La muerte de Jimmy Cliff: la historia desconocida del pionero del reggae en Uruguay
Jimmy Cliff, uno de los más grandes artistas de reggae, falleció a los 81 años.
La familia del cantante jamaiquino anunció hoy su muerte en Instagram, “debido a una convulsión seguida de neumonía”. “A todos sus fans alrededor del mundo, por favor sepan que su apoyo fue su fuerza a lo largo de toda su carrera”, comunicaron en un mensaje su esposa, Latifa, y sus hijos Lilty y Aken. “Jimmy, mi querido, que descanses en paz (…) Nos vemos y te vemos, Leyenda”.
Junto con Toots & The Maytals, Cliff fue uno de los primeros artistas jamaiquinos en lanzar música de manera internacional, lo que sería clave para la difusión del reggae alrededor del mundo, a través de Island Records, la compañía británica de célebre productor Chris Blackwell, que poco después impulsaría la carrera de Bob Marley.
Así fue que Cliff lanzó media docena de sencillos en la primera mitad de los años sesenta, comenzando con su debut de 1962, “Hurricane Hattie”, y clásicos del ska como “Miss Jamaica” y “Gold Digger”. Pronto Cliff se había mudado al Reino Unido, haciendo amistad con futuras leyendas del rock como Pete Townshend y Robert Plant, y marcando definitivamente el camino de la internacionalización del reggae.
En 1967, llegó el álbum debut de Cliff en Island, Hard Road to Travel, y dos años después publicó su LP homónimo (más tarde titulado Wonderful World, Beautiful People), que contaba con dos canciones que lo convirtieron en la primera superestrella global del reggae: el himno antibelicista “Vietnam” y la balada-soul ”Many Rivers to Cross”.
Fue por esos años que Jimmy protagonizó una historia muy poco conocida, en contraste con su ascendente celebridad. Sucede que Cliff fue, también, un adelantado en traer la música jamaiquina a Sudamérica.
La historia la cuenta el libro Jamaica no existe (de Daniel Flores), recientemente publicado por la editorial especializada en libro sobre música Gourmet Musical, en Argentina: “Como casi todo en los primeros años del reggae, los detalles son difusos. Lo mejor documentado es un muy temprano paso por Río de Janeiro, gracias a Jimmy Cliff in Brazil (Philips), un LP de 1968, producido por el carioca Nonato Buzar. El álbum, más bien en plan soul, contenía un cóctel de temas del intérprete y canciones brasileñas, como “Vesti Azul”, el gran éxito del propio Buzar. El mismo año, Cliff participó en Río del Festival Internacional da Canção Popular, un certamen-espectáculo según el modelo de San Remo, que tuvo continuidad entre 1966 y 1972.
“Evidentemente, Cliff buscaba nuevos mercados con una visión mucho más amplia que la del resto de la industria musical jamaiquina. De allí que se aventurara también en esos años por Argentina, Chile y Uruguay, aunque con mucho más bajo perfil que en aquella pionera excursión carioca. Existen pistas vagas y dispersas de su paso por el Festival de Viña del Mar (1969), y por los bailes de carnaval de Vélez Sarsfield (1970, con Sandro, Leonardo Favio, Palito Ortega, Donald y Billy Bond) y el Club Deportivo San Andrés (1971, anunciado como “Jhimmy Cliff”, junto a Joan Manuel Serrat, Los Iracundos, Los Náufragos y otros). Retazos de información recolectados después de años de investigación por Nicolás “Neco” Sarra, editor de Magia Negra, fanzine argentino especializado en música de Jamaica.

“La historia más curiosa y hasta ahora desconocida, sin embargo, tiene lugar el sábado 25 de enero de 1969 en Punta del Este. Entonces, Jimmy Cliff, nada menos, fue contratado para animar la elección de la “reina” del balneario, el evento social más destacado de la temporada en las playas más aristocráticas del continente. El certamen era una iniciativa marketinera de Mauricio Litman, el empresario argentino pionero en Punta del Este con sus visionarias inversiones inmobiliarias y sus iniciativas culturales y turísticas. Impulsor también del tradicional festival de cine de Punta, Litman fue el creador del Cantegril Country Club, donde cada año se realizaba la elección de la reina. Alejandro, uno de sus cinco hijos, se encargó de conseguir los números musicales en el verano del 69.
“Jimmy Cliff viajaba a Uruguay sin banda, por lo que Alejandro se dispuso a buscar músicos para acompañarlo. Recurrió entonces a un sexteto beat uruguayo llamado Sunshine, que hacía algunos covers de los Beatles y Los Gatos, y en el que tocaban dos amigos suyos: los hermanos Daniel y Carlos Foderé, también habitués de Punta. Sunshine venía de adjudicarse el tercer puesto en el concurso Beat Show de Coca Cola, entre más de 300 artistas uruguayos.
“Fue todo muy rápido. Alejandro nos presentó a Jimmy Cliff, a las 3 de la tarde hicimos un ensayo y a la noche tocamos en un escenario al aire libre en el country frente a bastante público, el 70 por ciento argentinos. Fueron solo tres canciones, que nosotros no conocíamos. Pero Jimmy nos pasó las partituras”, recuerda Daniel, el organista del conjunto, hoy escribano jubilado, un poco sorprendido por el contacto para este libro. Sunshine fue un proyecto de juventud que no alcanzó los dos años.
Igual que su hermano menor, Daniel había pasado una temporada como estudiante de intercambio en Estados Unidos, por lo que se comunicaba bien con el extraño visitante jamaiquino. Los otros integrantes de Sunshine eran Carlos Barate, voz; Oscar Bernatzky, primera guitarra; Carlos Vecino, segunda guitarra; y Enzo Long, bajo; Carlos Foderé tocaba batería. Bernatzky, que entonces tenía apenas 15 años y era el Sunshine más joven, asegura que esa noche interpretaron “Waterfall”, el hit de Cliff, “A Whiter Shade of Pale”, de Procol Harum (que Cliff había incluido en su disco brasileño), “y otra canción que no recuerdo. No teníamos ni idea de quién era Jimmy Cliff. Pero no fue muy complicada la cosa. La cascada era muy sencilla y nos entendimos bien porque algunos hablaban inglés. El negro, macanudo. Ningún problema”.
Vario músicos de Sunshine se reencontraron en julio pasado en Montevideo para recordar esta historia, 55 años después, para la presentación de Jamaica no existe. “Nos pagaron prestándonos por una semana un departamento en Punta del Este”, comentaron, entre risas, ese día en el restaurante La Temeraria, de Montevideo, antes público, periodistas y familiares, entre ellos varios nietos.

Al margen de estas aventuras sudamericanas, otro hito en la carrera de Cliff fue su versión de “Wild World”, de Cat Stevens, y muy especialmente “You Can Get It If You Really Want”, ambas en 1970. El éxito internacional volvió a poner a Cliff en el centro de atención en su Jamaica natal, donde el cineasta Perry Henzell estaba trabajando en lo que sería la primera película totalmente jamaiquina, The Harder They Come.
“La manera en que Perry [Henzell] me convenció para hacer la película fue – porque estaba teniendo tanto éxito en Europa en ese momento que realmente no quería volver [a Jamaica], podía ganar mucho dinero en Europa, tenía éxitos con ‘Wild World’ y ‘Vietnam’ y esas canciones – él dijo, ‘Sabes, creo que sos mejor actor que cantante’. Y me quedé sorprendido, porque yo pensaba lo mismo”, dijo Cliff a Rolling Stone en 2019.
La película con el tiempo se convertiría en un fil de culto. Y su legendaria banda sonora es hasta hoy ponderada como uno de los mejores soundtracks y uno de los más grandes discos de reggae de la historia. El LP incluía unos cuantos hits de Cliff y el hoy clásico tema principal, “The Harder They Come”, junto con canciones de Maytals, Desmond Dekker y otros.











