Detrás de los grandes discos del rock argentino: el nuevo bookazine coleccionable de Rolling Stone

Empieza con un silencio. Después de los preparativos, las pruebas, los ajustes, cuando fierros y personas están en posición, esos pocos segundos de tensa y expectante calma toman la sala y el control del estudio. La cinta, el software y el tiempo empiezan a correr. Todavía no hay sonidos, al menos no voluntarios ni muy perceptibles, pero algo ya se activó. Las agujas y los leds esperan en cero, quietos. Todo está por pasar, todo es pura posibilidad en el ambiente. Entonces algo ocurre, quizás después de que los palillos de la batería cuentan discretamente hasta tres. Las cosas comienzan a moverse.

Los vúmetros reaccionan a los primeros estímulos. Artistas y técnicos le dan forma a algo nuevo, algo que hasta acá no existía. Normalmente, entre ocho y doce o trece canciones, que podrían ser unas más entre cientos de miles. O bien podrían resultar fundamentales en la vida de los propios involucrados; o quizás sean cruciales para alguien que las escuche alguna vez, vaya a saber cuándo y en qué lugar del mundo. ¿Y si ese paquete de canciones, ese disco, tomara por sorpresa a todos y se convirtiera en una obra canónica, marcando un antes y un después en la historia de la música?

Lado B, el nuevo bookazine especial para coleccionar de Rolling Stone Argentina, ya está disponible en kioscos.

Esto último, claro, no es lo que ocurre con mayor frecuencia. Pero pasa. Lo hemos visto o, mejor, lo hemos escuchado y disfrutado; por supuesto, sin que nadie lo hubiera anticipado al presionar o cliquear rec. Porque la verdad es que las grabaciones de los discos que alguna vez llegan a ser calificados como “clásicos” no son esencialmente distintas de las grabaciones de cualquier otro disco. Hay historias en las que productores, técnicos u otros testigos accidentales aseguran que en momentos como el de las anteriores líneas de esta nota tuvieron la sensación o la certeza de estar participando de la gestación de una pieza superlativa. Pero eso no es lo más común: lo habitual es que nadie sepa cuál será el futuro de las canciones durante esos minutos de trabajo sin posible perspectiva. De hecho, son más los ejemplos opuestos, como esas leyendas urbanas de ejecutivos discográficos poco intuitivos o visionarios que cajonean demos con lo que después termina rompiendo récords de ventas globales o fundan escenas completas; combustible para el fuego de la mitología rockera.

Rolling Stone Argentina ha hecho una tradición de investigar a fondo las historias detrás de algunos de los títulos más importantes en la discografía del rock del país. Lado B, este bookazine especial para coleccionar, reúne las mejores notas con ese foco y con el objetivo de recrear la trastienda de esos discos. Desde obras indiscutidas (hoy, no siempre en su hora) como Artaud, de Pescado Rabioso, y La grasa de las capitales, de Serú Girán, hasta pequeñas maravillas como Segundo, al que Juana Molina considera su verdadero “primero”; rarezas como el inesperado desvío punk de Celeste Carballo junto a La Generación, e inevitables de los ochenta como Agujero interior (Virus), Y ahora qué pasa, eh? (Los Violadores) y La dicha en movimiento (Los Twist), junto con bombas de inspiración con el poderío de Clics modernos (Charly), Oktubre (Patricio Rey) y Bocanada (Gustavo Cerati).

Ya sean horneadas en nobles instalaciones como las de Panda o Ion, o bien en la intimidad del hogar modo home-studio, son todas muy buenas historias detrás de discos tan impactantes como profundamente diferentes. Sin embargo, los artículos tienen mucho en común: buscan capturar ese fulgor creativo; las misteriosas e irrepetibles circunstancias que derivan en aquel silencio previo al milagro. Recogen los testimonios de los protagonistas (autores e intérpretes, y también productores artísticos y ejecutivos, managers, ingenieros, diseñadores y fotógrafos, entre otros dedicados trabajadores en esta industria de lo imprevisible), a través de relatos corales que revelan tanto la previa como la backstage del estudio y las repercusiones y consecuencias posteriores.

Es muy poco usual que un artista sepa que está por plasmar uno de los discos más importantes de la historia. Probablemente Roger Waters haya ido por la gloria al encarar una ópera rock como The Wall. Nos consta que Brian Wilson apuntaba alto (acaso demasiado, para su salud mental) cuando trabajó obsesivamente en Pet Sounds. Y da toda la impresión de que Mike Oldfield, a pesar de sus 19 años, pensaba en grande, muy grande, cuando entró en The Manor, la no menos ampulosa mansión-estudio de Richard Brandson en Shipton-on-Cherwell. Pero difícilmente Charly García (no por nada, un nombre reiterado en estas crónicas), con toda su experiencia, arrojo y oído absoluto, percibiera allá por 1982 que esa yunta de personajes curiosos bajo el mote de Los Twist tenían entre manos la banda de sonido definitiva de los festejos por la vuelta de la democracia a la Argentina.

Se requiere que muchos astros, perillas y faders se alinien para obtener un futuro clásico. Y aun así no hay garantías. Por definición, en el arte no existen las fórmulas, las estrategias ni los prompteos infalibles. Lo vemos en las historias de este bookazine: todo es una rara conjunción de talento, inspiración, clima de época, visión, lectura de juego, aciertos, errores oportunos y circunstancias personalísimas más una cuota insoslayable de… suerte. La música del azar.

Desde que se publicó, en 2003, la famosa lista con Los mejores 500 discos de todos los tiempos es el contenido más leído y también debatido en la edición norteamericana de Rolling Stone. Ese tipo de rankings es siempre un ejercicio entretenido, pero también polémico. Sin embargo, esta abreviada nómina de albums argentinos no tiene ninguna pretensión de establecer un canon, en absoluto. Es simplemente una selección de discos relevantes y apreciados, que además de buena música contienen buenas historias por contar. Por supuesto que faltan otros, desde ya que hubiéramos necesitado bastantes más páginas para hacerle justicia al legado del rock nacional y seguramente un segundo volumen de Lado B salvará ese vacío. Pero en este caso la prioridad era ir verdaderamente al fondo de la cuestión, a los detalles, a los datos en apariencia menores que hicieron a los grandes resultados. El producto es una antología para leer mientras se reescuchan y se les descubren aristas desconocidas a esas canciones que capturaron el pulso de una época, desde el silencio hasta el acorde final.

Get started

If you want to get a free consultation without any obligations, fill in the form below and we'll get in touch with you.