Soda Stereo: a 30 años de uno de sus más grandes conciertos, ante 200 mil personas en La Plata
Suena una tímida secuencia electrónica, casi una señal de ajuste a modo de loop ambient. Sobre el fondo del escenario gigante, montado en la entrada del Palacio Municipal, un juego de sombras comienza a disparar las primeras imágenes. Gustavo Cerati canta las estrofas iniciales de “Planta”, es un arranque suave hasta que el cuarteto de cuerdas cruza la escena como un rayo desde la galaxia Beatles. Del otro lado de las vallas, en la plaza mayor de la capital de la provincia de Buenos Aires, con más de siete hectáreas de extensión, una multitud en estado de asombro observa el ejercicio pop. La canción incluida en Sueño Stereo esquiva el anticlímax y va creciendo de a poco para estallar cuando la figura principal levanta la voz con un efusivo “¡Vamos La Plata!”.
El 19 de noviembre de 1995, con motivo del 113° aniversario de la fundación de la ciudad de La Plata, Soda Stereo cerró los festejos con un show que, según las estimaciones de los organizadores, reunió a más de 200 mil personas, y que aún hoy es recordado como uno de las mejores presentaciones realizadas en la ya clásica celebración platense. Costumbre instaurada por el intendente Julio Alak desde 1992 con la presencia de Fito Páez -en pleno furor El amor después del amor– y Luis Alberto Spinetta, quién sufrió dos descargas eléctricas durante el concierto. Un año después, Charly García coronó la fiesta municipal junto a Los Twist y Fabiana Cantilo, y en 1994 Andrés Calamaro al frente de Los Rodríguez convirtió al evento gratuito en un encuentro mucho más popular con su frase “me estoy poniendo tan a gusto que me fumaría un porrito”. Esa noche también participaron de la grilla Virus y La Portuaria.
“Tengo recuerdos hermosos, una época muy linda, estábamos empezando a tocar Sueño Stereo, un disco que recién salía, creo que en la lista estaban prácticamente todos los temas. Estábamos muy orgullosos de ese disco y del sonido que tenía la banda en vivo. Fue un momento de madurez, creo que el momento de mayor madurez de Soda en toda su carrera”, dice Zeta Bosio 30 años después del show que junto al concierto en la avenida 9 de Julio (1991) figuran entre los más convocantes del trío. “Después de haber tocado tanto habíamos llegado a funcionar como un organismo, una cosa que pensábamos de una sola manera, algo medio inexplicable”.

Toda la ingeniería del show tuvo un largo proceso de negociaciones. Juan Pedro Zambón, por aquella época productor de bandas, fue el encargado de mediar entre las exigencias de los artistas y las posibilidades del municipio. “Esa noche empezó muchas noches antes. Era la primera banda que pisaba el escenario del 19/11 con un rider técnico internacional. Nuestros recursos económicos eran limitados para afrontar semejante producción. Entonces tuvimos que analizar qué sacrificábamos. El sonido no era negociable, las luces tampoco. El requerimiento de escenario tenía la especificación: ‘Lahyer’. Sistema de estructuras alemán, que en aquel momento era escaso y muy costoso. Yo tenía mí propio sistema de escenario ‘industria argentina’, pero mi techo no podía soportar la friolera de 15 toneladas de luces que, el contrato que firmé, decía que el techo tenía que soportar. Así que tuvimos que ceder ahí también y nuestros recursos se acabaron. Teníamos todo el rider tecnico que Soda exigía, pero faltaba algo en lo que el contrato no era muy preciso: la tarima de escenario”, cuenta el productor. “Ahí fue donde, sin mentir pero sin decir toda la verdad, pudimos hacer un ‘ahorro’. Llego el staff de Soda, veteranos de mil giras y se encontraron con un verdadero Frankenstein técnico de estructuras alemanas y criollas, no muy lindo, pero muy efectivo”.

Antes del show de Soda y como parte de una política de difusión cultural del municipio, subieron al escenario de Plaza Moreno bandas platenses como Mister América y Las Canoplas. También unos ignotos Aterciopelados, la banda colombiana que recién se daba a conocer con el disco El dorado y no paraban de rotar en MTV gracias al hit “Bolero falaz”. No fue un show fácil para el grupo conducido por la voz de Andrea Echeverri, la gente que esperaba por Soda no disimulaba su ansiedad, botellas de plástico volaron durante toda la previa. A pesar del mal trago, Cerati apreció la actuación de Aterciopelados, a tal punto que la banda fue invitada para abrir los conciertos del trío en Estados Unidos durante 1996 y Andrea Echeverri terminó participando en el Unplugged de MTV con una tremenda interpretación de “En la ciudad de la furia”. En el show de La Plata, los Soda estrenaron la versión downtempo espacial del tema que abre Comfort y música para volar.
Contudencia, detallismo y cercanía, el concierto de Soda en La Plata –se puede ver completo en youtube- es una clara muestra de la supremacía escénica del trío dentro del rock argentino cosecha 1995. Desde un setlist imbatible hasta las intervenciones del cuarteto de cuerdas, el soporte electrónico en manos de Tweety González y Fabián Von Quintiero, o el control absoluto de Cerati para sentirse ágil y no quedar atado a la categoría de banda clásica son sólo algunas de las claves de una noche histórica. Combinación de poder que completaron Zeta Bosio y Charly Alberti con versiones furiosas de “Persiana americana”, “Final caja negra” o “Primavera cero”, y que convivían sin conflictos con temas recientes como “Zoom”, “Ella usó mi cabeza como un revolver” o “Paseo por Roma”.
El impacto del sonido en Plaza Moreno provocó oscilaciones que fueron registradas por el sismógrafo del Observatorio de la Universidad Nacional de La Plata. El salto de 200 mil personas marcó una inédita sensación de temblor en el centro de la capital provincial y hasta hubo quejas de los vecinos porque “vibraban los vidrios y se movían las lámparas de techo”. “Los graves son muchas veces los responsables de que pasen esas cosas. Pido disculpas si hemos desacomodado alguna estantería”, dice el bajista de Soda mientras prepara una nueva resurrección del trío.
Todos los que estuvieron arriba del escenario empotrado en calle 12, señalan que la energía que venía desde abajo parecía devolver toda la intensidad que producía la banda. Pero nada se compara al momento en que Gustavo Cerati frenó el tiempo. “Ahora nos vamos a convertir en otro grupo, un grupo cuyo nombre, un poquito vulgar pero qué va a ser, se llama Vida, que es la mezcla de Virus y Soda”, dice el líder del trío e invita a Julio y Marcelo Moura para una emocionada versión de “Imágenes paganas” (luego tocarían también juntos “Amor descartable” y “Prófugos”). “Con los chicos de Virus siempre nos cruzábamos en distintos shows, tenemos una relación que nació cuando Federico (Moura) produjo nuestro primer disco. Se nos ocurrió que siendo ellos de La Plata era una buena oportunidad para revivir esas juntadas que vivimos, por ejemplo, en La Casona de Lanús. Recordar a Federico en su ausencia significó un momento muy emotivo”, recuerda Zeta.
Hoy, miércoles 19, el ritual se vuelve a repetir en la ciudad fundada por Dardo Rocha hace 143 años. El Mató a un Policía Motorizado cierra los festejos en el escenario que mira a la catedral gótica, como hace tres décadas lo hizo Soda con una performance brillante y que todavía permanece como el momento más alto de una saga de conciertos por donde han pasado los nombres más importante de la historia del rock argentino.
















