10 momentos que marcaron la política latinoamericana en 2025

  1. Conflicto Petro-Trump

Sin duda, uno de los episodios que marcó el panorama político latinoamericano fue la creciente tensión entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, centrada en disputas sobre política migratoria, lucha contra el narcotráfico y soberanía nacional.

Las fricciones comenzaron cuando Petro, poco después de asumir, desafió a Washington al no permitir el aterrizaje de vuelos de deportados en aviones militares, lo que llevó a Trump a amenazar con aranceles y sanciones económicas contra Colombia y a etiquetar al país como poco cooperante en la lucha antidrogas.

La relación siguió deteriorándose durante 2025, con Trump acusando reiteradamente a Petro de ser un “líder del narcotráfico”, retirando cooperación antidrogas, suspendiendo ayudas financieras y añadiendolo a la Lista Clinton, lo que afectó el vínculo bilateral. 

En respuesta, Petro denunció que las acciones estadounidenses, incluidos ataques militares a embarcaciones presuntamente vinculadas al tráfico de drogas, son ilegales e ineficaces; incluso llegó a suspender la cooperación en inteligencia con EE. UU. y ha defendido su política antidrogas como legítima.

En sus declaraciones más recientes, Petro se vio obligado a reconocer finalmente a Nicolás Maduro como un dictador, pero se negó a catalogarlo como un líder narcotraficante, como ya lo declaró el gobierno de Trump. Además, Trump advirtió que Colombia podría ser “el siguiente” país en la mira de su estrategia regional tras Venezuela si no modifica su postura, lo que, de cara a las elecciones presidenciales de 2026 en Colombia, podría interpretarse como un intento de injerencia de Estados Unidos en un país suramericano, algo que, a la luz de los antecedentes históricos, no resulta novedoso.

  1. Tensión entre Estados Unidos y Venezuela

Si de por sí la relación entre Venezuela y Estados Unidos ya era tensa, marcada por profundas diferencias ideológicas entre ambos gobiernos y por las reiteradas acusaciones hacia el régimen de Nicolás Maduro por mantener vínculos con organizaciones criminales como el Cartel de los Soles, en 2025 el conflicto se agudizó. A estas sospechas, que incluyen señalamientos sobre la relación del gobierno venezolano con el narcotráfico, se sumaron acciones cada vez más agresivas de la administración de Donald Trump, orientadas a debilitar políticamente al régimen.

A principios de año, Trump impuso sanciones económicas y arancelarias destinadas a presionar la economía petrolera venezolana, su fuente principal de ingresos, y limitó operaciones de empresas petroleras extranjeras en el país. Estas medidas se enmarcaron en una estrategia más amplia de presión política y económica contra Caracas.

A las sanciones y acusaciones se sumaron ataques marítimos ejecutados por las Fuerzas Armadas estadounidenses contra embarcaciones que, según Washington, estarían involucradas en el tráfico de drogas. Hasta el momento de la redacción de esta nota, se registran 26 operativos, 27 embarcaciones hundidas y 98 presuntos narcotraficantes muertos.

A medida que avanzaba el año, la tensión escaló con mayor fuerza hasta diciembre, cuando Trump ordenó un bloqueo naval total de todos los petroleros sancionados que ingresan o salen de Venezuela, designó al régimen de Maduro como una “organización terrorista extranjera” y desplegó una flota militar en el Caribe, generando tensiones diplomáticas y militares sin precedentes. Venezuela dijo en respuesta al anuncio del bloqueo que rechazaba la “grotesca amenaza” de Trump.

Como respuesta a la ofensiva de Washington, el gobierno de Nicolás Maduro ordenó a la Armada venezolana escoltar buques petroleros que parten desde el oriente del país hacia alta mar, una decisión revelada por The New York Times. Además, Maduro solicitó respaldo político, militar y diplomático al gobierno colombiano ante lo que calificó como una posible amenaza de intervención estadounidense.

  1. El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro inicia su condena a 27 años de cárcel por golpista

Jair Bolsonaro, militar retirado y líder del Partido Liberal (PL), fue presidente de Brasil desde 2019 hasta 2022, desarrollando una gestión marcada por políticas conservadoras, retórica populista y estrecha afinidad con líderes de derecha en la región. Durante su mandato promovió reformas económicas neoliberales, redujo regulaciones ambientales, se alineó con el gobierno de Donald Trump y generó polarización social por sus posturas frente a la pandemia y los derechos civiles. 

Tras perder la reelección ante Lula da Silva en octubre de 2022, Bolsonaro se negó inicialmente a aceptar el resultado y desencadenó tensiones políticas sin precedentes en el país.

En 2025, la Fiscalía General de Brasil imputó formalmente a Bolsonaro por intentar organizar un golpe de Estado para impedir la transferencia de poder tras su derrota, acusándolo de liderar una conspiración que buscaba anular las elecciones y mantenerlo en el poder.

Investigaciones judiciales señalaron que Bolsonaro discutió con militares y aliados la posibilidad de declarar estado de sitio, lo que culminó con el asalto de miles de sus seguidores al Congreso, la Corte Suprema y el Palacio Presidencial el 8 de enero de 2023, lo que recordó a muchos la insurrección del Capitolio en Estados Unidos.

El caso fue llevado ante el Supremo Tribunal Federal (STF), que en septiembre de 2025 condenó a Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por conspiración para golpe de Estado, pertenencia a organización criminal armada, intento de abolir por la fuerza el Estado democrático de derecho y otros cargos relacionados con los hechos violentos, convirtiéndose en el primer expresidente brasileño en ser sentenciado por tales delitos. 

La condena, dictada en un proceso histórico, también incluyó penas significativas para varios colaboradores cercanos que participaron en la trama. A partir de entonces, Bolsonaro comenzó a cumplir su sentencia, lo que lo inhabilita legalmente para competir en las elecciones presidenciales de 2026 bajo la legislación brasileña actual.

Pero las noticias para Bolsonaro y sus colaboradores no son del todo malas ya que, el pasado 17 de diciembre, el Congreso de Brasil aprobó un polémico proyecto de ley que buscaba reducir sus condena de 27 años de cárcel a una de aproximadamente dos si se sanciona definitivamente. La iniciativa fue aprobada en ambas cámaras y ahora debe ser firmada o vetada por el presidente Lula da Silva, quien ya ha señalado que podría rechazarla, aunque el Congreso intentará anular ese veto. 

Pese a esto, el entorno político que representa el expresidente no ha desaparecido, e incluso su hijo, Flávio Bolsonaro, ha sido presentado como posible candidato para 2026, intentando capitalizar el apoyo que todavía se conserva en sectores de la derecha.

  1. Crisis presidencial en Perú

En 2025, Perú vivió una profunda crisis política que terminó con la destitución de la presidenta Dina Boluarte. Su gobierno estuvo marcado por una grave crisis de seguridad, olas de violencia y una enorme impopularidad, con índices de aprobación cercanos entre el 2% y el 4% ante el repudio generalizado por su gestión frente al crimen y la inseguridad.

El 10 de octubre de 2025, tras intensas protestas ciudadanas y presión política, el Congreso peruano votó de manera unánime para remover a Boluarte por “incapacidad moral permanente”, desencadenando uno de los procesos de vacancia más rápidos de los últimos años.

Tras su salida, José Jerí, presidente del Congreso, asumió como jefe de Estado interino en medio de un país profundamente dividido. Su mandato de transición se ha caracterizado por intentos de confrontar directamente la inseguridad, incluidos operativos en prisiones contra pandillas, y por decretar estado de emergencia en Lima y Callao, donde la criminalidad y las protestas continuaron desafiando al nuevo gobierno.

  1. La generación Z se toma las calles en México

La tensión social en México se ha intensificado en 2025 en medio de un creciente descontento por la inseguridad, la violencia ligada al crimen organizado y la percepción de falta de respuesta efectiva del gobierno de Claudia Sheinbaum. 

Aunque el país ha implementado estrategias como el Plan Michoacán y reformas legales contra delitos como la extorsión, muchos ciudadanos sienten que los índices de violencia, desapariciones y criminalidad siguen siendo una prioridad no resuelta, alimentando la frustración entre distintos grupos sociales.  

Ese malestar se materializó a mediados de noviembre en movilizaciones masivas convocadas principalmente por grupos juveniles de la “Generación Z”, aunque también sumó a personas de otras edades preocupadas por la situación del país. 

Las protestas combinaron demandas de justicia, seguridad y la revocación del mandato de Sheinbaum, así como críticas al manejo gubernamental tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo, un símbolo de la lucha contra el crimen. En algunos casos, las marchas incluyeron confrontaciones con la policía, lo que generó alrededor de 120 heridos, 100 de ellos policías, solo en la Ciudad de México, y detenciones en varias ciudades.

La presencia de símbolos como banderas inspiradas en el anime One Piece, adoptadas por sectores de la juventud como emblema de rebeldía, y la participación de opositores políticos reflejan la complejidad del fenómeno, donde las preocupaciones por la inseguridad entre otros problemas se mezclan con un rechazo más amplio a la gestión estatal. 

  1. José Antonio Kast se impone con una gran diferencia en las elecciones presidenciales en Chile

Chile giró a la derecha tras la victoria presidencial de José Antonio Kast, el polémico líder del Partido Republicano, quien se impuso con amplia ventaja en la segunda vuelta frente a la candidata oficialista Jeannette Jara, respaldada por el Partido Comunista y el bloque progresista del presidente Gabriel Boric. El resultado marcó el fin del intento de continuidad del proyecto de izquierda iniciado en 2022 y evidenció un cambio de ánimo en el electorado.

La campaña estuvo dominada por los temas de seguridad, control migratorio y orden público. Aunque Kast logró imponerse sin moderar su discurso entre vueltas, optó por esconder algunas de sus posturas más polémicas, especialmente las relacionadas con la dictadura militar de Pinochet y los derechos reproductivos. Además, consiguió ampliar su base electoral gracias al respaldo de sectores más moderados de la derecha tras la primera ronda. Analistas citados por distintos medios coinciden en que el candidato republicano supo capitalizar el malestar social y el desgaste del gobierno de Boric, mientras el oficialismo tuvo dificultades para reconectar con los sectores populares y la clase media.

El triunfo de Kast, tras dos derrotas presidenciales previas, representa no solo un cambio de gobierno, sino una señal del debilitamiento de los proyectos progresistas no solo de Chile, también de toda latinoamérica, marcando otro paso más en el avance de una derecha que logró articular el descontento ciudadano alrededor de la promesa de orden y seguridad.

  1. Maria Corina Machado nobel de la paz

El año pasado todos fuimos testigos de cómo Nicolas Maduro, mediante una de las elecciones más irregulares que se recuerden en el continente, ganó la presidencia de Venezuela por otro sextenio, encadenando su tercer mandato y superando al elegido por la oposición, Edmundo González, quien asumió como candidato luego de la inhabilitación que sufrió la líder opositora Maria Corina Machado. 

En 2025, Machado fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 por su prolongada lucha en favor de la democracia y los derechos humanos, reconocimiento que el Comité Noruego valoró como un ejemplo de valentía civil en América Latina ante el creciente autoritarismo del régimen de Maduro.

Machado, que pasó gran parte del último año viviendo en la clandestinidad bajo amenazas de detención y con prohibición de salir del país, emprendió una peligrosa huida y aunque no pudo llegar a tiempo a la ceremonia oficial en Oslo, su hija, Ana Corina Sosa Machado, recogió el premio en su nombre y destacó la dedicación de su madre al pueblo venezolano en su discurso.

La ceremonia contó además con actos significativos, como la presentación del cantante venezolano Danny Ocean, quien interpretó versiones sobrias de ‘Alma Llanera’ y ‘Venezuela’, símbolos musicales de Venezuela, en homenaje a Machado y a la lucha por la libertad en su país. La pianista Gabriela Montero también participó con interpretaciones que reforzaron el tono simbólico del evento, destacando la conexión entre arte, identidad nacional y resistencia democrática.

El reconocimiento a Machado ha generado atención internacional, así como debates y reacciones políticas, tanto en favor y en contra del reconocimiento, en todas partes del mundo, reflejando las tensiones actuales sobre la defensa de la democracia, los derechos ciudadanos y el papel de la oposición frente a regímenes autoritarios. 

  1. Cambio de rumbo político en Bolivia

En octubre de 2025 Bolivia celebró unas elecciones presidenciales que marcaron un punto de inflexión histórico al poner fin a casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido fundado por el hoy investigado por presunta trata de menores y abuso sexual agravado, Evo Morales, que había gobernado desde 2006 hasta 2019. 

En la primera vuelta, celebrada en agosto, ninguno de los candidatos logró una mayoría clara, llevando a una segunda vuelta el 19 de octubre entre el senador centrista Rodrigo Paz Pereira y el exmandatario conservador Jorge “Tuto” Quiroga. 

Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, ganó la segunda vuelta con aproximadamente 54,5 % de los votos frente al 45,4 % de Quiroga, consolidando un giro hacia la centro-derecha en la política boliviana. La votación fue observada por misiones internacionales, incluida la Unión Europea, que destacó la organización y la participación ciudadana como muestra de madurez democrática.

Paz llegó a la presidencia con un perfil que combinó experiencia política y distancia del establishment. Aunque acumula más de veinte años en cargos públicos, ejerciendo como diputado, alcalde de Tarija y senador, logró presentarse como una figura de renovación en un contexto de fuerte desgaste de las élites tradicionales. Su campaña se articuló alrededor de la promesa de un “capitalismo para todos”, con énfasis en la reducción de impuestos, el acceso al crédito, subsidios diferenciados a los combustibles y una mayor descentralización del gasto público.

La elección de Paz no solo pone fin a un ciclo político dominado por la izquierda, sino que además abre la puerta a reformas económicas de corte más liberal y a un posible replanteamiento de las relaciones internacionales de Bolivia, cambiando la orientación del país tras años de alianzas con gobiernos afines a la izquierda en la región. 

  1. Milei gana de nuevo, esta vez en las legislativas

El 2025 fue un año lleno de altas y bajas para el gobierno libertario de Javier Milei. En las primarias de agosto de 2025 (PASO), su partido, La Libertad Avanza (LLA), no logró superar al peronismo en la estratégica provincia de Buenos Aires, un revés que puso en duda su fortaleza electoral de cara a las generales.

Sin embargo, en las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025, LLA protagonizó una remontada significativa: obtuvo cerca del 40 % de los votos a nivel nacional, superando ampliamente al peronismo tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado y consolidándose como la primera minoría legislativa.

El resultado, inesperado para muchos analistas, fue influido en parte por el apoyo internacional, particularmente de Estados Unidos y el presidente Donald Trump, quien condicionó un paquete de ayuda financiera si el electorado no respaldaba la agenda de Milei.

Esta victoria legislativa otorga a Milei un mayor espacio para impulsar sus reformas económicas y políticas, aunque aún necesitará negociar alianzas dentro de un Congreso fragmentado para aprobar cambios profundos en áreas como impuestos, mercado laboral y gasto público.

Chip Somodevilla
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  1. Noboa gana de nuevo en Ecuador

El presidente Daniel Noboa fue reelegido en Ecuador en abril de 2025 para un mandato completo hasta 2029, tras imponerse en la segunda vuelta con alrededor del 55–56 % de los votos frente a la candidata de izquierda, Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana

El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó oficialmente su victoria luego de un proceso con alta participación ciudadana y el respaldo de observadores internacionales que consideraron los comicios ordenados y confiables. La elección se produjo en un contexto de alta polarización tras una primera vuelta muy ajustada entre Noboa y González, y bajo un estado de emergencia decretado para enfrentar la creciente violencia ligada al narcotráfico.

Noboa, líder del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), ha centrado su gobierno en políticas de seguridad y combate al crimen organizado, una agenda que resonó con un electorado preocupado por la inseguridad.

Aunque la oposición denunció irregularidades y campañas de desinformación, el resultado fue reconocido por varios países y organismos internacionales, y Noboa recibió felicitaciones de líderes regionales, incluidos los presidentes de Brasil, Chile y Uruguay, así como señales diplomáticas de apoyo de la Unión Europea.

En su nuevo mandato, Noboa ha anunciado que priorizará reformas, incluida la posible convocatoria de una Asamblea Constituyente, en un esfuerzo por reconfigurar la Carta Magna y continuar con su enfoque en seguridad, economía y fortalecimiento institucional.

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