“Lo predecible mata”: la visión de Plastilina Mosh

Desde sus inicios, Plastilina Mosh ha sido un proyecto inclasificable. Cuando el resto intentaba encajar en escenas o géneros, ellos preferían desarmarlos. Fusionaron rock con electrónica, hip-hop con música latina, inglés con español, ironía con sofisticación. Siempre un paso adelante, Alejandro Rosso y Jonás González no siguieron tendencias: las anticiparon, y así se convirtieron en una de las bandas más icónicas de la llamada “avanzada regia”. Lo suyo ha sido siempre divertirse, experimentar y complementarse, sin pensarlo demasiado pero siempre poniendo la música al centro.

Ahora, tras ocho años, regresan con una energía renovada y dos nuevos sencillos que reafirman su instinto de reinvención. Primero fue ‘Ilegal’, una colaboración poderosa con Al Jourgensen (líder de Ministry), que explora los márgenes más oscuros de su sonido. Luego llegó ‘Conquistador’, un tema que recupera la elegancia pop y el ritmo infeccioso que los volvió únicos. 

En conversación con ROLLING STONE en Español Rosso y Jonás reflexionan sobre su trayectoria, el espíritu experimental que los ha guiado desde el inicio y los aprendizajes que han acumulado tras casi tres décadas de complicidad musical. Hablan también de su admiración por Ministry, de cómo surgió la esperada colaboración con Jourgensen, de lo que realmente significó la llamada Avanzada Regia y del humor como columna vertebral del proyecto. Además, comparten su visión sobre el presente y futuro de Plastilina Mosh, la importancia de mantener vivo el escenario, y las claves —entre la intuición, la amistad y la libertad— que les han permitido ser un dúo longevo, irrepetible y siempre vigente.

Cortesía Plastilina Mosh

¿Cómo se sienten de volver con nuevas canciones después de ocho años? ¿Lo sienten como un regreso o nunca se fueron?

Jonás: Es cierto que nunca dijimos oficialmente que ya no íbamos a tocar.

Rosso: Tal vez es un regreso público, pero para nosotros es solo una ola más dentro del ritmo natural que siempre hemos tenido: oscilante, inconsciente.

Jonás: Sí. Completamos algunas tareas que nos propusimos, como grabar, componer, tocar. Y ahora se siente como haber terminado una misión y volver a las vacaciones.

Rosso: Además, se atravesó la pandemia, y eso hizo todo más lento y tardado. Fue una chamba.

El génesis de Plastilina Mosh era juntarse a hacer metal industrial…así como su nueva canción con Al Jourgensen…

Jonás: Sí, esa era una de muchas ideas, una de las curiosidades que teníamos. Yo traía eso en la cabeza cuando empecé a trabajar con Alejandro. Pero al hacerlo, descubrí el jazz, que no conocía mucho. De hecho, yo no tocaba guitarra si no tenía distorsión. Y ambos teníamos inquietudes por el hip hop.

Rosso: Lo que pasaba es que tratábamos de descubrir música nueva mutuamente. Hay que recordar que, en ese entonces, no había internet. Solo tenías lo que alguien te recomendaba o lo que encontrabas por casualidad. En cuanto al metal industrial, lo que más nos influía era su actitud: el uso de tecnología, el no necesitar muchos elementos. Esa visión nos envolvía. Pero, como dice Jonás, con el tiempo notamos que no éramos tan metaleros ni tan disciplinados. Así que empezamos a experimentar en otros lados y salía algo raro. Si nos gustaba, ahí nos quedábamos.

Jonás: Es como cuando vas a algún lugar y, en el camino, te topas un bar que no planeabas. Dices, “Me quedo un ratito”, y de repente ya estás hecho pedazos. Así nos pasó: teníamos una dirección, pero en el camino encontramos cosas más divertidas.

Rosso: Digamos que lo ejidal se interpuso.

Cortesía Plastilina Mosh

Pero ahora se acercan un poco a ese sonido en ‘Ilegal’. ¿Resurgió esa inquietud inicial que tenían con el metal industrial?

Jonás: No teníamos una idea clara de lo que queríamos hacer. Sabíamos que queríamos experimentar, que no éramos una banda con un formato convencional de rock. Pero sí teníamos artistas en común que admirábamos. Uno de ellos era Ministry.

Rosso: El sueño ya se había cumplido cuando conocimos a Al Jourgensen y nos invitó a cantar un coro en su casa para una canción de Ministry. Desde ahí, ya nos sentíamos realizados.

Jonás: Eso fue antes de grabar ‘Ilegal’. Fuimos a su casa, donde estaba trabajando en el disco Cover Up (2008), y terminamos grabando voces. En ese momento ya sentíamos que habíamos logrado algo grande.

Rosso: Y como el tipo casi no colabora con nadie, que nos abriera la puerta fue una gran señal. Tiempo después pensamos: “Igual y se anima a hacer una rola”.

Jonás: Porque sí, él no trabaja con cualquiera, es bien mamón.

Rosso: Pero ese día agarramos buena fiesta, se portó chido y dijo que sí. Fue una sorpresa.

Jonás: Cuando empezamos a grabar, lo primero que dijo fue: “Me caga cuando quieren hacer ‘Stigmata Part Two’. No quiero que esto suene a Ministry ni a ustedes”.

Rosso: Él definió el rumbo del track. No quería algo predecible ni de su estilo ni del nuestro.

Jonás: Ya en el estudio, él estaba prendidísimo, hasta se encueraba y lloraba. Para nosotros fue suficiente con verlo feliz. El resultado final es un híbrido extraño, como todo lo que hacemos.

La palabra ‘Ilegal’ es fuerte con el contexto actual. ¿La letra tiene una carga política o social?

Jonás: La escribimos en 2011, en medio del caos por la guerra contra el narco. Pero siento que siempre hemos estado rodeados de problemáticas. Desde que era niño escuchaba a mi abuela hablar de lo mal que estaban las cosas. Y desafortunadamente, es un tema que sigue vigente.

Rosso: La hicimos y no la sacamos en ese momento porque no sentíamos que fuera el indicado. Ahora surgió la oportunidad sin buscar aprovechar el contexto.

Jonás: En ese tiempo todavía se hacían discos completos, y nosotros no teníamos dónde incluirla. Pero ahora que no teníamos muchas canciones, decidimos sacarla y continuar componiendo.

Rosso: Nunca hubo mala onda entre nosotros, pero sí sentimos cierta presión de haber tenido éxito antes.

Jonás: A mí me pesaba eso. Me ponía a escribir y pensaba que tenía que superar lo anterior. Hasta que me di cuenta que Plastilina Mosh es simplemente lo que hagamos Alejandro y yo. Así que empezamos a juntar material sin prejuicios, y esta rola ya llevaba 15 años esperando salir.

La respuesta fue muy buena. Era casi una leyenda urbana esa colaboración con Jourgensen.

Rosso: Como ha pasado antes, la gente interpreta nuestras letras de formas muy profundas. Recuerdo que en “Mr. P-Mosh” canté “el verbo en carne y vida”, y nos llamaron satánicos. Lo mismo pasó con “Niño Bomba”.

Jonás: ‘Ilegal’ tampoco es literal. Me acuerdo que cuando la escribí, Al me decía: “Saca lo más podrido que tengas adentro”. Es una canción oscura que habla del nuevo orden mundial, más que de la situación específica de ese momento.

Rosso: Está más cerca de un mensaje tipo “Big Brother” que de un comentario social directo.

Jonás: Siempre me ha gustado que las letras suenen estéticamente poderosas, aunque no signifiquen algo concreto. Prefiero que evoquen ideas o sensaciones.

Y ‘Conquistador’ se acerca más a su sonido más clasico… 

Jonás: Es el lado más fino de Plastilina.

Rosso: Yo lo veo como el lado femenino, no porque tenga voz de mujer, sino por su oscilación. “Ilegal” es más masculina. Algunas mujeres me han dicho que no les gusta. Por eso ‘Conquistador’ es un buen balance.

Jonás: Y ahora falta la parte fiestera, que nos urge. Vienen un par de temas perrísimos que me emocionan mucho.

Ustedes siempre han mezclado géneros sin encasillarse. Hoy eso está muy de moda. ¿Se sienten adelantados a su época?

Jonás: No lo veo así. Lo nuestro fue más bien fortuito. En ese momento el rock tenía mucho peso, aunque yo nunca he pensado que toquemos rock. Cada quien tenía sus proyectos y Plastilina nació como un lugar para experimentar.

Rosso: El proyecto surgió desde la libertad, sin preocuparse por la opinión de los demás. No pensábamos publicarlo. Era un taller de composición. Luego, alguien se interesó y lo lanzó.

Jonás: Y justo eso, esa falta de prejuicio, fue lo que valió la pena. Si hubiéramos querido seguir una fórmula o un género, nos habríamos separado. Es más difícil mantenerse dentro de un solo estilo que estar cambiando.

Rosso: Después de años en bandas, ensayando y haciendo “lo correcto”, llegamos a la conclusión inconsciente de que eso no era lo nuestro. Solo queríamos expresarnos.

Jonás: Hay bandas como AC/DC que suenan siempre igual, y está bien. Son los mejores purificando su sonido.

Rosso: Pero en nuestro caso, lo importante es que no sea predecible. No queremos aburrirnos tocando siempre lo mismo. En vez de hacer diez “Mr. P-Mosh”, preferimos explorar.

Escuché en alguna entrevista que tomaban chelas y de ahí salían ideas…

Rosso: Hacíamos cassettes de demos y chupábamos en el carro.

Jonás: Ese humor es clave en la banda. Es nuestro hilo conductor, porque el sonido no lo es.

Rosso: Tenemos el mismo humor negro. Nos reímos de lo mismo, incluso de nosotros. Y salpicamos a todos.

Cortesía Plastilina Mosh

Siempre me ha intrigado la llamada “avanzada regia”. ¿Qué pasa en Monterrey que genera tantas bandas y artistas?

Jonás: En ese momento, Monterrey no ofrecía muchas oportunidades si querías hacer rock. Si eras músico de regional o norteño, sí. Pero para los jóvenes del rock no había futuro. Entonces, sabíamos que teníamos poco tiempo para hacer algo. Y en lugar de copiar lo que ya existía, decidimos hacer lo que nos gustaba.

Rosso: Tampoco venían muchas bandas grandes. Caifanes o La Maldita aparecían de vez en cuando.

Jonás: Así que optamos por aprovechar el tiempo y no seguir reglas.

Rosso: Nadie pensaba en grabar un disco. Cuando terminamos el primero y lo escuchamos, dijimos, “Oye, esto está bueno, quizá no le vaya tan mal”.

Jonás: Yo pensaba que no le iba a gustar a nadie, pero estaba feliz porque me gustaba a mí.

Rosso: Lo importante era haberlo hecho. No era fácil grabar entonces. No había computadoras. Cuando lo terminamos, nos fuimos a una peda en Los Ángeles, y de ahí salió ‘Mr. P-Mosh’, en 20 minutos.

Jonás: La disquera lo eligió como sencillo. Fue la última rola del disco, y se convirtió en el madrazo que fue.

Rosso: Ninguno de los de la llamada “avanzada regia” sabía que había una avanzada. Por eso no hay un sonido común.

Jonás: Y eso me encanta. Cada banda tenía su identidad.

En una lista de grandes discos del siglo XXI. ¿Cuál incluirían ustedes de Plastilina Mosh?

Jonás: Mi favorito es Hola Chicuelos. Es muy vasto.

Rosso: Es el disco donde trabajamos completamente solos. Sin disquera, sin productor. Tiene 18 canciones, y fue más libre.

Jonás: Y refleja nuestro sentido del humor. Cada canción aborda un género diferente. Es un disco raro, pero muy nuestro.

Rosso: Lo que me gusta es que puedes mezclar canciones de cualquier disco y no hay una línea cronológica clara.

Jonás: Y tiene joyas como ‘Comeback Bitch’ o ‘Going to Mars Bolton’.

Rosso: O los interludios raros. Si lo sacamos, es porque nos gustó. Y sí, los discos son retratos sonoros del momento en que los hicimos.

Jonás: Hay rolas como ‘Savage Sucker Boy’ que no habíamos tocado en más de 20 años. Ensayarla fue como viajar a nuestras mentes del pasado.

El 30 de junio el gran Aquamosh cumplió años. ¿Qué recuerdos les trae?

Rosso: Ese día vamos a volar al estudio donde lo grabamos para hacer una sesión especial. Luego contaremos más. Lo primero que pienso es la emoción de escuchar ese disco y decir: “¡Qué bonito está esto!”. Y nuestros hijos ya lo están descubriendo.

Jonás: Mi hijo me pidió un vinilo de ese álbum y ni yo lo tenía. 

¿Fuiste a una tienda a preguntar por tu propio disco? 

Jonás: Lo pedí por internet.

Con casi tres décadas trabajando juntos, ¿qué han aprendido sobre mantener una banda, sobre todo siendo un dúo?

Jonás: Que lo mejor es ser ligeros, sinvergüenzas en el buen sentido. Estar abiertos a probar, a equivocarse. El éxito se construye sobre una montaña de errores.

Rosso: Lo predecible mata, en todo, una canción, una película… Hay que procurar calidad técnica también. Eso hace que tus canciones suenen bien incluso muchos años después. Algunos discos que antes me gustaban, hoy suenan anticuados. Y con los nuestros, gracias a la gente con la que trabajamos, siguen sonando decentes. 

¿Cómo mantienen la parte del show en vivo interesante para ustedes y para el público?

Jonás: Imagínate tocar lo mismo por 27 años. Siempre procuramos tocar las que quiere el público, pero también las que queremos nosotros, y actualizar los arreglos y cosas por el estilo.

Rosso: Hay rolas que mantenemos igual por respeto a la reacción del público. ‘Mr. P-Mosh’, por ejemplo, suena mejor tal cual como en el disco.

Jonás: Y se nos olvida la hueva cuando vemos cómo lo gozan.

Rosso: También metemos algunas rolas raras que nadie espera.

Jonás: Hay canciones que tenemos que tocar, otras que no fueron sencillos pero la gente ama, y algunas que nosotros queremos tocar.

Rosso: En el Metropolitan el año pasado tocamos canciones que teníamos siglos sin tocar.

Jonás: Algunas nunca las habíamos tocado. Metimos un cuarteto de cuerdas para ‘Milton Pacheco’.

¿Algo que les emocione del futuro?

Jonás: Hacer canciones. Me emociona como hace 10 o 20 años sentarme con Alejandro y decir: “¡Qué buena rola!”. Siento que esta etapa tiene un gran potencial. También tenemos algunas canciones que vienen que son de fiesta, que las gente las pide.

Rosso: Lo más bonito es que la motivación viene de adentro. Si uno se emociona, hay posibilidades de que alguien más también lo haga. Tenemos ideas para un disco nuevo, sin importar si será un éxito. Cuando algo ha funcionado comercialmente, siempre ha sido una sorpresa. Pero la emoción interna, esa es la buena.

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