Belén Aguilera crea su propio universo con Anela
“Siento que Anela, dentro de todo, ha formado parte de establecer una identidad y un universo que siento que me pertenece”. Belén Aguilera no solo hace música, crea universos. En su última entrega nos lleva a un viaje que trasciende la realidad para adentrarse en la fantasía, lo onírico y lo surrealista. Entre melodías orgánicas y ritmos electrónicos, la cantante barcelonesa construye un universo propio donde la luz y la sombra conviven, y cada canción es un reflejo de su transformación artística y personal. En esta entrevista para ROLLING STONE en Español, Belén nos abre las puertas de su mundo imaginario, habla de sus miedos, sus aspiraciones y de cómo ha aprendido a dejar atrás la necesidad de complacer, para seguir su intuición y soñar despierta.
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Anela nace de la fantasía, la mitología y lo onírico. ¿En qué momento sentiste la necesidad de construir un mundo imaginario para tu música?
Uf, pues yo creo que… al final, todas las decisiones que he tomado han venido desde lo más subconsciente, de una parte quizás muy pequeñita de mí. Siempre he sido una niña muy fantasiosa, he creído mucho en el misticismo, en las hadas, me ha gustado mitificar la vida; es decir, tomarme todo como señales, escuchar todo lo que me rodea. Siento que siempre ha sido parte de mí, pero nunca lo había exteriorizado. Entonces, creo que Anela ha sido también la manera de establecer una identidad y un universo que siento que me pertenecen. Parte de mi sello como artista tenía que habitar en eso. Tenía sentido que mi identidad artística fuera esa parte fantástica en la que siempre he creído, y siento que Anela me ha dado la oportunidad de poder exteriorizarlo a nivel artístico y también de configurar mi identidad.
Claro, también el hecho de que eres una artista que ya sigue un ritmo que fue construyendo. Estaba escuchando tu álbum y existe esa narrativa que ya estaba en tus otros trabajos, que iba dando señales.
Sí, pero siempre ha sido súper inconsciente. Siento que también he buscado muchos personajes a lo largo de mi carrera. Me ha gustado verme en distintos roles, y las canciones para mí han sido maneras de ser personajes que no soy en el día a día, en plan esa capacidad de ir mutando. Además, tengo ‘Mutantes’ en el disco, que va un poco de eso: de esa capacidad de transformación. Entonces, sí es verdad que en todos mis antiguos personajes eran quizás más literales, más realistas, y ha ido evolucionando hacia un universo mucho más fantástico. También es cierto que todo ha sido bastante progresivo.
“No es un camino de rosas y hay adversidad. Es una manera de plasmar lo tenebroso de la vida en algo fantástico, que no por ser fantástico tiene que ser naif”, Belén Aguilera.
Hablas de refugiarse de la realidad. ¿Qué circunstancias te llevaron a plantearlo en ese espacio alterno?
Pues yo creo que al final todos sentimos dolor y sufrimos; cada uno sana como puede o busca su manera de sobrevivir. Para mí, el refugio más sano, por decirlo de alguna manera, es en parte la música y crear este mundo imaginario y fantástico. Es una forma muy sana y bonita de volcar y canalizar todo el dolor que llevamos dentro, mucho mejor que otras maneras, claro [risas]. Así que, para mí, es simplemente una manera sana de exteriorizar todas las emociones que se me quedan dentro y a veces se estancan, formando como una pequeña bola.
Cuando estaba escuchando el álbum y con lo que estamos hablando, me viene otra vez a la mente esta parte de que los cuentos toman situaciones “reales” o que pueden dar miedo y se cambian para que se lleguen aprendizajes. Pensé en Caperucita Roja, ¿no?
Total, además yo era súper fan de estos cuentos, así que eran un poco turbios, ¿sabes? En plan cuentos infantiles, pero súper oscuros, como la Caperucita Roja paseándose por el bosque y lo del lobo y todo eso. Siempre he sido muy fan de este tipo de historias fantásticas, un poco tenebrosas, y siento que en Anela se nota mogollón. Ese mundo es fantástico, pero no es infantiloide; es oscuro y luminoso a la vez, un poco al estilo de los Hermanos Grimm, ¿sabes? Es como Anela by Hermanos Grimm [risas]. Al final, es un poco como la vida misma: no es un camino de rosas y hay adversidad. Es una manera de plasmar lo tenebroso de la vida en algo fantástico, que no por ser fantástico tiene que ser naif.
En este disco, juegas con lo abstracto y lo surreal. ¿Cómo se traduce esa estética en tu manera de escribir letras? Por ejemplo, la estética del último disco que hiciste inicia un poco más movido…
Sí, no tiene nada que ver.
“Nunca he hecho música para vender, ni para agradar, ni para nada; de hecho, todo lo contrario”, Belén Aguilera.
Este es más lento…
Sí, de hecho, estaba agobiada a nivel personal. Me decía: “Uy, ¿cómo se va a tomar la gente esto ahora?”, porque venía de llevar un poco el pop al hyperpop y a la electrónica, experimentando con esos sonidos super electrónicos, todo superdigital, tempos muy altos. Y de repente llega un disco que no solo es mucho más largo, sino mucho más lento, musical, orgánico. Entonces pensaba: bueno, la gente que haya estado aquí por lo otro quizás… Es como una evolución, y yo también sufría pensando que a lo mejor a la gente no le iba a gustar, pero al final era algo que tenía que hacer porque lo llevaba dentro. Siento que la evolución de esa parte tan electrónica no era ir al extremo, sino todo lo contrario: todo al final, en los extremos, da la vuelta y se convierte en lo opuesto.
Además, en un mundo en el que todo es tan rápido, inmediato, industrial y digital, echaba de menos algo que evocara una nostalgia de un pasado que nunca viví; algo cuidado, meticuloso, delicado. Me lo pedía, pero a la vez estaba aterrada, porque vivimos en una etapa de inmediatez, lo contrario de esto. Para mí, este disco ha sido sobre todo confiar en todos los que trabajamos juntos, que al final hemos pasado por lo mismo. Ha sido como: “Uy, y ahora esto qué”, pero había que hacerlo. Esto es lo que tocaba ahora, y es precioso. Estoy súper orgullosa; es de lo que más orgullosa estoy de haber hecho, la verdad. Lo más complejo y difícil ha sido un poco desvincularse del ego, de lo comercial y de la idea de artista que se supone que debes ser, para poder ser realmente lo que sí tienes que ser.
De hecho le diste en el blanco porque la segunda pregunta era sobre que te saliste de tu zona de confort.
Total.
Y entonces aquí ya es como convivir con eso que estábamos platicando, la luz y las sombras, cosas que a veces los artistas dicen: “No, es que quiero seguir haciendo lo que les gusta a todos, pero necesita también hacer esto por mí.” Y llega la duda de cómo lo van a aceptar los demás, ¿no?
Sí, también te diré algo: siempre que he hecho un proyecto, luego he hecho otro completamente distinto, y siempre me ha pasado lo mismo. Por ejemplo, cuando hice Metanoia venía de un disco muy pop, y luego hice Metanoia, que era como una rave, mucho más electrónico y experimental, y me pasó lo mismo: dije, “No sé cómo le va a encajar a la gente”.
Y lo mismo con mi primer disco, que era de absolutas baladas, y luego pasé a hacer pop más al uso. Siempre ha sido cambio tras cambio. Esa parte siempre ha estado ahí; no es algo que me pille de sorpresa. Tampoco he hecho nada para gustarle a alguien. Nunca he hecho música para vender, ni para agradar, ni para nada; de hecho, todo lo contrario.
“Creo que Anela es mi proyecto más cinematográfico hasta la fecha, y es por donde quiero seguir: quiero seguir haciendo música para banda sonora”, Belén Aguilera.
Imagina que de repente llegara un productor de una serie, la que a ti más te guste y te diga, “Yo quiero que Anela sea el soundtrack de esta serie”…
¡Hombre! Mira, vamos a cerrar los ojos y a pensarlo muy fuerte. Me encantaría. De hecho, lo visualizo mogollón y creo que sería lo máximo. O sea, perdón, si algún director está escuchando –o leyendo– esta entrevista, creo que deberían hacerlo. Sería un desperdicio no hacerlo. Además, siento que Anela es muy cinematográfico. Creo que es mi proyecto más cinematográfico hasta la fecha, y es por donde quiero seguir: quiero seguir haciendo música para banda sonora…
Finalmente, ¿cuál sería tu cuento favorito?
Mi cuento favorito… estoy pensando… pueden ser varios. Creo que directamente La Caperucita Roja me gusta, y también Doctor Jekyll y Mr. Hyde.












