chileno-estadounidense preparaba un trabajo de esta música casi que en su totalidad, pero al escuchar sus 11 cortes pareciera que estuviera dividido en dos. Justo como la identidad cultural de Paloma.
Pese a que en la segunda mitad continúan predominando sonidos de trap y dembow, aún se percibe su vena alternativa. En esta parte la cantante tiene dos grandes momentos en ‘Astros’, un perreo que parece haber sido sacado del mundo de los sueños, y ‘10+1’, la dosis de espanglish con la que cierra el LP. A su vez, allí se encuentran cortes como ‘La freak’, su sorpresiva colaboración con Rauw Alejandro en la que reúne lo mejor de sus influencias musicales; ‘Sinkronizamos’, una canción más íntima que canta a dueto con DannyLux; y ‘Ojo de Horus’, un tema en el que el rap de Pablo Chill-E coquetea con el canto más melodioso de Paloma.
La cantante explica que el proceso fluyó tan orgánicamente que fueron muy pocas las canciones que no alcanzaron a pasar el corte final y eso, para ella, es un indicador de que le fue bien con un proyecto. De todos modos, al considerarse una persona perfeccionista, aclara que todavía le queda mucho por crecer. “A eso me ayuda la música”, dice. “Siento que por eso me llevo tan bien con ella, porque aprendo mucho en todo el proceso. Aprecio todo y estoy muy feliz en donde estoy. Me siento muy feliz con el proyecto en general y estoy feliz por lo que se viene”. Esto no quiere decir que ya esté lista para cerrar el capítulo de Códigos de muñeka, sino más bien describe la situación como “tener abierta la ventana y la puerta a la vez”.
Cuando publicó Sueños de Dalí en 2021, explicó en varias entrevistas que ese disco no tenía colaboraciones porque quería que fuera su talento el que defendiera su proyecto musical. Al recordarle lo que dijo por aquel entonces, asegura que sí logró demostrar de lo que está hecha. “Soy tan exigente, pero lo veo como que ya lo logré con literalmente una canción”, responde con la seguridad de una persona que confía en lo que hace. Considera que esto se debe a que su esencia siempre ha estado muy marcada desde sus inicios y a que la gente puede reconocer en ella su creatividad y singularidad. “Pero como soy exigente, yo digo que aún no saben nada de lo que puedo hacer y me falta mucho [por enseñar]”, agrega.
Años más tarde, tras haberse hecho un nombre por su cuenta, sí se permitió colaborar y ahora tiene un álbum en el que pudo reunir grandes nombres de la escena urbana de Chile, la cual está en expansión y va agarrando más fuerza. “Últimamente hay gente como Jere Klein y Cris MJ, que suenan mucho más que solamente [aquí]. Y yo creo que eso me encanta verlo porque abre tantas puertas para Chile”, opina, siendo ella misma una de las personas que ha contribuido a este crecimiento.